En 1950, cuando ya trabajaba para la CIA, Stepan Bandera, ex colaborador de los nazis y ‎responsable de crímenes contra la humanidad, escribió: “La línea general de nuestra política ‎de liberación se basa en que una lucha por un Estado ucraniano independiente es una lucha ‎contra Rusia, no sólo contra el bolchevismo sino contra el imperialismo ruso expansionista que ‎ha sido típico del pueblo ruso. Si este es reemplazado por otra forma de imperialismo ruso, esta ‎desplegará primeramente toda su energía contra una Ucrania independiente para someterla. ‎El pueblo ruso está obligado a apoyar ese imperialismo. Hará lo que sea para mantener Ucrania ‎esclavizada. Eso está claramente demostrado en el pensamiento y los sentimientos políticos de ‎la masa rusa, de todos los medios rusos, tanto comunistas como antibolcheviques.”‎

Este artículo da continuación a los trabajos‎
 1. «Rusia quiere obligar Estados Unidos a respetar ‎la Carta de la ONU», 4 de enero de 2022.‎
 2. «Washington prosigue en Kazajastán el plan de la ‎RAND Corporation, que ya continúa ‎en ‎Transnistria», 11 de enero de 2022.
 3. «Washington se niega a escuchar a Rusia y ‎a China‎», 18 de enero de 2022.‎
 4. «La increíble sordera de Washington y Londres», ‎1º‎ de febrero de 2022.‎
 5. «Washington y Londres tratan de mantener su ‎dominación sobre Europa», ‎8 de febrero de 2022.‎
 6. «Dos interpretaciones sobre la cuestión de Ucrania», 16 de febrero de 2022.‎
 7. «Washington hace sonar el clarín pero sus aliados retroceden», 22 de febrero de 2022.‎
 8. «Vladimir Putin en guerra contra los “straussianos”», 5 de marzo de 2022.‎
 9. «“Banda de drogadictos y de neonazis”», ‎‎6 de marzo de 2022.‎
 10. «Estupor de Israel ante los neonazis ucranianos», 9 de marzo de 2022.‎
 11. «Ucrania, otra gran manipulación», 22 ‎de marzo de 2022.
 12. «El Nuevo Orden Mundial que nos preparan con el pretexto de la guerra en Ucrania», 29 de marzo de 2022.
 13. «Propaganda de guerra bajo una nueva forma», 5 de abril de 2022.
 14. «La alianza entre el MI6, la CIA y los banderistas», 12 de abril de 2022.
 15. «El fin de la dominación occidental», 19 de abril de 2022.

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En un artículo anterior mostré cómo y por qué el MI6 británico y la CIA estadounidense ‎adoptaron a los banderistas ucranianos como aliados durante la guerra fría [1]. Aquellos hombres y ‎mujeres, que deberían haber sido llevados ante el tribunal de Nuremberg, se convirtieron en ‎soldados de la sombra a las órdenes de los vencedores anglosajones. Al ponerlos a su servicio, Washington y ‎Londres les dieron la oportunidad de seguir adelante con su obsesión antirrusa. ‎

Para responder a numerosas reacciones de nuestros lectores, hoy quiero explicar aquí de qué ‎manera esos elementos se apoderaron de la Ucrania actual y cómo han retomado e incluso ‎proseguido la Segunda Guerra Mundial en varios países. Pero quiero mostrar sobre todo como ‎en el año 2000 esos fanáticos pasaron de ser simples peones a ostentar la categoría de tropa de choque de ‎Estados Unidos. El hecho es que hicieron un pacto con los “straussianos” –los discípulos del ‎filósofo Leo Strauss sólidamente posicionados en las sucesivas administraciones estadounidenses– y ese pacto ha ‎conducido a la guerra actual. ‎

Banderistas de adentro y de afuera

Cuando se tambaleó la Unión Soviética, los cabecillas banderistas salieron de la sombra ‎en Ucrania y pasaron a la legalidad. Algunos eran sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial y ‎del agitado periodo que vino después de aquel conflicto, entre 1945 y 1950. En 1954, Nikita ‎Jrushov –líder soviético nacido en Ucrania– había decidido perdonarlos e integrarlos al sistema. ‎Así se incorporaron a la administración soviética. Pero aquellos individuos habían mantenido ‎vínculos entre sí e incluso tenían contactos con los banderistas que se hallaban en el exterior –‎los que habían conformado el Bloque de Naciones Antibolcheviques (ABN) ‎ [2]‎ y la Liga Anticomunista ‎Mundial (WACL, siglas en inglés) [3]. ‎

En octubre de 1990, cuando la URSS ya se tambaleaba, un puñado de estudiantes, entre los cuales ‎había algunos banderistas, organizaron en la plaza Maidan –entonces llamada “Plaza de la ‎Revolución de Octubre”– un movimiento contra cualquier forma de asociación con Rusia. Aquel ‎movimiento fue designado como la «revolución de granito» y marcó un periodo de gran ‎confusión intelectual. En aquel momento, numerosos ucranianos pensaban que los rusos ‎no aspiraban, como ellos, a liberarse del régimen soviético. Muchos veían la URSS como una ‎forma de imperialismo ruso y creían que los rusos habían tratado de destruir Ucrania. ‎

Cuando Ucrania proclamó su independencia, el 24 de agosto de 1991, los banderistas en general ‎salieron a la luz. Por supuesto, no se presentaron como ex colaboradores de los nazis y ‎responsables de crímenes contra la humanidad sino como «nacionalistas» y militantes ‎antisoviéticos. Alcanzaron puestos importantes y lograron hacer que los jóvenes ucranianos que llegaban al servicio militar firmaran un documento donde se comprometían a luchar contra Rusia ‎en caso de conflicto. En 1992, esos elementos internos organizaron en Kiev una manifestación ‎pública celebrando el 70º aniversario del ejército banderista, con la participación de los ‎banderistas del extranjero que habían regresado a Ucrania. ‎

En 1998, Slava Stetsko, viuda de Yaroslav Stetsko, el primer ministro impuesto en Ucrania bajo ‎la ocupación nazi, abre la legislatura del parlamento ucraniano con un “¡Gloria a Ucrania!”… el grito de guerra de los banderistas. ‎
Fuente: ABN

La reorganización de los banderistas
(1990-1998)

Los banderistas que se habían mantenido en Ucrania –miembros de la Organización de ‎Nacionalistas Ucranianos (OUN-B, la “B” significa precisamente “banderistas”)– se agruparon ‎inicialmente en el Partido Nacionalista Social de Ucrania (SPNU) y más tarde en el seno de la ‎organización Svoboda (Libertad) mientras que los más belicosos formaban la Asamblea Nacional ‎Ucraniana y el grupo armado Autodefensa del Pueblo Ucraniano, clasificados como de extrema ‎derecha. ‎

Los paramilitares encabezados por Andrei Bilestky –quien se hace llamar «el fuhrer blanco»– ‎acabaron por separarse administrativamente de Svoboda para crear su propia organización. Pero ‎eso no modificó la línea de Svoboda, cuya plataforma partidista siguió proclamando que su ‎objetivo era «liquidar físicamente toda la intelectualidad rusoparlante y acabar rápidamente con ‎todos los ucraniófobos sin someterlos a juicio». Como partido, Svoboda comienza a hacer listas ‎de «prorrusos», de «prorrumanos», de «prohúngaros» y de «protártaros» ya que «habría ‎que reducir ese rebaño en alrededor de 5 o 6 millones de individuos». ‎

La milicia llamada Autodefensa del Pueblo Ucraniano estaba bajo las órdenes de un banderista del ‎exterior, Yuriy Shukhevych, hijo de un conocido autor de crímenes contra la humanidad. La ‎Autodefensa del Pueblo Ucraniano se implicó con la CIA en varias guerras contra Rusia, ‎a menudo junto a los islamistas. No se sabe a ciencia cierta si estuvieron junto a los georgianos ‎en Abjasia (en 1998) pero sí está comprobado que estuvieron junto a los agresores rumanos en ‎Transnistria (en 1992), con la Legión Árabe de Osama ben Laden en Yugoslavia (en 1992-1995), ‎con los azeríes en el Alto Karabaj (hasta 1994) y principalmente con los islamistas en la primera ‎guerra de Chechenia. ‎

La fiscalía logró identificar a varios de sus cabecillas –como Igor Mazur, Valeriy Bobrovich, Dimitro ‎Korchynsky, Andriy Tyahnibok (el hermano de Oleh Tyahnibok), Dimitro Yarosh, Vladimir Ma-‎malyga y Olexandr Muzychko. Esos individuos se caracterizaron por su ferocidad y su crueldad. ‎Olexandr Muzychko fue proclamado «Héroe de la Nación» por el Emirato Islámico de Ichkeria ‎‎(Chechenia), como recompensa por «haber roto los dedos a los oficiales [rusos], haberles sacado ‎los ojos, arrancarles las uñas y los dientes y haber abatido a otros». El ucraniano Olexandr Muzychko ‎se convirtió así en jefe de la guardia personal del “emir” Djokhar Dudayev.‎

Pocos meses antes de su elección, en mayo de 1995, el segundo presidente de la Ucrania ‎independiente, Leonid Kuchma (a la izquierda en la foto), viaja a Munich para reunirse con Slava Stestko (a la derecha), la presidente del Bloque de Naciones Antibolcheviques (ABN). Kuchma obtiene así un discreto apoyo de Estados Unidos ‎para “liberalizar” la economía ucraniana.
Fuente: ABN

El Bloque de Naciones Antibolcheviques (ABN), creado en 1943, en Munich, pero que después de ‎la Segunda Guerra Mundial siguió teniendo su sede en esa ciudad alemana –en los locales de ‎la CIA–, abrió oficinas en Kiev. ‎

En 1994, la presidente del ABN –Slava Stetsko, viuda del Yaroslav Stetsko, el primer ministro ‎impuesto en Ucrania por los ocupantes nazis– se presentó a las elecciones legislativas ucranianas ‎y fue electa… aunque ni siquiera tenía la nacionalidad ucraniana. También fue electa en 1998 y ‎en 2002. Como decana del parlamento ucraniano, Slava Stetsko presidió la sesión de apertura de la ‎legislatura en 2 ocasiones –el 19 de marzo de 1998 y el 14 de mayo de 2002. Las dos veces ‎pronunció sus discursos en medio de los aplausos de los demás diputados –los diputados ‎comunistas habían abandonado el hemiciclo en señal de protesta. En ambas ocasiones elogió ‎la lucha de Stepan Bandera y de su marido fallecido –el colaborador nazi Yaroslav Stetsko– para ‎terminar con un «¡Gloria a Ucrania!», el grito de guerra de los banderistas. Slava Stetsko ‎falleció a los 82 años, el 12 de marzo de 2003, en Munich.‎ ‎

El asesinato de Georgiy Gongadze

Como presidente de Ucrania, Leonid Kuchma privatizó todo lo que pudo. Las riquezas de Ucrania ‎se concentraron en manos de 13 individuos, los llamados oligarcas, agrupados en 3 clanes, en ‎las regiones de Donetsk, Dnipropetrovsk y Kiev. Estos individuos rápidamente se hicieron más ‎poderosos que los políticos. Ese sistema perverso es el que actualmente rige en Ucrania, privando a ‎los ucranianos de su soberanía y sembrando una constante confusión en el plano político. ‎

En el 2000, desaparece el periodista Georgiy Gongadze, quien después de haber luchado junto a ‎los banderistas en Georgia había comenzado a investigar la corrupción del presidente Kuchma y ‎de los personajes a él vinculados. Cuando fue hallado el cadáver de Gongadze, decapitado para ‎dificultar su identificación, el presidente del parlamento divulgó una serie de grabaciones en las ‎que el presidente Kuchma, su jefe de gabinete y su ministro del Interior se concertaban sobre ‎cómo “hacer callar” a Georgiy Gongadze. Aquello marcó el fin del mandato presidencial de Leonid ‎Kuchma. ‎

A finales del mismo año, en el 2000, el embajador estadounidense Lev E. Dobriansky –de origen ‎ucraniano y líder de los banderistas en Estados Unidos– organizó en Washington una conferencia ‎bipartidista sobre las relaciones entre Estados Unidos y Ucrania. En aquella conferencia conjunta ‎de miembros del Partido Demócrata y del Partido Republicano se pronunciaron 70 discursos y ‎se reunieron 12 grupos de trabajo. La delegación del Partido Republicano estaba encabezada ‎por el “straussiano” –discípulo del filósofo Leo Strauss– Paul Wolfowitz mientras que Zbignew ‎Brzezinki presidía la delegación del Partido Demócrata.
Wolfowitz fue el primero en hablar. Después de saludar la liquidación del armamento nuclear ‎en Ucrania, el cierre de Chernobil y la incorporación de Ucrania a la Asociación para la Paz de ‎la OTAN, anunció la asignación de un préstamo de 2,6 millones de dólares y las presiones de ‎Washington para que la Unión Europea aceptara a Ucrania como miembro. Lo más importante ‎fue Wolfowitz subrayó que Rusia seguía siendo una potencia imperialista y que eso quedaba ‎demostrado por la guerra en Chechenia, en la que los banderistas ya estaban participando.‎
Brzezinski, por su parte, comparó Ucrania con Rusia diciendo que Ucrania era más democrática ‎y menos corrupta. Luego agregó que Ucrania no debía ser considerada un Estado “postsoviético” ‎sino un Estado europeo y que debía ser miembro del selecto club de la Unión Europea.‎
Así que quedaba dicho lo que podía parecer inconcebible: los banderistas, que habían ‎colaborado con los nazis en la Segunda Guerra Mundial, que habían sido aliados de Occidente ‎durante la guerra fría, quedaban en lo adelante reconocidos como aliados de Estados Unidos en ‎el mundo unipolar en ciernes. ‎

La «revolución naranja» de 2004

El fin de la presidencia de Kuchma no modificó el equilibrio entre los clanes. El propio Kuchma, ‎vinculado al clan de Dnipropetrovsk, apoyó la candidatura de su primer ministro, Viktor ‎Yanukovich, del clan de Donestk. Yanukovich ganó la elección presidencial pero tuvo enfrentar ‎duras protestas orquestadas por el clan de Kiev –respaldado por la National Endowment for ‎Democracy (la NED estadounidense) [4]. Se anuló la elección y se organizó otra, donde el ganador ‎fue Viktor Yuchenko. Eso es lo que se conoce en Occidente como la «revolución naranja». ‎

Pero el nuevo equipo de gobierno se dividió rápidamente entre partidarios Viktor Yuchenko y ‎partidarios de Yulia Timochenko. Los banderistas aprovecharon esa división entre oligarcas para ‎adelantar sus peones en ambos bandos. ‎

En 2002, Slava Stetsko abre nuevamente la nueva legislatura del parlamento ucraniano con un ‎‎“¡Gloria a Ucrania!”, el grito de guerra de los banderistas.
Fuente: ABN

El 8 de mayo de 2007, por iniciativa de la CIA, los banderistas de la Autodefensa del Pueblo ‎Ucraniano y los islamistas fundaron en la ciudad ucraniana de Ternopol un «Frente ‎Antimperialista», bajo la presidencia conjunta del ucraniano Dimitro Yarosh y del islamista “emir” ‎de Ichkeria Dokku Umarov y con la participación de organizaciones de Lituania, de Polonia, ‎de Ucrania y de Rusia, como los separatistas islamistas de Crimea, de Adiguea, de Daguestán, de ‎Inguchetia, de Kabardino-Balkaria, de Karatchevo-Cherkesia, de Osetia y de Chechenia. Así ‎renacían, bajo una forma diferente y bajo la protección del Estado ucraniano, el ministerio del ‎Oriente del nazi Alfred Rosenberg y el Bloque de Naciones Antibolcheviques (ABN) de Stepan ‎Bandera. ‎

En 2010, la división del clan de Kiev favoreció la elección de Viktor Yanukovich, quien reemplazó el ‎sistema de clanes poniendo a los miembros de su propia familia en los puestos claves del Estado. ‎Así se hizo más importante mantener buenas relaciones con algún miembro de la familia de ‎Yanukovich que representar a algún oligarca. Poco a poco, el presidente Yanukovich fue ‎adquiriendo el control de toda la vida política y económica a través de su formación política, el ‎Partido de las Regiones. Al verse excluidos del sistema, 5 oligarcas se convierten en aliados de ‎los straussianos estadounidenses y de los banderistas para recuperar el poder.‎

Sin embargo, la propaganda se mantiene durante ese periodo y los ucranianos se acostumbran a ‎la presencia de los banderistas, ya para entonces financiados por el oligarca judío ucraniano Ihor ‎Kolomoiski. En 2011, esos elementos lograron imponer la adopción de una ley que prohíbe ‎conmemorar el fin de la Segunda Guerra Mundial porque en ese conflicto los sovieticos ‎derrotaron a los banderistas. Pero el presidente Yanukovich se niega a promulgar esa ley. ‎Furiosos, los banderistas atacan el desfile anual de los veteranos del Ejército Rojo y propinan ‎golpizas a aquellos ancianos que habían luchado contra la ocupación nazi. Dos años después, las ‎autoridades de las ciudades de Lviv (Leópolis) y de Ivano-Frankivsk prohíben las ceremonias por el Día de ‎la Victoria y cualquier otra celebración por la derrota del nazismo. Anteriormente, en enero de 2010, justo ‎antes de terminar su mandato presidencial, Yuchenko había otorgado a Stepan Bandera el título ‎de Héroe de la Nación. ‎

Cuando el Partido Comunista expresó su sorpresa al ver que el oligarca judío ucraniano ‎Kolomoiski se dedicaba a financiar a los neonazis ucranianos, el Comité Judío de Ucrania ‎se limitó a responder que los comunistas estaban haciéndose eco de una nueva versión de la ‎afirmación antisemita según la cual los judíos habían puesto a los bolcheviques en el poder y ‎desatado la Segunda Guerra Mundial. ‎

En 2014, durante la llamada “revolución de la dignidad”, el jefe de Pravy Sektor, Dimitro ‎Yarosh, es presentado a la multitud en la plaza Maidan de Kiev. Como se ve en el video, ‎los manifestantes reciben entusiasmados a este cabecilla banderista y corean sus eslóganes. En ‎la secuencia se repite constantemente el grito de guerra de los banderistas – ‎‎“¡Slava Ukraina!” que significa “Gloria a Ucrania”.‎
En medio de los hechos de la plaza Maidan –la llamada “revolución de la dignidad”– ‎los banderistas organizan en Kiev una marcha con antorchas en honor a Stepan Bandera, ‎colaborador de los ocupantes nazis durante la Segunda Guerra Mundial y autor de crímenes ‎contra la humanidad. En ese momento, los banderistas ya no son un “grupúsculo”.‎

El EuroMaidan, bautizado a posteriori como «revolución de la dignidad»

En 2014, la hoy llamada «revolución de la dignidad» –designada entonces como EuroMaidan– ‎fue orquestada, desde el Departamento de Estado de Estados Unidos, por la también straussiana ‎Victoria Nuland, con ayuda de los banderistas más violentos en el terreno. No analizaré aquí ‎aquellos acontecimientos, que todos conocen. Después del EuroMaidan, fue un oligarca, Petro ‎Porochenko, quien se convirtió en presidente de Ucrania, mientras que los banderistas ‎se apoderaban de importantes cargos oficiales. Un tercio de los ministros ucranianos provenían ‎de Svoboda o de la Autodefensa del Pueblo Ucraniano. Andriy Parubiy fue nombrado secretario del ‎Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, con Dimitro Yarosh como segundo. El nuevo régimen ‎no tardó en prohibir la lengua rusa, idioma que el 40% de los ucranianos utiliza normalmente en ‎su vida cotidiana. ‎

Rechazando ese retroceso de la historia, la población de Crimea optó por la independencia –‎mediante un referendo popular– y por reintegrarse a la Federación Rusa, mientras que los ‎rusoparlantes del Donbass se declararon autónomos y proclamaron las Repúblicas Populares de ‎Donetsk y Lugansk. ‎

Sin la menor intención de aplicar los acuerdos de Minsk, el presidente ucraniano Petro ‎Porochenko trató de someter a sus compatriotas del Donbass privándolos de acceso a los servicios públicos.‎

En marzo de 2014, las organizaciones Asamblea Nacional Ucraniana y Autodefensa del Pueblo ‎Ucraniano cambiaron de nombre para convertirse en Pravy Sektor (Sector Derecho), formación ‎neonazi encabezada por Dimitro Yarosh y Andriy Biletsky. ‎

En abril de 2015, la Rada Suprema (el parlamento ucraniano) proclamó a los banderistas de la ‎Organización de los Nacionalistas Ucranianos (OUN-B) «combatientes por la independencia». ‎La ley en ese sentido fue promulgada en diciembre de 2018 por el presidente Petro Porochenko ‎y los ex miembros de las Waffen-SS –que lucharon del lado de los nazis en la Segunda Guerra ‎Mundial– obtuvieron retrospectivamente derecho a pensiones y a todo tipo de ventajas. ‎

Hoy en día, los programas escolares, ya modificados, enseñan a los niños y adolescentes ‎ucranianos la nueva versión de la historia: la Segunda Guerra Mundial no ha terminado y ‎concluirá pronto con la derrota de Rusia y el triunfo del nacionalismo ucraniano. ‎

Como las secciones de asalto de Adolf Hitler en los años 1930, los banderistas imponen su ley ‎en Ucrania. Irrumpen en los tribunales‎, dándose el lujo de amenazar a los jueces,‎ e imponen su voluntad a los ‎alcaldes y gobernadores. El más conocido de sus crímenes es la masacre que perpetraron en la Casa de los ‎Sindicatos de Odesa [5].‎

Tampoco hubo ninguna reacción cuando Irina Farion, diputada de Svoboda desde 2012 hasta ‎‎2014, declaró (ver video):
«Tenemos un solo camino: destruir Moscú. Vivimos para eso. Para eso vinimos ‎al mundo. Para destruir Moscú, no sólo para destruir a los moscovitas en nuestras tierras ‎sino para acabar con ese hueco negro de la seguridad europea que debe ser borrado ‎del mapa.»‎

El 24 de octubre de 2016, el entonces presidente de Ucrania, Petro ‎Porochenko, modifica el emblema de los servicios secretos, que ahora incluye la frase “El sabio ‎reinará sobre las estrellas” y muestra una lechuza sosteniendo una espada sobre Rusia.‎

La elección de Volodimir Zelenski

Es Ihor Kolomoiski, el oligarca judío ucraniano y mecenas de los banderistas, quien trae al ‎humorista Volodimir Zelenski al escenario político. Kolomoiski comienza financiando la serie de ‎televisión Defensor del pueblo, con Zelenski en el papel central, posteriormente crea alrededor ‎de Zelenski un partido político para finalmente financiar su candidatura a la elección presidencial. ‎

El programa de Zelinski se resume en 6 puntos:
 Descentralizar el poder, conforme a las normas de la Unión Europea.
 Transformar las administraciones públicas en prefecturas de corte europeo.‎
 Elevar el nivel de vida de los ucranianos a un nivel superior al de la media europea.
 Instaurar las leyes necesarias para la aplicación de un acuerdo de asociación entre Ucrania y la ‎Unión Europea.
 Desarrollar la cooperación con la Unión Europea y la OTAN.
 Reformar las fuerzas armadas siguiendo las normas de la OTAN. ‎

Los ucranianos aprueban la cruzada que el joven humorista anuncia contra la corrupción así como su sueño ‎europeo, sin entender el significado de su veneración por la OTAN, y le otorgan el 73% de los ‎votos en la elección presidencial, el 21 de abril de 2019. ‎

En marzo de 2021, la ciudad de Ternopol y posteriormente el oblast de Lviv rebautizan ‎sus estadios en honor al general Roman Shukhevych –padre del fundador de la Autodefensa del ‎Pueblo Ucraniano– y de Stepan Bandera. ‎

El 2 de noviembre de 2021, el banderista Dimitro Yarosh es nombrado consejero del jefe de las ‎Fuerzas Armadas Ucranianas, el general Valerii Zaluzhnyi. Todas las organizaciones paramilitares ‎de los banderistas –en total 120 000 hombres– son incorporadas a las Fuerzas Armadas ‎Ucranianas. Se elabora un plan de ataque contra Crimea y contra las Repúblicas Populares del ‎Donbass. La OTAN, que ya tiene instructores militares en Ucrania, comienza a enviar armamento. ‎

El 24 de febrero de 2022, el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, anuncia el inicio de ‎una «operación militar especial» para «desnazificar» Ucrania. ‎

[1«La alianza entre el MI6, la CIA y los banderistas», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 12 de abril de 2022.

[2Para conocer de primera mano la ideología y los objetivos de estos individuos, es particularmente útil consultar la ‎colección casi completa de la publicación del Bloque de Naciones Antibolcheviques –ABN ‎Correspondence, en inglés, y ABN ‎Korrespondenz, en alemán. Si algún lector dispone de las ediciones que faltan, agradeceremos que ‎nos las facilite.

[3«La Liga Anticomunista Mundial, internacional del crimen», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de enero de 2005.

[4«La NED, vitrina legal de la CIA», por Thierry Meyssan, Odnako Rusia, Red Voltaire, 11 de octubre de 2010.

[5«La masacre de Odesa fue organizada en la cúpula del régimen ucraniano», антифашист, Red Voltaire, 17 de mayo de 2014.