El futuro del comercio electrónico de la India parecia destinado a ver una competencia entre ‎dos operadores estadounidenses: Amazon y Walmart. ‎

En mayo de 2018, Amazon compró la empresa india mejor implantada en ese mercado, Flipkart, en ‎‎16 000 millones de dólares, mientras que Walmart dedicaba más de 5 000 millones de dólares –‎de ellos 580 millones sólo en septiembre–‎ a la compra de More, una de las principales cadenas de ‎supermercados de la India. ‎

Con 4 600 establecimientos y más de 2 millones de empleados en Estados Unidos, Walmart es el ‎gigante de la distribución en ese país, ha ido adaptándose al comercio electrónico con la ‎utilización de sus tiendas como sitios de entrega de los artículos adquiridos y ahora está ‎extendiéndose por Asia. Por su parte, Amazon se impuso en pocos años como líder occidental del ‎comercio electrónico y ahora está comenzando a producir artículos. ‎

Pero el gobierno del primer ministro indio Narendra Modi ha redactado una nueva ‎reglamentación: los operadores extranjeros ya no podrán vender los artículos y servicios que ‎ellos mismos producen. Tendrán que comportarse como intermediarios neutros, sin privilegiar a ‎ningún productor y sin intervenir en los precios. Además, siendo el productor responsable de ‎lo que vende, los intermediarios de la web tendrán que identificar a los productores y ‎hacer posible ponerse en contacto con ellos. Eso hará posible evitar a los intermediarios y ‎contactar directamente a los productores. ‎

A pesar de las intervenciones del gobierno estadounidense, la nueva reglamentación india entrará ‎en vigor el 1º de febrero de 2019, para gran satisfacción de los militantes hindúes y de los ‎comunistas, que habían hecho campaña contra las transnacionales estadounidenses. Esa ‎reglamentación debe permitir también evitar la presión sobre los productores para que reduzcan ‎los precios de sus productos y salvar las redes indias de venta detallista. ‎

En Europa, por el contrario, los gigantes del comercio electrónico pueden enriquecerse sin ningún ‎tipo de control. El debate europeo sólo tiene que ver con cómo hacerlos pagar impuestos, no sobre los ‎empleos que están destruyendo ni sobre la transformación social están provocando. ‎