Los medios de comunicación convirtieron al pulpo de Oberhausen en el personaje más popular durante el campeonato mundial de fútbol de Sudáfrica. El pulpo Paúl (como se le llamó al cefalópodo) tuvo trascendencia global por los supuestos aciertos en sus predicciones. Se abrieron 20 páginas en Facebook, muchas más en Twitter, Youtube e innumerables redes sociales, que dedicaron espacios para destacar el oráculo del pulpo de manera superlativa y espectacular.

Una breve visión desde la zoología de invertebrados permite esclarecer la biología del pulpo, que, hallándose confinado en el acuario marino de Oberhausen, concitó la atención de más de media humanidad durante la fiebre del mundial de fútbol -deporte que apasiona a multitudes y que se ha convertido en una nueva religión.

Ubicación taxonómica y biología

Los pulpos son Moluscos de la clase Cefalópodos y del orden Octópodos; son parientes cercanos del calamar, la sepia, el argonauta y el nautilus. La especie mejor conocida es la Octopus vulgaris, se halla descrita in extenso en los libros de zoología. Los moluscos son invertebrados de origen muy antiguo; evolucionaron con diferentes patrones morfológicos según el hábitat y el nicho ecológico que ocupan: Gasterópodos (caracoles y babosas de mar y de tierra), Bivalvos (las almejas, mejillones, ostras y ostiones), Cefalópodos (arriba mencionados), demás de otras clases menores que incluyen a los chitones o canchalaguas y conchas colmillo.

Los cefalópodos son la clase más avanzada entre los moluscos, deben su nombre al hecho de poseer brazos y tentáculos unidos a la cabeza. Las sepias y calamares son decápodos, pero los pulpos y argonautas son octópodos, es decir tienen ocho brazos alrededor de la boca, que está provista de un par de mandíbulas similares a un pico de loro con las cuales hieren a la presa, le inoculan una sustancia paralizante y luego las despedazan y la comen. Sus lejanos parientes, -caracoles, bosas, almejas, mejillones y ostras- tienen una o dos conchas calcáreas externas; los pulpos carecen de concha, por lo cual son más livianos y más rápidos, como exige la vida activa en el hábitat marino.

Los pulpos, como los demás cefalópodos, son depredadores, habitan los fondos marinos, se ocultan entre las rocas, túneles y madrigueras desde donde asechan a las potenciales presas y las atrapan con sus fuertes brazos dotados de ventosas en la superficie interna. Este hábito de vida exigió de los cefalópodos en general, y del pulpo en particular, un importante desarrollo de sus sistemas nervioso y muscular. Los pulpos tienen un cerebro grande que integra varios centros nerviosos desde donde parte una red de nervios que controlan los brazos, el sifón o embudo, las mandíbulas, los ojos y los órganos internos. Los cefalópodos tienen neuronas gigantes de alta eficiencia en la transmisión de impulsos nerviosos y rapidez en las reacciones; los ojos tienen una estructura parecida a los ojos de los vertebrados y son capaces de formar imágenes.

Como otros cefalópodos, los pulpos tienen cromatóforos en la piel, lo que les permite modificar su color para ocultarse en su hábitat o exhibirse ante su pareja… Son los “inventores” del sistema de propulsión hídrica o propulsión a chorro, pues disponen de una cavidad corporal que actúa como una bomba aspirante-impelente capaz de generar un chorro de agua que les impulsa hacia adelante o hacia atrás.

El pulpo y la percepción humana

Los pulpos han demostrado capacidad para aprender ciertas conductas relacionadas con la obtención de alimento, encuentran la comida en el fondo de un laberinto y otros lugares; los pulpos están dotados de una inteligencia superior a todos los invertebrados.

Los pulpos son inteligentes, pero de ahí a atribuirles capacidades de predicción solo está en la imaginación humana, por el interés deliberado de exagerar las cualidades de este grupo animal, que desde mucho tiempo atrás ha tenido una especial fascinación para la humanidad. Ha causado asombro por su agilidad y versatilidad de movimientos o su rapidez para atrapar a las presas con sus potentes brazos… Se le ha dado la fama de ser el monstruo de las profundidades marinas, empero los pulpos no son los gigantes de los cuentos de ficción que pueden atrapar un barco en sus brazos. En general los pulpos son depredadores pequeños o medianos que atrapan peces, camarones o almejas… Entre los calamares, en cambio, hay una especie gigante que con los brazos y tentáculos extendidos llega a 17 metros y es capaz de enfrentar al cachalote cuando quiere comerle.

Octopus vulgaris, la especia animal más popular del mundo}

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El pulpo Paúl es ahora amado y aborrecido. Unos quieren que sea jubilado, que sea cocinado, otros que sea llevado a los altares o a los pedestales de los héroes por sus “aciertos” en las supuestas predicciones futbolísticas. Todo esto es un increíble fenómeno mediático que debería ser analizado por las ciencias de la comunicación. Carece de sentido pretender canonizarle o convertirle en héroe; tampoco cabe darle un espacio en la política como anunciador de triunfos o fracasos electorales. Hay que volver a la sensatez y actuar con ética en los medios de comunicación. Hay que respetar a las personas y a las sociedades. No se debe manipular a los seres de la naturaleza ni alentar nuevas creencias, supersticiones, mitos…

El pulpo de Oberhausen ha tenido la virtud de popularizar a la especie Octopus vulgaris del Mar del Norte y a todos los pulpos del mundo; pero a la vez esta coyuntura nos permite ofrecer una visión biológica de los Octópodos, aclarar conceptos y advertir sobre el peligro de crear nuevos mitos que solo favorecen a intereses preconcebidos: desviar la atención de las cuestiones de verdadera importancia global, como la tragedia ecológica del Golfo de México, la depresión económica de Estados Unidos y de Europa, la crisis del mundo capitalista…, mientras la FIFA y otras empresas transnacionales acumulan ganancias millonarias.
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