El fiscal general de la Federación Rusa incluyó la European Endowment for Democracy (EED) en la lista rusa de «organizaciones indeseables». La decisión de la justicia rusa, adoptada el 10 de marzo de 2020, invita esa organización a cesar todas sus actividades en suelo ruso y precisa que quienes participen en ellas estarán expuestos a penas de cárcel.
La European Endowment for Democracy se convierte así en la vigésima organización prohibida en Rusia.
Creada por la Unión Europea en 2012, la European Endowment for Democracy (EED), es en realidad el equivalente europeo de la National Endowment for Democracy estadounidense (NED), que ya había sido declarada indeseable en la Federación Rusa.
El dispositivo que dio lugar a la creación de la NED –y a la ulterior aparición de su alter ego europeo, la EED– fue concebido e instaurado en 1983 por la administración Reagan, o sea durante la guerra fría, invocando la Carta Atlántica de 1941. Su objetivo era utilizar los trotskistas estadounidenses y británicos contra la Unión Soviética para concretar la «revolución mundial»… pero bajo la dirección de Estados Unidos y Reino Unido.
El mismo decreto estadounidense instituyó entonces la National Endowment for Democracy (NED), una supuesta ONG cuyo presupuesto se aprueba en el Congreso de Estados Unidos dentro del presupuesto del Departamento de Estado. Estados Unidos utiliza el mismo procedimiento con el US Institute of Peace (USIP), cuyo presupuesto se vota en el Congreso estadounidense junto con el presupuesto del Departamento de Defensa.
Con la creación de este dispositivo, la administración Reagan movilizaba todas las fuerzas vivas de Estados Unidos –incluyendo la izquierda– contra el «Imperio del Mal», en función de la doctrina Kirkpatrick. Varias organizaciones “hermanas” fueron creadas en Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Reino Unido.
El dispositivo que dio origen a la NED, y posteriormente a la EED, se mantuvo intacto después de la disolución de la URSS y ha resultado particularmente eficaz en la preparación de los llamados «golpes suaves», promocionados mediáticamente como «revoluciones de colores».
En 2006, tomando conciencia de esta nueva forma de guerra secreta, varios países prohibieron las actividades de la NED y de la USIP en sus territorios. Rusia fue uno de esos países. Eso llevó a la entonces Alta Representante de la Unión Europea, la británica Catherine Ashton, a crear –en 2012– la European Endowment for Democracy (EED) para retomar el trabajo que la NED ya no podía seguir realizando en los países que habían ilegalizado sus actividades.
La European Endowment for Democracy desempeñó, por ejemplo, un papel central en el golpe de Estado registrado en Ucrania, en 2013.
La Unión Europea emitió, el 27 de marzo, una protesta contra la justicia rusa por la ilegalización de la EED.
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