Los tres Estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) acogen con beneplácito la sesión celebrada por el Consejo de Seguridad para examinar el riesgo nuclear sin precedentes causado por la presencia militar de Rusia y sus acciones irresponsables en la central nuclear de Zaporiyia.

A punto de cumplirse el séptimo mes de la agresión de Rusia contra Ucrania, reiteramos nuestra condena en los términos más enérgicos posibles de esa guerra de Rusia deliberada y no provocada. La invasión injustificada de su vecino pacífico constituye una grave violación del derecho internacional, socava la seguridad mundial y atenta incluso contra los principios sobre los que se fundaron las Naciones Unidas. Rusia debe rendir cuentas por sus acciones ilegales.

En la actualidad, las acciones militares de Rusia amenazan con crear otro desastre nuclear. La central nuclear de Zaporiyia ha estado ocupada por el ejército ruso desde marzo. Desde entonces, se han recibido noticias constantes sobre la presencia militar rusa en la central nuclear y las temerarias operaciones militares que se llevan a cabo desde ella, así como denuncias de actos de intimidación y abuso de su personal. Recientemente, se han denunciado incluso incidentes de bombardeos por las fuerzas rusas presentes en la central nuclear de Zaporiyia.

No se puede insistir lo suficiente en que los bombardeos y la ocupación de una central nuclear son hechos sin precedentes. La negligencia de Rusia en materia de seguridad nuclear y la militarización de las infraestructuras civiles exigen una respuesta firme.

Como ha declarado repetidamente Rafael Grossi, Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en la décima Conferencia de las Partes encargada del Examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, en la central de Zaporizhzhia se han vulnerado desde la invasión prácticamente todos los siete pilares indispensables de seguridad tecnológica nuclear y seguridad física nuclear. Anteriormente, el OIEA ya había expresado preocupaciones similares sobre las operaciones militares de Rusia en torno a Chernóbil.

Rusia ha alegado en repetidas ocasiones que los incidentes en la central nuclear de Zaporiyia se producen porque los ucranianos no permiten a Rusia mantener la central adecuadamente. Seamos claros, nadie pidió ni invitó a Rusia a hacerse cargo de la central de Zaporiyia: esta fue ocupada y militarizada ilegalmente por Rusia. Ucrania está bien equipada y es competente para operar sus propias centrales. Son las fuerzas rusas las que impiden que Ucrania cumpla sus obligaciones en materia de seguridad nuclear y radiológica de acuerdo con las convenciones internacionales y las normas de seguridad del OIEA.

Exigimos que Rusia cese inmediatamente sus acciones militares, retire sus tropas de todo el territorio de Ucrania y permita a las autoridades ucranianas competentes recuperar el control de sus instalaciones e infraestructuras nucleares. También alentamos a las Naciones Unidas y al OIEA a que asuman un papel activo para ayudar a Ucrania a garantizar el funcionamiento seguro de las instalaciones nucleares.

Es vital seguir insistiendo en la necesidad de enviar una misión internacional dirigida por el OIEA a la central nuclear de Zaporiyia. No obstante, es importante que, ante todo, esa misión cumpla estrictamente la legislación nacional de Ucrania y respete plenamente sus obligaciones internacionales.

La agresión de Rusia contra la infraestructura civil de Ucrania y la militarización de sus instalaciones nucleares apuntan a la urgente necesidad de que la comunidad internacional adopte normas jurídicamente vinculantes y garantice que ningún otro país vuelva a utilizar las instalaciones nucleares en una guerra.

Por último, recordamos que las catástrofes nucleares y la propagación de la radiación no tienen fronteras: una catástrofe nuclear en Zaporiyia afectaría al resto de Europa tanto como a Ucrania durante décadas.

Debemos actuar ya.