El rey Abdala de Jordania (de civil, a la izquierda) y su medio hermano, el príncipe Hamza, en ‎una foto captada en abril de 2001.‎

Todo artículo sobre lo que acaba de suceder en Jordania está siendo censurado por orden del ‎Palacio Real, así que usted, estimado lector, no encontrará en la prensa local explicaciones ‎sobre el golpe de Estado que estaba preparando el príncipe Hamza, medio hermano del rey Abdala. ‎

Todo lo que se sabe es que, el 3 de abril de 2021, el jefe del estado mayor, ‎el general Yussef Huneiti, comunicó cortésmente al príncipe Hamza que lo ponía bajo arresto ‎domiciliario y que se le prohibía todo contacto con la prensa. Pero una grabación de esa ‎conversación llegó a conocerse. En ella se oye al príncipe responder con arrogancia mientras que ‎el militar le señala, cortés pero firmemente, que acaba de traspasar los límites de lo aceptable. ‎Sin embargo, nada se dice en esa grabación sobre el fondo del problema, que dio lugar ‎al arresto de 16 personas en total. Lejos de obedecer, el príncipe Hamza divulgó un video ‎‎(ver foto) donde desmentía todo intento de golpe de Estado y criticaba el liderazgo del rey ‎Abdala. ‎

A la larga, el príncipe Hamza aceptó firmar, en presencia de su tío, el príncipe Hassan ben Talal, ‎un comunicado donde expresa fidelidad a la corona: «Me mantendré fiel al legado de mis ‎ancestros, a Su Majestad el rey así como a su príncipe heredero y me pondré a su disposición ‎para ayudarlos y apoyarlos.»‎

El primer ministro adjunto, Ayman Safadi.‎

El primer ministro adjunto, Ayman Safadi, declaró el 4 abril que se había detectado ‎tempranamente un complot. Según él, los servicios de seguridad habían vigilado «los contactos ‎‎[de los conspiradores] con elementos extranjeros deseosos de desestabilizar la seguridad de ‎Jordania»‎. No se observó ningún movimiento de tropas que confirmara alguna forma de ‎represión contra tal golpe de Estado, supuestamente detectado en su fase preparatoria. ‎

Cherif Hassan ben Zaid, miembro de la familia real, y el ex ministro ‎Bassem Awadallah.‎

Las personas arrestadas son Bassem Awadallah, Cherif Hassan ben Zaid y varios miembros del ‎entorno de estos dos personajes, muy vinculados ambos al heredero designado del trono de Arabia Saudita, el príncipe Mohamed ‎ben Salman. Bassem Awadallah fue detenido ‎cuando se disponía a huir de Jordania. ‎

Precisamente, una delegación saudita encabezada por el ministro de Exteriores, el príncipe Faisal ‎ben Farhan, llegó después a Amman y exigió la liberación de Bassem Awadallah, quien ostenta la ‎doble ciudadanía jordano-saudita. Según el Washington Post, esa delegación se negó a salir de ‎Jordania sin Awadallah, información desmentida por Arabia Saudita. Poco después, Arabia ‎Saudita publicaba un comunicado de apoyo a la familia reinante en Jordania. ‎

Jordania ha mantenido muy estrechas relaciones con Arabia Saudita y con Emiratos Árabes ‎Unidos, que subvencionaban generosamente ese pequeño reino pobre, aportándole ‎‎3 600 millones de dólares desde 2012 hasta 2017. Pero, al mejorar Arabia Saudita y Emiratos ‎Árabes Unidos sus relaciones con Israel, tanto el reino saudita como los emiratos se han alejado ‎de Jordania, lo cual ha afectado duramente la economía jordana, que hoy registra un grave ‎déficit anual. ‎

La prensa internacional se regodea mencionando las condiciones que rodearon la llegada ‎al trono del actual rey Abdala, en detrimento de su medio hermano el príncipe Hamza, a finales ‎de los años 1990. Sin embargo, reducir los acontecimientos actuales a una simple rivalidad ‎o celos en el seno de la familia real jordana no basta para explicar lo sucedido. ‎

Bassem Awadallah está implicado también en la reciente adquisición de tierras palestinas ‎por cuenta de Emiratos Árabes Unidos. Es más bien esa pista la que habría que seguir. ‎

Todo sucede como si Arabia Saudita hubiese planeado derrocar al rey Abdala para poner en ‎aplicación la segunda parte del plan del presidente Donald Trump para el Medio Oriente, antes ‎de que la administración lograra comenzar a ocuparse de la región. El hecho es que el rey ‎Abdala había rechazado las propuestas del consejero y yerno de Trump, Jared Kushner para el ‎llamado «Trato del siglo». El rey de Jordania no apoyaba el proyecto de poner en lugar del ‎presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, al ex responsable de la seguridad que ‎asesinó a Yasser Arafat, Mohamed Dahlan, hoy refugiado en Emiratos Árabes Unidos. [1]. Después de 15 años sin ningún tipo de consulta ‎democrática, se ha convocado en Palestina una elección legislativa para el 22 de mayo y ‎los jordanos temen que los palestinos salgan masivamente de su patria o que traten de ‎recuperarla, como en 1970, durante el llamado «Septiembre Negro». ‎

Las opciones ante un conflicto que ya ha durado tres cuartos de siglo son persistir en la defensa ‎de los derechos inalienables del pueblo palestino o admitir que después de 5 derrotas militares ‎‎(en 1948-1949, 1967, 1973, 2008-2009 y en 2014) esos derechos están definitivamente perdidos. ‎Las potencias deseosas de explotar la región alimentan ese conflicto apoyando a los palestinos ‎en el plano jurídico mientras que los privan de la protección de las Naciones Unidas. Israel se ve ‎constantemente condenado en la Asamblea General de la ONU, pero el Consejo de Seguridad ‎nunca toma medidas contra el Estado hebreo. El conflicto se torna aún más complejo en ‎la medida en que el Hamas no lucha contra la colonización israelí –como al-Fatah– sino porque una lectura del Corán estima que los judíos no pueden gobernar una tierra musulmana. ‎Esa división ha llevado a que los palestinos pierdan el apoyo del mundo. ‎

En septiembre de 2020, el presidente estadounidense Donald Trump forzó ‎Israel y Emiratos Árabes Unidos a firmar los Acuerdos de Abraham. Su objetivo era poner fin ‎al conflicto israelo-palestino, que ha sido alimentado desde hace mucho tiempo para ‎bloquear el desarrollo del Medio Oriente. Para algunos, Trump traicionaba los derechos de ‎los palestinos, pero otros estimaban que estaba renunciando a prometerles la luna para ‎ayudarlos por fin a alcanzar algún tipo de desarrollo.

En ese contexto, el presidente Donald Trump y su consejero especial Jared Kushner habían ‎negociado los «Acuerdos de Abraham» entre Israel, por un lado, y Emiratos Árabes Unidos y ‎Bahrein por el lado árabe [2]. Luego normalizaron las relaciones diplomáticas ‎entre Israel y Marruecos y se disponían a generalizar ese proceso en toda la región cuando una ‎elección opaca los sacó del poder. ‎

La administración Biden, por el contrario, ha decidido financiar nuevamente la agencia de ‎la ONU que se encarga de los refugiados palestinos (UNRWA) y contribuir a que la ONU ‎reconozca la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) como forma de presionar a Marruecos ‎y obligarlo a retractarse. Mientras más se alargan los conflictos, más fácilmente puede ‎Washington beneficiarse con ellos. Poco importa lo que piensen sus otros “aliados” y ‎mucho menos los sufrimientos de los pueblos afectados. ‎

El capitán Roy Shaposhnik.

Un hombre de negocios israelí que opera desde el Reino Unido, Roy Shaposhnik, ofreció su avión ‎personal al príncipe Hamza para que saliera de Jordania. La agencia jordana de prensa, Petra, ‎observa que Shaposhnik fue capitán en el ejército israelí y afirma que es un agente del Mossad. ‎El propio Shaposhnik desmiente eso y dice ser sólo un amigo del príncipe, afirma que ‎no se mete en política y que sólo quiso ayudar al príncipe y su familia. La empresa de ‎Shaposhnik –Global Mission Support Services– se dedica a la logística en el Medio Oriente y el ‎África anglófona… principalmente a la exfiltracion de personalidades en dificultades. ‎

En un último comunicado, publicado el 6 de abril, el Palacio Real de Jordania asegura que todo fue ‎un error basado en una serie de malas interpretaciones de los servicios de seguridad. Gracias a la ‎‎“mediación” del sabio príncipe Hassan ben Talal, se han restablecido la paz y la confianza ‎después de un «malentendido» familiar. ‎

Pero las 16 personas arrestadas siguen bajo arresto, sigue siendo imposible entrar en contacto con ‎el príncipe Hamza y todo artículo sobre lo sucedido es un “pasaporte” para aterrizar en la cárcel. ‎

[1«Las circunstancias políticas que rodearon la muerte de Yaser Arafat», por Thierry Meyssan, ‎‎Red Voltaire, 9 de diciembre de 2010.

[2Abraham Accords Peace Agreement”, ‎‎Voltaire Network, 15 de septiembre de 2020.