Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González y René González -internacionalmente conocidos como Los Cinco—, fueron arbitrariamente condenados a penas de cárcel entre 15 años y dos cadenas perpetuas por informar a Cuba sobre planes terroristas fraguados en el sur de la Florida por grupos contrarrevolucionarios.

El 12 de septiembre los patriotas cubanos cumplirán nueve años en presidio, donde han sufrido humillaciones y torturas físicas y psicológicas, amén del ensañamiento de la administración de George W. Bush, que ha acudido a todo tipo de artimaña leguleya para dilatar su excarcelación, a pesar de que expertos juristas internacionales han calificado la sentencia como ilegal e injusta.

Hasta ahora, el largo período de encarcelamiento, apelaciones y réplicas ha discurrido en un ámbito de silencio mediático en la gran prensa, aunque en los últimos tiempos ese muro comienza a resquebrajarse.

La reciente publicación de un extenso artículo en el diario The New York Times, así como entrevistas radiales realizadas por poderosas emisoras británicas, reproducidas en medios alternativos de Internet, se han sumado a lo que parece un despertar del interés periodístico internacional por los Cinco Héroes cubanos.

En ese contexto destaca el aumento de la solidaridad en el seno de los propios Estados Unidos y en otros países, que se aprestan a realizar demostraciones en apoyo al reclamo de justicia verdadera en torno a la sesión apelativa del 20 de agosto.

Luchadores sociales, politólogos, periodistas honestos, juristas competentes, familiares, cubanos de toda la Isla, y en general personas que reconocen la noble misión antiterrorista que desarrollaban Los Cinco, saben bien que el proceso a que han sido sometidos es político más que jurídico.

Se demuestra cuando la Fiscalía federal, a nombre del Gobierno estadounidense, vulneró una y otra vez elementales normas procesales y hasta constitucionales, actuó con crueldad en el juicio primario de Miami, y procuró luego eternizar los procesos apelativos mediante triquiñuelas.

El ensañamiento contra los cubanos es clara expresión de la impotencia de un gobierno norteamericano que representa la ideología y los intereses del sector fundamentalista de derecha, que no se resigna a admitir que Cuba subsista independiente y soberana frente a sus designios hegemónicos.

Si la prensa internacional escucha y monitorea la realidad el día 20, podrá constatar que la defensa aportará pruebas con apego a la ley vigente en EE.UU. para argumentar sobre 24 causales o motivos de inconformidad con las sentencias dictadas, en especial las que falsamente fueron esgrimidas para adjudicar cadenas perpetuas y otras desmedidas condenas.

¿Podrá el gobierno de W. Bush hacer prevalecer la injusticia?

El 20 de agosto la acción mancomunada de las personas de buena voluntad en Estados Unidos y otras partes del mundo podrían influir mucho en marcar la diferencia entre la razón y la ignominia.

Agencia Cubana de Noticias