Desde el mes de octubre de 2004, cuando se iniciaba en Francia el debate sobre el Tratado Constitucional Europeo (TCE), la radio pública francesa de información, France-Info, inició un espacio semanal titulado Europe-Europa para la presentación de los diez nuevos países que se incorporaban a la Unión Europea, confiado al periodista italiano Ruggero De Pas, con un espacio también en France-Inter y presidente de honor de la Asociación de Prensa Extranjera en París. La crónica de De Pas difundida el 30 de agosto de 2006 a las 20:50 (lamentablemente no audible en el sitio de la emisora), trataba sobre Estonia (extrañamente el sitio de la emisora anuncia otro tema).

De Pas alababa en su espacio del dinamismo económico de Estonia, especialmente de su régimen fiscal y sus tasas impositivas especialmente bajas, lo que regularmente suscita su admiración. Así, en una crónica anterior difundida el 22 de febrero de 2006, De Pas había señalado como modelo la tasa impositiva no progresiva de los impuestos sobre la renta y el 15 de marzo de 2006 alabó los formidables avances de Estonia en materia informática e incluso de democracia por Internet, toda vez que cada ciudadano según él podía expresarse mediante la herramienta informática. La crónica del 30 de agosto era un condensado de estas dos ideas acompañado de aplausos sobre el sistema educativo estonio, su apertura hacia Occidente y la adopción del TCE por vía parlamentaria. El cronista aprovechaba para burlarse discretamente de los electores franceses y holandeses que tuvieron el mal gusto de votar «mal» durante los referendos del TCE. En conclusión, De Pas se alegraba de que, a partir de ahora, la segunda lengua enseñada a los jóvenes estonios no fuera ya el ruso sino el inglés, signo evidente de la perfecta integración de Estonia.

Como tampoco en las anteriores, en esta crónica hagiográfica De Pas no señaló que Estonia, lejos de ser el país ideal que describía, era un país cuya presidenta, la muy atlantista Vaira Vike-Freiberga, rehabilita el nazismo. Dedicamos un artículo al tema en marzo de 2005, pero la prensa dominante occidental lo trata muy poco, prefiriendo presentar los países de Europa Oriental bajo la óptica magnificada de democracias en marcha que desean alejarse del «peligroso» vecino ruso. Incluso las protestas oficiales, el 26 de agosto de 2006, de François Roelants du Vivier, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa del Senado Belga, tras levantarse en la ciudad estonia de Sinima monumentos a la memoria de los voluntarios belgas y holandeses de la Waffen Sur-Sur no tuvieron eco. Fiel a la línea fijada por la cadena informativa, los países de Europa Oriental son sistemáticamente presentados desde una óptica favorable, sobre todo si su política económica se dirige en el sentido del descomprometimiento del Estado, punto de vista apoyado por la totalidad de los comentaristas económicos de esta cadena radial pública.