El Consejo de Asuntos Exteriores y Relaciones Internacionales de la Unión Europea prorrogó por 6 meses sus «sanciones económicas» contra la Federación Rusa. La prórroga de estas sanciones, por demás ilegales a la luz del derecho internacional, se decidió en una reunión realizada el 19 de diciembre de 2016.

Las sanciones económicas unilaterales violan la Carta de las Naciones Unidas y, por lo tanto, contradicen el derecho internacional ya que hacen retroceder las relaciones entre los Estados al principio medieval del asedio, condenado –independientemente de las circunstancias– por todas las Iglesias cristianas.

Hoy en día, las potencias occidentales presentan las sanciones económicas como un medio de presión sobre los dirigentes de los países “sancionados”, cuando en realidad está ampliamente demostrado que ese tipo de medidas sólo hace sufrir a los sectores más pobres de la sociedad.

El Consejo de Asuntos Exteriores y Relaciones Internacionales de la Unión Europea justifica su decisión responsabilizando a Rusia por la no aplicación de los acuerdos de Minsk, sobre el conflicto en Ucrania, a pesar de que el presidente de Ucrania ha proclamado reiteradamente que nunca aplicará esos acuerdos.

Anteriormente, este mismo consejo de la Unión Europea había atribuido a Rusia la reacción de la población de Crimea contra el golpe de Estado orquestado por Estados Unidos en Kiev.