Nos hacemos una pregunta importante ¿es cierto que nuestro país ha entrado a paso firme hacia una internacionalización? Ahora con la globalización se esta dando una carrera meteórica de algunos países que quieren ser parte de la internacionalización y lograr ser incorporados al primer mundo durante el transcurso de la presente década, tenemos como ejemplo a Finlandia, Irlanda y Nueva Zelanda. Esto evidentemente no se da de la noche a la mañana ni es tampoco el resultado de una política económica de mayores exportaciones y captación de inversiones. Forman parte, sí, pero no son el real motor. La energía proviene principalmente de las profundas reformas que están realizando principalmente en el Estado y en segundo lugar en base al cambio total del sistema educativo y de su actitud como ciudadanos. En segundo plano y muy de cerca los viene siguiendo nuestro vecino sureño, Chile. Han comprendido que sin estos dos elementos que significan, por un lado que el Estado se adecue a una modernidad y cambio de sus hábitos perniciosos, y por el otro preparar a su población con una educación acorde a los requerimientos de la modernidad no se puede lograr nada. De ahí nos preguntamos ¿el Perú realmente esta afrontando estos dos grandes temas en su real dimensión? Consideramos que lamentablemente no se esta produciendo. Es cierto que estamos avanzando económicamente y por lo tanto registramos un incremento en nuestras operaciones económico comerciales. Que hemos logrado alcanzar niveles que antes no podíamos soñar con ellos, pero lamentablemente no estamos haciendo lo que se debe para realizar los cambios necesarios en nuestro Estado y en el sistema educativo. Estos cambios implican muchas cosas que nos permitan no solamente adecuarnos a la globalización y modernidad sino lograr un cambio de actitud de parte del ciudadano. Este debe ser conciente del reto que todo ello significa. Debe desarrollarse una conciencia cívica muy firme en donde estén claramente definidos los grandes objetivos nacionales que deseamos alcanzar como nación y cual es el papel que le toca a cada ciudadano en este reto. Si esto no se define claramente el famoso “perro del hortelano” del que habla el presidente García seguirá siendo una realidad perniciosa en nuestro desarrollo. De ahí la importancia de generar una política nacional para promover el cambio de la actitud ciudadana. Quisiéramos mencionar algunos ejemplos aún frescos a este respecto. Cómo es posible que un grupo de trabajadores portuarios hayan podido ocasionar tremendo daño a la economía nacional y el Estado se encontró inmovilizado para resolverlo. Cómo es posible que los empresarios que exportan no contraten con empresas formales para evitar estos problemas ¿para ahorrarse unas cuantas monedas? Cómo es posible que la Municipalidad de Lima siga manteniendo el contrato con una empresa monopólica para las revisiones técnicas en contra de los ciudadanos. Cómo es posible que el Estado no tenga la capacidad de gasto de lo que tiene presupuestado. Y así podríamos seguir. Esto implica que hay que tener un cambio de actitud.