El primer ministro chino Wen Jiabao confirmó la nueva línea política de su gobierno ante Estados Unidos durante la conferencia de prensa de clausura de la sesión anual de la Asamblea Popular.

El jefe del gobierno chino no sólo deploró las ventas de armas estadounidenses a Taiwán y el hecho que el Dalai Lama fuese recibido en la Casa Blanca sino que calificó además la venta de armas a une región china separatista y el apoyo a un jefe separatista como actos de injerencia que violan la soberanía de la República Popular China.

Estas declaraciones del primer ministro chino demuestran que la nueva política exterior china no es consecuencia de la llegada de unos cuantos «duros» al poder [1] –el propio Wen Jiabao es primer ministro desde hace 7 años– sino el resultado de un consenso alcanzado en el seno del Partido Comunista y expresión concreta de una nueva correlación de fuerzas entre Pekín y Washington.

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[1] Ver «Difícil ajuste entre Pekín y Washington», Red Voltaire, 9 de marzo de 2010.