Todo el mundo ha visto, el 9 de abril de 2003, el «derribo» de una estatua de Saddam Hussein en la plaza Fedaous, de Bagdad. Este acontecimiento ha sido descrito unánimemente por la prensa como el símbolo de la caída de la capital iraquí. Sin embargo, conviene colocar esta escena de regocijo popular en su contexto para comprender su desarrollo exacto y su verdadera naturaleza.

Un primer despacho de la agencia AFP [France Presse] señala que a las 12h40 GMT se ha registrado un reagrupamiento de vehículos militares de Estados Unidos (una docena, precisa Reuters) en la plaza Fedaous, cerca del hotel Palestina, donde se albergan la mayoría de los periodistas occidentales. Una hora después, Reuters señala la presencia de una «multitud entusiasta de varias decenas de personas» (transformada en varios «cientos de manifestantes» por la Associated Press).

Un plano abierto de la plaza Fedaous revela la puesta en escena: la plaza está rodeada por vehículos militares estadounidenses y «la multitud» se limita a algunas decenas de personas.

Desde el comienzo de la reunión, Associated Press Television Network (APTN), la agencia de prensa-vídeo estadounidense, filma en plano cerrado la plaza Fedaous y retransmite las imágenes en directo a través de su red, como si supiera que algo va a ocurrir. El hecho de que la manifestación se desarrolle en las proximidades del hotel Palestina es una verdadera ganga para los 200 periodistas mencionados por la Associated Press, quienes no tardan en hacerse presentes en la plaza. Los manifestantes, entre los cuales Indymedia ha identificado a un miembro de la milicia de Ahmed Chalabi (las «Free Iraqi Forces»), pueden empezar la puesta en escena.

Acto 1: El pueblo, impotente, pero motivado

Un manifestante se acerca al pedestal e intenta atacarlo con una masa. La empresa está condenada al fracaso y presenta incluso un carácter irrisorio, dado el volumen de la peana de la estatua. Poco importante, esta imagen evoca otra a los espectadores: la de la caída del Muro de Berlín, en 1989, en la que cada uno aportaba su martillo y su buril para destruir simbólicamente el muro. A partir de los primeros despachos, Reuters llama la atención de los periodistas, quienes habrían malinterpretado la alusión de la escena, que «recuerda la caída del Muro de Berlín».

Acto 2 : El recurso al poderío norteamericano

Después de intentar, sin éxito, tirar la estaua de Hussein con la ayuda de una cuerda, «los iraquíes solicitan el concurso de un tanque norteamericano, un símbolo dentro del símbolo», según informa TF1 [Televisión Francesa]. El valor simbólico del acontecimiento no ha escapado a nadie, ni siquiera a France 2: «Al no haber venido solos, y habiendo allí todo un símbolo, los iraquíes llamarán a un tanque americano». Por casualidad, un blindado estadounidense, equipado para la circunstancia con un dispositivo que lo transforma en una grúa, estaba estacionado al lado. Se acerca a la estatua.

Acto 3 : El apartamiento de los Estados Unidos

El marine Edward Chin, del 3er. batallón de Marines, trepa a la estatua para engancharle el cable. Aprovecha para cubrir la cabeza de la estatua con una bandera norteamericana, rápidamente reemplazada por una bandera iraquí, para de demostrar que los Estados Unidos refrenan su omnipotencia y ceden su lugar a los iraquíes.

Acto 4 : La caída

La estatua es arrancada de su pedestal. Es la caída de Saddam Hussein y su linchamiento simbólico por los manifestantes.

Muy rápidamente, los principales funcionarios estadounidenses se aferran al acontecimiento y subrayan su importancia ante los periodistas, quienes lo habrían subestimado al no ver en él más que la destrucción de una estatua y, además, por el ejército norteamericano. Es mucho más que eso, explica Donald Rumsfeld: «No se puede dejar de pensar en la caída del Muro de Berlín y en el desmoronamiento de la cortina de hierro». Menos de una hora más tarde, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleicher, destaca la importancia de lo que acaba de producirse.

La reacción de los «medias» está a la altura de la puesta en escena. Todas las redes noticiosas de los Estados Unidos difunden la información. En la LCI, aunque su enviado especial no se encuentra en el lugar, se comenta en directo las imágenes de la APTN: «El pueblo se precipita para linchar la estatua». Más tarde, en el telediario de las 20 horas de France 2, se anuncia igualmente que es el «pueblo» el que «se precipita para linchar otro símbolo, la cabeza» de bronce. Sin embargo, la cadena de servicio público dispone de un distanciamiento más importante y forzosamente ha leído el despacho de Reuters que precisa que «el pueblo» en cuestión se limita a algunas decenas de personas. Al día siguiente, ningún cotidiano escapó a la imagen «shock», como lo atestigua esta impresionante colección de portadas de periódicos de todo el mundo, del 10 de abril. El mensaje se ha transmitido: junto a la estatua, es el propio régimen de Saddam Hussein el que ha caído. La guerra ha durado 21 días, ha terminado, los Estados Unidos han ganado, han liberado a los iraquíes.

Cómo la coalición anglonorteamericana orquestó la puesta en escena

A fines de marzo, la Oficina para las Comunicaciones Globales (Office of Global Communicationes, OGC) solicitó un estudio sobre la manera de realzar la imagen de la Coalición en los «medias» internacionales. La OGC reunió todos los días en la Casa Blanca a los responsables estadounidenses de la propaganda y, por vídeo-conferencia, a los del 10 de Downing Street. El informe remitido a la OGC ha sido elaborado por el Grupo Táctico de Operaciones Psicológicas (Psychological Operations Tactical Group, PsyOpsTG), del Comando de las fuerzas especiales de infantería con sede en Kuwait (ARCENT-Kuwait). Fue interceptado por el FSB ruso y transmitido a los oficiales que realizan «a título privado» el sitio iraqwar.ru.

En este informe, el PsyOpsTG recomendaba reunir ante la prensa a los prisioneros de guerra iraquíes de tal forma que la vista de un grupo numeroso hciera creer que las rendiciones eran masivas. Sobre todo, el PsyOpsTG propuso poner en escena la «liberación de Bagdad»y las «manifestaciones de alborozo popular», con el fin de corregir la imagen colonial de la Coalición. A esto corresponde el episodio de la plaza Fedaous.

Si una guerra ha terminado el 9 de abril, no es la de la información.