El presidente García manifestó públicamente que el Perú iniciaba las conversaciones/negociaciones con China para la suscripción de un TLC y que el gobierno de dicho país había dado luz verde para el inicio de las mismas. No nos cabe sino felicitarnos por tan importante paso. En esta columna desde su inicio hemos venido insistiendo en dicho tema como uno altamente prioritario para nuestros intereses económico comerciales. Definitivamente, si podemos alcanzar el 2008 con un TLC con la China y antes de la reunión cumbre de la APEC en Lima, en el mismo año, será un éxito innegable de la administración del actual gobierno. Dicho mercado en la actualidad es uno de los más grandes a nivel mundial y será, no cabe duda el más grande en un futuro muy cercano. Por ello el Perú se debe preparar profesional y científicamente para esta negociación. Es decir, debido a la premura de tiempo, debe establecerse de inmediato un nivel coordinador que agrupe a todas las partes productivas de la nación en capacidad actual y a futuro de exportar, así como las que puedan presentar proyectos para inversiones o cooinversiones con China. Establecerse un mapa real de nuestras posibilidades inmediatas en cuanto a que productos podemos ofertar de manera competitiva para dicho mercado (catastro de ofertas) considerándose en el mismo las ventajas comparativas en cuanto a calidad, volumen, precio y disponibilidad en el tiempo. Además, también se tiene que confeccionar un listado de que productos que en el futuro estaremos en capacidad de ofertar. Teniendo en cuenta en el mismo y especialmente, a la Sierra Exportadora, pues el mercado chino abre una inmensidad de posibilidades para el desarrollo vertiginoso de dicho proyecto. Esta oportunidad no se debe tomar ligeramente. Consideramos que es una posibilidad inmensa para nuestro desarrollo. Por ejemplo, si se logra incluir que el Perú sea país de destino turístico a millones de ciudadanos chinos, definitivamente nuestra capacidad turística en la actualidad y tal como se encuentra colapsaría, para ello debemos ofertar la participación de capitales chinos y otros en el desarrollo de la infraestructura requerida y preparar el país a recibir ese volumen de turistas. Si ofrecemos posibilidades de participación al capital definitivamente habremos ganado increíble apoyo interno en China para que se suscriba dicha posibilidad. Un ejemplo de ello lo tenemos en Tailandia donde el capital chino conjuntamente con el nacional tailandés se unieron y en la actualidad ese país recibe 20 millones de turistas chinos al año con una infraestructura adecuada y eficiente, no solo en cuanto a hotelería sino también a las de comunicación aérea, terrestre y acuática.