Dos cazas Su-27 de las fuerzas aeroespaciales rusas interceptaron un drone estadounidense MQ-9 ‎‎Reaper sobre el Mar Negro, en la mañana del 14 de marzo. ‎

Según la parte estadounidense, los interceptores rusos vertieron combustible sobre el drone, perteneciente al mando de las fuerzas ‎de Estados Unidos en Europa (EuCom), y uno de ellos ‎golpeó su hélice haciéndolo caer en aguas del Mar Negro‎, versión desmentida por la parte rusa. ‎

Según el ministerio de Defensa de Rusia, la caída del drone en aguas internacionales del Mar Negro fue resultado de varias maniobras bruscas de los operadores estadounidenses del ‎aparato no tripulado. El ministerio de Defensa ‎ruso precisó que los cazas rusos nunca entraron físicamente en contacto con el drone estadounidense. ‎

En Washington, el Departamento de Estado convocó al embajador de Rusia, Anatoli Antonov, para ‎protestar por lo que calificó de «comportamiento no profesional» de los interceptores rusos ‎mientras que la embajadora de Estados Unidos en Moscú, Lynne M. Tracy, presentaba una ‎nota de protesta al ministerio de Exteriores de la Federación Rusa. ‎

Según la parte rusa, el drone estadounidense volaba hacia la frontera rusa para recoger ‎información sobre posibles blancos en Rusia y transmitirlos a las fuerzas armadas ucranianas. ‎En los últimos días, un grupo ucraniano particularmente bien informado ha realizado varias operaciones de sabotaje en ‎suelo ruso. ‎

La parte estadounidense alega que el drone implicado en el incidente sólo cumplía «una misión ‎de rutina». ‎

El drone estadounidense MQ-9 Reaper, originalmente conocido bajo la denominación ‎‎Predator B, puede ser utilizado tanto en misiones de vigilancia y obtención de información como ‎en misiones de ataque. ‎