En esos 10 puntos girará la desventajosa renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a la cual el gobierno de Enrique Peña Nieto llega prácticamente arrodillado.

En la lista sobresalen los recursos energéticos, que han llevado al vecino del Norte a encabezar sangrientas y devastadoras guerras alrededor del mundo. Pero en el caso mexicano no tendrá necesidad de mandar tropas y “liberar” a nuestro pueblo de su tirano gobierno, pues para apropiarse de éstos le bastará con cambiar las cláusulas del TLCAN.

Y es que su entrega total a los intereses de Estados Unidos estará justificada en la reforma energética de 2013, que abrió ese sector estratégico a la iniciativa privada, sobre todo extranjera.

Las otras nueve áreas que más importan a Trump en la renegociación del TLCAN son: la industria automotriz, las condiciones laborales, temas medioambientales, los avances tecnológicos, los derechos de propiedad intelectual, la “competencia desleal” de las empresas estatales, las inversiones extranjeras y la solución de conflictos (decisiones antidumping).

En su análisis The North American Free Trade Agreement (NAFTA), el Servicio de Investigación del Congreso estadunidense considera que ésos son los temas más importantes para la administración de Trump.

Respecto de la energía, apunta que el interés radica en modificar las disposiciones del TLCAN sobre inversiones en México, que excluían este sector: en 1994, nuestro país se reservó el derecho de prohibir la inversión extranjera en el rubro energético, por considerarlo un bien de la nación y un recurso estratégico para la soberanía. Algo que ya quedó en el pasado y que los estadunidenses podrían aprovechar para su propio beneficio.

“Estados Unidos puede buscar un mayor acceso al sector petrolero mexicano o mejorar la cooperación bilateral en materia de producción y seguridad energética”, indica el análisis.

Un tema relacionado con éste es el de las empresas estatales. En este punto, el estudio destaca que las disposiciones del TLCAN son limitadas. Por ello, sugiere que en la renegociación se traten “las desventajas comerciales potenciales para las empresas del sector privado respecto de los competidores apoyados por el Estado que reciben un trato preferencial”.

Industria automotriz, empleos, medio ambiente y antidumping
Desde su llegada al poder, Trump se lanzó contra la industria automotriz que tenía sus plantas de producción en el extranjero. Particularmente impulsó la salida de algunas empresas de México, amenazando con cobrarles impuestos excesivos si continuaban su actividad aquí.

Ahora pretende que los tres Estados negocien “nuevas reglas de origen para abordar los desarrollos modernos en la fabricación de automóviles y piezas de automóviles o para fomentar más producción en la industria automotriz de América del Norte elevando las reglas de origen”, detalla el análisis del Congreso estadunidense.

Y es que, recuerda, el Tratado de Libre Comercio eliminó todos los aranceles de Estados Unidos sobre las importaciones de automóviles de México y los aranceles mexicanos sobre los productos estadunidenses y canadienses, siempre y cuando cumplieran con las normas de origen del 62.5 por ciento para automóviles, camiones ligeros, motores y transmisiones; y 60 por ciento para todos los demás vehículos y partes de automóviles.

Otro punto fundamental en la agenda de Trump para la renegociación del TLCAN, que inicia formalmente esta semana, se refiere al tema laboral. Desde hace un par de meses, el gobierno estadunidense ha presionado a México en esta materia para que firme acuerdos de la Organización Internacional del Trabajo.

La semana pasada incluso advirtió su interés en buscar que se paguen salarios más altos a los mexicanos, para evitar una competencia desleal. En pocas palabras, para el gobierno de Trump los trabajadores mexicanos reciben salarios de hambre que atraen a la industria extranjera.

El análisis del Servicio de Investigación del Congreso estadunidense advierte que, hasta ahora, el TLCAN sólo incluye disposiciones para que las partes apliquen sus propias leyes laborales, algo que ya no ocurre en otros tratados de libre comercio donde se establecen estándares internacionales.

La preocupación estadunidense queda de manifiesto en el estudio, al advertir que México desarrolla sus reformas laborales independientes de los tratados. Reformas que no necesariamente protegen la negociación colectiva ni modifican el sistema de administración de la justicia laboral.

Por ello, Estados Unidos buscará que el nuevo acuerdo trilateral incluya disposiciones más estrictas que “las partes deben adoptar, hacer cumplir y no derogar las leyes que incorporan principios reconocidos internacionalmente para la protección de los derechos de los trabajadores, afectando el comercio y la inversión”.

El medio ambiente también será materia de la renegociación del Tratado, en un contexto en el que Trump ha negado la existencia del cambio climático y la crisis medioambiental en el mundo.

En este tema, el Servicio de Investigación vuelve a señalar a México como el foco rojo, pues lo que le preocupa al vecino del Norte son los delitos medioambientales. En su estudio, apunta que las partes podrían aumentar su cooperación para abordar las amenazas trasnacionales y los crímenes, como el comercio de especies amenazadas y la pesca ilegal.

Otro tema relevante es el del antidumping. Aquí, Estados Unidos buscará establecer un árbitro internacional. El estudio sugiere que se instituya el sistema de solución de diferencias de la Organización Mundial de Comercio, que ya se ha utilizado ampliamente en el marco del propio TLCAN (más de 500 casos presentados, apunta) debido a sus ventajas, que incluyen un mecanismo de apelación y un creciente número de precedentes. Así irá la renegociación del Tratado.

Nancy Flores

[AGENDA DE LA CORRUPCIÓN]

Contralínea 552 / del 14 al 20 de Agosto de 2017