Para quienes desconocen que lo fundamental para conseguir la revolución es mantener el apoyo del pueblo organizado y piensan que solo se realiza con el liderazgo de un individuo o un buró, cayeron por sorpresa las palabras del Jefe de Estado, Rafael Correa: la conformación de los CDRC. Tanto así, que puso en aprietos a todos sus funcionarios de Gobierno que no supieron contestar las preguntas de los periodistas, como ocurrió con el vicepresidente de la República, Lenin Moreno, quien afirmó que “conocía del proyecto pero... pero que con toda certeza se concretará en la próxima reunión de Gabinete”. Claro está, que las palabras del Primer Mandatario fueron aprovechadas por los medios de información, quienes empezaron a comparar los posibles CDRC con los organizados en Cuba y posteriormente los ejecutados en Venezuela. Resurgió el anticomunismo por parte de varios sectores de poder e incluso de funcionarios del mismo Gobierno, quienes negaron que estos comités se parecerán a los de Cuba y aseguraron que tendrán sus propias estrategias de organización. Claro ejemplo de aquello se demostró con las declaraciones de la secretaria de Pueblos, Movimientos Sociales y Participación Ciudadana, Doris Solís, cuando indicó que “los Comités de Defensa Populares de la Revolución Ciudadana son participativos, no representan comités violentos ni fuerzas de choque. Es un modelo de organización conformado con apoyo barrial y familiar”. Declaraciones que no generan confianza, puesto que cuando se revisa las fuerzas de choque que utilizaron los Gobiernos de Venezuela y Bolivia contra la oligarquía que actuó con mayor fuerza en Caracas y Santa Cruz, respectivamente, para desestabilizar los procesos de cambio, se encuentra la inevitabilidad de la violencia. ¿El Gobierno está preparado para organizar a sus supuestas bases?

Muchos analistas coinciden en que para conseguir un verdadero proceso revolucionario es fundamental el trabajo ideológico en las bases, que en la práctica lo defiendan ante posibles arremetidas armadas del imperialismo y la ayuda de la oligarquía local con los ya conocidos golpes de Estado. Así lo afirma el analista político Renán Proaño, cuando afirma que las limitaciones de País tienen que ver con los alcances de la propuesta “revolucionaria” que lo inspira; sin embargo, la fortaleza en la conformación de los CDRC radicaría en la capacidad de respuesta que estos tengan incluso frente al régimen, en términos de organización y combate. “Pensemos también, que la direccionalidad que podría darse a estas organizaciones termine por cambiar de manera drástica el tablero político en dos sentidos: uno, si sus esfuerzos apuntan contra luchadores populares y sus organizaciones sociales, en claro retroceso; y otro, constituyéndose en el dínamo hacia la radicalización de PAIS”. Si este fuera el caso pensaríamos que el primer punto es hasta el momento lo que ha inspirado a este Gobierno de la revolución ciudadana cuando se intenta aprobar leyes contra los trabajadores, estudiantes, maestros e indígenas, principales organizaciones golpeadas por el Socialismo del Siglo XXI, teoría apresurada que hasta el momento nadie la entiende. Proaño añade que el criterio de unidad entre el pueblo y sus fuerzas, debe permitir que el desenvolvimiento en este andarivel sea matizado por un debate amplio, con miras a una propuesta verdaderamente revolucionaria en la que el pueblo organizado en aquellas u otras formas, tenga la posibilidad de hacerse del poder. Pero quién podría hacerse del poder si en las primeras supuestas conformaciones de los CDRC de País, en Guayaquil, han apuntado, como primer objetivo, a exigir obras de infraestructura para los barrios. Muestra de ello sería que de no llegar lo pedido pondrían en jaque al mismo Gobierno, lo que sumado a varias inconformidades de muchos sectores populares, terminaría siendo peor el remedio que la enfermedad.

Al respecto el Director Nacional del Movimiento Popular Democrático (MPD), Luis Villacís, asegura que los comités CDRC no deben ser encargados únicamente a la defensa del Gobierno sino que deben servir, principalmente, para impulsar una vigilancia y exigencia para el cabal cumplimiento de la Constitución Política del Estado. Asimismo, que éstos deben ser los encargados de luchar por una plena democracia que evite la arbitrariedad, prepotencia y abuso del sector público y privado, teniendo como precepto fundamental la lucha contra la corrupción para meter a la cárcel a los grandes empresarios evasores de impuestos, para exigir a las autoridades un rendimiento de cuentas, etc. “El Movimiento Popular Democrático participará y respaldará la creación de los Comités de Defensa de la Revolución para exigir educación, salud gratuita, soberanía nacional, mejores condiciones para los trabajadores y pueblos del Ecuador, y con estas acciones evitar un boicot de un proceso de cambio que debe desarrollarse en nuestro país en la búsqueda de una Patria Nueva y Socialista”.

La conformación de los CDRC, con la idea clara de cual es el verdadero cambio revolucionario, fortalecería la organización popular y el proyecto democrático, patriótico, progresista y de izquierda. Su crecimiento es fundamental para frenar el ataque de la derecha y el ataque guerrerista del imperialismo. CDRC: Un proyecto de cambio pero junto al pueblo organizado.