Hoy, tras dos años de negociaciones, Estados Unidos, junto con nuestros socios internacionales, ha logrado algo que décadas de hostilidad no lograron: Un acuerdo integral a largo plazo con Irán que evitará que Irán obtenga un arma nuclear.

Este acuerdo demuestra que la diplomacia estadounidense puede lograr un cambio real y significativo, un cambio que hace que nuestro país, y el mundo, estén más a salvo y sean más seguros. Este acuerdo es también acorde con la tradición del liderazgo de Estados Unidos. Han pasado más de 50 años desde que el presidente Kennedy hablara ante el pueblo estadounidense y dijera “Jamás negociemos con miedo, pero jamás temamos negociar”. Él se refería en ese entonces a la necesidad de que se produjeran conversaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, lo que llevó a esfuerzos para limitar la proliferación de armas nucleares.

En aquellos días, había riesgo de una guerra nuclear catastrófica entre las dos superpotencias. En nuestra época, el riesgo es que las armas nucleares proliferen a más y más países, en particular en Oriente Medio, la región más volátil de nuestro mundo.

Hoy, debido a que Estados Unidos negoció desde una posición de firmeza y principios, hemos detenido la proliferación de armas nucleares en esta región. Debido a este acuerdo, la comunidad internacional podrá verificar que la República Islámica de Irán no desarrolle un arma nuclear.

Este acuerdo cumple con cada uno de los puntos básicos que establecimos cuando alcanzamos un marco en la primavera pasada. Todas las avenidas hacia un arma nuclear están interrumpidas. Además, se aplicará el régimen de inspección y transparencia necesario para verificar ese objetivo. Debido a este acuerdo, Irán no producirá el uranio altamente enriquecido ni el plutonio apto para armas que forman la materia prima necesaria para una bomba nuclear.

Debido a este acuerdo, Irán eliminará dos tercios de sus centrifugadores instalados, que son la maquinaria necesaria para producir uranio altamente enriquecido para una bomba, y los almacenará bajo constante supervisión internacional. Irán no usará sus centrifugadores avanzados para producir uranio enriquecido durante la próxima década. Irán eliminará también el 98 por ciento de sus reservas de uranio enriquecido.

Para poner esto en perspectiva, Irán actualmente tiene reservas que podrían producir hasta diez bombas nucleares. Debido a este acuerdo, esas reservas se reducirán a una fracción de lo que sería necesario para una sola bomba. El límite en esas reservas durará por 15 años.

Debido a este acuerdo, Irán modificará el núcleo de su reactor en Arak de manera que no produzca plutonio apto para armas. Asimismo, Irán acordó enviar fuera del país el combustible usado en el reactor durante la vida útil del reactor. Por lo menos en los siguientes 15 años, Irán no construirá reactores nuevos de agua pesada.

Debido a este acuerdo, nosotros, por primera vez, estaremos en una posición de verificar todos estos compromisos. Eso significa que este acuerdo no se ha establecido en base a la confianza; se ha establecido en base a la verificación. Los inspectores tendrán acceso las 24 horas los 7 días de la semana a las principales instalaciones nucleares de Irán.

Los inspectores iraníes tendrán acceso a la cadena completa de suministros de Irán, sus minas y fábricas de uranio, sus instalaciones de conversión y sus instalaciones de manufactura y almacenaje de centrifugadores. Esto garantiza que Irán no tenga la capacidad de desviar materiales desde instalaciones conocidas a instalaciones encubiertas. Algunas de estas medidas de transparencia serán de aplicación durante 25 años.

Debido a este acuerdo, los inspectores también tendrán acceso a cualquier ubicación sospechosa. Básicamente, la organización responsable de las inspecciones, el OIEA, tendrá acceso cuando y donde sea necesario. Ese acuerdo es permanente. Además, el OIEA también alcanzó un acuerdo con Irán para obtener el acceso que necesite para finalizar su investigación sobre la posible dimensión militar de investigaciones nucleares pasadas de Irán.

Finalmente, Irán tiene permanentemente prohibido obtener un arma nuclear bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear, que proporciona los fundamentos para los esfuerzos de la comunidad internacional para aplicar presión a Irán.

A medida que Irán tome las medidas para aplicar este acuerdo, recibirá el levantamiento de las sanciones que aplicamos por su programa nuclear, tanto las sanciones propias de Estados Unidos como las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Este levantamiento de sanciones se realizará gradualmente. Irán debe finalizar medidas clave en materia nuclear antes de que se empiece a realizar un nuevo levantamiento de sanciones, y en el curso de la próxima década, Irán debe cumplir el acuerdo antes de que más sanciones sean levantadas, incluyendo cinco años de restricciones relacionadas con armas y ocho años de restricciones relacionadas con misiles balísticos.

Todo esto será formalizado y respaldado en una nueva resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y si Irán viola el acuerdo, todas estas sanciones se reaplicarán inmediatamente. De modo que hay un muy claro incentivo para que Irán cumpla, ya que hay consecuencias muy reales por una violación.

Ese es el acuerdo. Tiene el respaldo pleno de la comunidad internacional. El Congreso tiene ahora una oportunidad de revisar los detalles, y mi administración está lista para ofrecer amplias sesiones informativas sobre cómo seguirá esto de aquí en adelante.

A medida que el pueblo estadounidense y el Congreso revisen el acuerdo, será importante considerar la alternativa. Considerar lo que sucedería en un mundo sin este acuerdo. Sin este acuerdo, no existe un escenario donde el mundo se sume a nosotros en sancionar a Irán hasta que desmantele completamente su programa nuclear. Nada de lo que sabemos sobre el gobierno iraní sugiere que sencillamente se rendiría ante ese tipo de presión. Asimismo, el mundo no apoyaría una iniciativa para sancionar permanentemente a Irán en una sumisión. Aplicamos sanciones para alcanzar una resolución diplomática, y eso es lo que hemos hecho.

Sin este acuerdo, no habría limitaciones acordadas para el programa nuclear iraní. Irán podría producir, operar y probar más y más centrifugadores. Irán podría alimentar un reactor capaz de producir plutonio para una bomba. Además, no contaríamos con ninguna de las inspecciones que nos permitirían detectar un programa encubierto de armas nucleares. En otras palabras, no tener un acuerdo significa no tener restricciones duraderas sobre el programa nuclear de Irán.

Tal escenario haría más probable que otros países en la región se sintieran obligados a desarrollar sus propios programas nucleares, lo que constituye una amenaza de una carrera de armas nucleares en la región más volátil del mundo. Presentaría también a Estados Unidos con menos opciones y menos eficaces para impedir que Irán obtenga un arma nuclear.

Hace más de seis años que soy presidente y comandante en jefe. Una y otra vez he enfrentado decisiones sobre usar o no la fuerza militar. Es la decisión más grave que cualquier presidente tenga que tomar. Muchas veces, en muchos países, he decidido recurrir a la fuerza. Y nunca dudaría hacerlo cuando ello sea en interés de nuestra seguridad nacional. Creo con firmeza que el interés de nuestra seguridad nacional depende hoy de evitar que Irán pueda obtener un arma nuclear, lo que significa que sin una solución diplomática, ya sea yo o el futuro presidente de Estados Unidos, se enfrentará a la decisión de permitir o no a Irán fabricar un arma nuclear o de utilizar nuestra fuerza militar para impedirlo.

Simplemente, no lograr un acuerdo significa una mayor posibilidad de más guerra en Oriente Medio. Es más, no cedimos nada al poner a prueba si este problema puede o no puede ser resuelto pacíficamente. En el peor de los casos, si Irán viola el acuerdo, las mismas opciones que hoy tengo yo disponibles lo estarán para cualquier otro presidente de Estados Unidos en el futuro. Y no tengo duda de que dentro de 10 ó 15 años a partir de hoy la persona que tenga a su cargo este despacho estará en una posición mucho más fortalecida con un Irán mucho más lejos de obtener un arma y con las inspecciones y transparencia que nos permiten verificar el programa iraní.

Por esta razón considero sería irresponsable descartar este acuerdo. Pero en relación a este tema tan difícil es importante que el pueblo estadounidense y sus representantes en el Congreso tengan la oportunidad plena de revisar el acuerdo. Después de todo, los detalles importan. Y hemos contado con algunos de los mejores científicos nucleares del mundo para trabajar en esos detalles. Y estamos lidiando con un país, Irán, que desde hace más de 35 años es un adversario jurado de Estados Unidos. Por ello espero de buen grado un robusto debate en el Congreso sobre este tema y me place el escrutinio de los detalles de este acuerdo.

Pero al Congreso le recordaré que uno no hace acuerdos como este con los amigos. Hemos negociado acuerdos para el control de armamentos con la Unión Soviética cuando esa nación estaba comprometida con nuestra destrucción. Y finalmente esos acuerdos nos dieron más seguridad.

Tengo confianza en que este acuerdo cumplirá con los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos y nuestros aliados. Por ello vetaré cualquier legislación que impida la aplicación exitosa del mismo.

No tenemos porqué aceptar una espiral inevitable hacia el conflicto. Y ciertamente que no la buscaríamos. Y precisamente porque nos jugamos mucho, este no es momento para hacer política o tomar posturas. El discurso duro de Washington no resuelve los problemas. La diplomacia tenaz, el liderazgo que ha unido a las principales potencias del mundo, ofrece una manera más eficaz de verificar que Irán no pretende obtener un arma nuclear.

Ahora bien, ello no significa que este acuerdo vaya a resolver todas nuestras diferencias con Irán. Compartimos las preocupaciones expresadas por muchos de nuestros amigos en Oriente Medio, incluyendo Israel y los estados del Golfo, respecto al apoyo de Irán al terrorismo y su uso de apoderados para desestabilizar la región. Pero ello es precisamente por lo que estamos dando este paso, porque un Irán en poder de un arma nuclear sería mucho más desestabilizador y mucho más peligroso para nuestros amigos y para el mundo.

Mientras tanto mantendremos nuestras propias sanciones relacionadas con el apoyo de Irán al terrorismo, a sus programas de misiles balísticos y a sus violaciones a los derechos humanos. Seguiremos con nuestros esfuerzos sin precedentes para fortalecer la seguridad de Israel, esfuerzos que van más allá de lo que cualquier otra administración estadounidense haya hecho antes. Y seguiremos trabajando con la tarea que iniciamos en Camp David para incrementar nuestra asociación con los estados del Golfo para reforzar sus capacidades para contrarrestar las amenazas de Irán o de grupos terroristas como ISIL.

Sin embargo considero que debemos seguir poniendo a prueba si esta región, que ha conocido tanto sufrimiento, tanto derramamiento de sangre, puede avanzar en una dirección diferente.

Una y otra vez en el tiempo he sido claro con el pueblo iraní de que nosotros siempre estaremos abiertos a la participación en base a intereses mutuos y respeto mutuo. Nuestras diferencias son reales y la difícil historia entre nuestras naciones no puede ser ignorada. Pero es posible cambiar. La senda de la violencia y la ideología rígida, una política exterior basada en la amenaza de atacar al vecino o de erradicar a Israel, es un camino sin salida. Una senda diferente, de tolerancia y resolución pacífica de conflictos conduce a una mayor integración en la economía mundial, a mayor participación con la comunidad internacional y a mayor capacidad del pueblo iraní para prosperar y florecer.

Este acuerdo ofrece la oportunidad de avanzar en una nueva dirección. Nosotros debemos aprovecharla.

Hemos recorrido un largo camino para llegar a este punto, décadas de un programa nuclear iraní, muchos años de sanciones y muchos meses de intensa negociación. Hoy quiero agradecer a los miembros del Congreso de ambos partidos que nos ayudaron a poner en vigor las sanciones que han sido tan eficaces, así como a otros países que se nos sumaron en ese esfuerzo.

Quiero agradecer a nuestros asociados en la negociación: el Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, China y también la Unión Europea, por nuestra unidad en este esfuerzo, que mostró que el mundo puede hacer cosas destacables cuando compartimos una visión para resolver pacíficamente los conflictos. Hemos mostrado lo que podemos hacer cuando no nos dividimos.

Y finalmente quiero agradecer al equipo negociador de Estados Unidos. Tenemos un equipo de expertos que ha trabajado varias semanas directamente en esto, entre ellos a nuestro secretario de Recursos Energéticos, Ernie Moniz. Y quiero agradecer particularmente a John Kerry, nuestro secretario de Estado, que comenzó su servicio a este país hace más de cuatro décadas cuando se puso nuestro uniforme y partió a la guerra. Ahora él está haciendo más seguro este país con su compromiso con una diplomacia estadounidenses fuerte y con principios.

La historia muestra que Estados Unidos debe liderar no solamente con poder, sino con principios. Ello muestra que somos más fuertes no cuando estamos solos, sino cuando logramos reunir al mundo. El anuncio de hoy marca un capítulo más en esta búsqueda de un mundo más seguro, más colaborador y más esperanzado.

Gracias. Que Dios los bendiga. Y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.