Tengo el honor de dirigirme a usted para hacer referencia a las acusaciones formuladas por la delegación de los Estados Unidos de América contra Cuba durante la videoconferencia pública del Consejo de Seguridad relativa al tema del orden del día “La situación en la República Bolivariana de Venezuela”, que se celebró el 20 de mayo de 2020.

Una vez más, esa delegación miente. Sus acusaciones no son más que una mera excusa para justificar la política de hostilidad del actual gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, ante el fracaso de la política de “cambio de régimen” en Venezuela. Mi país no tiene efectivos ni participa en operaciones militares o de seguridad en Venezuela.

Es un derecho soberano de dos países independientes determinar cómo cooperar en todos los sectores. No corresponde a los Estados Unidos cuestionar esos derechos, cuando tiene más de 250 000 efectivos en más de 800 bases e instalaciones militares en todo el mundo, algunas de ellas en nuestro hemisferio.

La delegación cubana rechaza categóricamente esas calumnias, al tiempo que reafirma el deber y el compromiso de seguir prestando nuestra modesta cooperación. Más de 2 300 profesionales de la salud cubanos, en 26 brigadas médicas Henry Reeve, contribuyen hoy a la lucha contra la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en el mundo. A ellos se han unido más de 28 000 profesionales de la salud cubanos que ya trabajaban en 59 naciones antes de la pandemia.

También debe quedar absolutamente claro que la solidaridad inamovible con la hermana República Bolivariana de Venezuela es un derecho de Cuba como Estado soberano y un deber que forma parte de la tradición y los principios inalienables de la política exterior de la Revolución Cubana. Cuba no cederá ante ningún tipo de presiones o amenazas. Nuestro país seguirá ofreciendo su cooperación solidaria a los países que la soliciten.

El gobierno de los Estados Unidos acusa a Cuba de ser responsable de la solidez y firmeza mostrada por el gobierno legítimo de la República Bolivariana de Venezuela, el pueblo de ese país y la unión cívico-militar que defiende la soberanía de su nación. Tiene el cinismo de culpar a Cuba por la situación económica y social que enfrenta Venezuela al cabo de años de brutales restricciones económicas, diseñadas y aplicadas precisamente para sofocar su economía y causar sufrimiento a su pueblo.

Quienes hoy dicen estar preocupados por la llamada “crisis humanitaria” en Venezuela deben oponerse a la aplicación y endurecimiento de las medidas económicas coercitivas unilaterales que amenazan el bienestar, la seguridad y la paz del pueblo venezolano y limitan la capacidad de su gobierno para hacer frente a la pandemia.

La política del actual gobierno de los Estados Unidos es la principal amenaza a la paz, la seguridad y la cooperación entre los países de América Latina y el Caribe. Los Estados Unidos están tratando de promover sus intereses de dominación mediante políticas unilaterales e injerencistas con las que se pretende desestabilizar, provocar y promover conflictos.

Denunciamos y rechazamos enérgicamente el intervencionismo de los Estados Unidos en América Latina y el Caribe, así como la campaña mediática, la guerra psicológica y el continuo acoso contra la República Bolivariana de Venezuela, con el propósito declarado e inmoral de imponer un cambio de régimen y saquear la primera reserva de petróleo del planeta.

El gobierno de los Estados Unidos está intensificando sus acciones contra los países de la región que no se someten a su política imperialista. El despliegue de buques de guerra cerca de Venezuela y los movimientos de tropas especiales son una grave amenaza para la paz y la dignidad de todos en la región. La supuesta lucha contra el tráfico de drogas es solo un pretexto oportunista.

Rechazamos la incursión de mercenarios armados contra la hermana República Bolivariana de Venezuela los pasados 3 y 4 de mayo. Reafirmamos nuestra inquebrantable solidaridad y pleno apoyo a la Revolución Bolivariana y Chavista, a la unión cívico-militar del pueblo venezolano y a su gobierno legítimo y democrático, encabezado por el presidente constitucional Nicolás Maduro Moros.

Rechazamos el nuevo plan del Secretario de Estado de los Estados Unidos para la supuesta “transición” en Venezuela, que confirma las ambiciones de reimponer el pasado neocolonial en Nuestra América, de acuerdo con la Doctrina Monroe. Es un plan que contraviene la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.

Por último, lamentamos profundamente que el gobierno de los Estados Unidos, que dice preocuparse por el bienestar de las naciones soberanas y se autoproclama líder en la lucha contra el terrorismo, haya optado por no impedir, no condenar, no rechazar el ataque terrorista con un fusil de asalto semiautomático contra nuestra Embajada en Washington el pasado 30 de abril, un silencio cómplice que alienta acciones similares por parte de individuos y grupos violentos.

Ese ataque terrorista es el resultado de la política de hostilidad e intensificación del bloqueo contra Cuba. Advertimos que la campaña de los Estados Unidos contra la cooperación médica internacional y sus calumnias contra el personal médico cubano que trabaja en terceros países son también una instigación a la violencia contra ellos, como se ha demostrado en los últimos meses.

Le agradecería que tuviera a bien distribuir la presente carta como documento del Consejo de Seguridad.