En sólo 6 días, el armamento occidental que el ejército de Kiev había recibido (municiones, blindados y aviones) ha sido destruido casi todo. El balance en pérdidas humanas para las fuerzas de Kiev está resultando igualmente enorme en el marco de su catastrófica “contraofensiva”.

El ejército de Kiev se estrelló contra la primera línea de las defensas rusas sin lograr alcanzar la segunda, a pesar de haber lanzado 7 oleadas consecutivas. La última tuvo lugar durante la noche del 9 al 10 de junio.

Los dirigentes de la OTAN y los altos jefes del ejército de Kiev se acusan ahora unos a otros. Nadie quiere asumir la responsabilidad de esta terrible derrota.

La arrogancia de Occidente ha quedado al desnudo y ha sido derrotada.