Según diccionarios militares, la diferencia entre la guerra y la paz consiste en el empleo masivo de las armas.

Sin embargo, la situación actual y las tendencias en el surgimiento de los conflictos militares muestran que es una definición ya obsoleta. El objetivo de la guerra del futuro no será tomar por fuerza el territorio del enemigo, sino asestarle golpes precisos en los puntos más débiles. Así nadie viola fronteras internacionales. Además, pronto quedará en el pasado el empleo masivo de tropas terrestres y vehículos blindados. También va reduciéndose el papel de la aviación estratégica. En principio, el énfasis en el concepto de "armas estratégicas" se desplaza de la clásica tríada nuclear a las armas no nucleares de alta precisión con las que se puede atacar por tierra, mar o aire.

Ello supone, a su vez, la existencia de un gran número de satélites de reconocimiento, alerta temprana, pronosticación y designación de objetivos. Pero los sistemas satelitales también necesitan de protección y defensa, y ese factor predetermina la aparición del armamento espacial.

En los artículos que serán ofrecidos a continuación se enfocan el desarrollo de sistemas orbitales militares, la modernización de armamentos estratégicos y la creación de armamento nuevo en principio.

Qué es un arma espacial

El arma espacial se puede definirlo como sistemas de armamento y medios auxiliares espaciales de diferente tipo, principio de acción y destino desarrollados para su despliegue y aprovechamiento en el espacio. Pero en este caso se necesita clasificar ese armamento en elementos ofensivos y pasivos. Entre los últimos figuran los satélites de reconocimiento, comunicaciones, designación de objetivos, etc., que se aprovechan desde hace tiempo por muchos países.

Por cierto, el mayor peligro representan los medios ofensivos aprovechados en interés de los sistemas de defensa antiaérea, lucha radioelectrónica, bombardeo orbital con misiles nucleares o no nucleares y el arma antisatélite.

Los principales tipos de armamento ofensivo espacial se podría clasificarlos de la siguiente manera:

1. Misiles balísticos intercontinentales cuyas cabezas se colocan en la llamada "órbita de espera". En caso de producirse una situación de crisis, entran en juego los dispositivos encargados de apuntar las cabezas de combate. A modo de ejemplo cabe citar el misil estadounidense MX creado en los tiempos de la máxima tensión entre la URSS y EEUU a principios de los años ochenta.

2. Misiles antisatélite lanzables desde tierra, aire o espacio.

3. Armas de energía dirigida, como los láseres químicos o de rayos X, entre otros.

4. Armamento electrónico: generadores de impulsos de ondas de radio de alta potencia para la lucha radioelectrónica, así como proyectiles de carga hueca y misiles de impulsos con compresión del plasma.

El desplegar las armas en el espacio permite establecer un control casi total de la superficie terrestre, y de ahí que la aparición en el espacio de bases militares habitables sólo es cuestión de tiempo.

El belicoso «Skif»

Pero hasta que aparezcan esas bases falta un largo trecho. Mientras, ya desde hace tiempo se están desarrollando sistemas automáticos dotados con armas que aprovechan nuevos principios físicos. Se conoce el caso cuando fue puesto en órbita un sistema de combate "de verdad" -y no una maqueta- capaz de batir ingenios espaciales empleando misiles y armamento láser.

Después que a finales de los 50 aflorara la rivalidad militar entre la URSS y EEUU en el espacio, se establecieron dos vertientes clave de acción: la defensa antimisiles y la lucha contra los aparatos espaciales del enemigo potencial.

En EEUU, las dos vertientes habían estado desarrollándose con éxito variable y sin contradicciones visibles. Pero no fue así en la Unión Soviética, donde todo había ocurrido en las mejores tradiciones de la lucha intestina de clanes.

(Continuará)

Fuente
RIA Novosti (Rusia)