Los tabaquero cubanos, desde que se fundara la primera fábrica de habanos tienen la costumbre democrática de utilizar la cuchilla que utilizan para su trabajo manual, llamada "chaveta", para aplaudir ruidosamente con el sonido metálico de su afilado instrumento a los oradores invitados que se presentan en la tribuna de las fábricas de tabacos a exponer sus puntos de vistas.

El aplauso de aprobación con la "chaveta" de sus discursos patrióticos convocando a la guerra "Justa y necesaria del 95", los disfrutó José Martí en sus visitas a las tabaquerías de Tampa y Cayo Hueso cuando reclamaba apoyo para su causa. De ahí toda una tradición muy cubana.

Imitando a los trabajadores torcedores de tabacos vamos nosotros hoy, desde estos micrófonos de Radio-Miami a aplaudir con nuestra simbólica chaveta al Presidente de Venezuela Hugo Chávez en estos momentos de profunda crisis por la que atraviesa ese país como consecuencia de la terca y antidemocrática actitud asumida por la oposición a su gobierno. Una oposición que con tal de derrocar al Presidente de la nación electo libremente en las urnas, va desde el Golpe de Estado como intentaran anteriormente, a la más provocadora desestabilización del país orquestando paros ilegales que ya afectan gravemente la economía popular.
La decisión del Presidente Chávez de cortar por lo sano, dejando bien claro que tomará las medidas necesarias para devolver la normalidad a su país y que la producción de petróleo y su exportación será garantizada, constituye un mensaje de alivio a las grandes preocupaciones que alberga el mundo por el destino de Venezuela. ¡Ya era hora!

Paralizar las actividades de la empresa petrolera del Estado Venezolano - PDVSA es sin lugar a dudas un atentado al mismo corazón de la nación. La Corte Suprema de Venezuela en fallo judicial de obligatorio cumplimiento por todos los que laboran en esa empresa estratégica, ha fundamentado legalmente al gobierno a tomar cuantas medidas sean necesarias para hacer funcionar la industria petrolera.
Una oposición insensata, que pone en peligro la estabilidad del país, que no le importa el sufrimiento que pueda afectar al pueblo pobre- porque los ricos en Caracas lloran pero no sufren hambre - una oposición que con tal de lograr sus objetivos políticos coloca al mundo ante una crisis de imprevisibles consecuencias, carece de toda autoridad moral para dirigir los destinos del pueblo venezolano.

En el colmo de la irresponsabilidad - y no es la primera vez que se recurre a la mentira por la oposición venezolana - se ha llegado hasta afirmar que marineros cubanos estaban tripulando los barcos petroleros que habían sido paralizados y secuestrados por sus dotaciones siguiendo instrucciones de la oposición. Tal afirmación calumniosa provocó el natural desmentido del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, señalando que ni un sólo tripulante cubano estaba en ninguno de los buques petroleros venezolanos, así también como que era absolutamente falso que en la escolta del Presidente Chávez hubiera militares cubanos o que en los cuarteles de las Fuerzas Armadas de Venezuela se encontraran oficiales cubanos en calidad de técnicos o asesores.

De nuevo se pretendía asustar a Washington con el fantasma de la intervención cubana en Venezuela. Todo muy parecido a las conocidas tretas del "Pinocho" Otto Reich.

Con el petróleo de Venezuela es que se abastecen las naciones del Caribe como República Dominicana, Cuba, América Central y gran parte del consumo de Estados Unidos. Dejar sin combustible a todas esas naciones, además de ser de terribles consecuencias para las economías de todas ellas, constituye una gravísima irresponsabilidad en los momentos en que el mundo atraviesa por la incertidumbre de una más aguda crisis petrolera si se desatara una guerra contra Irak.

El Presidente Chávez ha manifestado que a partir de ahora comenzará en Venezuela la auténtica nacionalización de la industria petrolera al quedar fuera de los mandos de la empresa PDVSA todos aquellos gerentes de esa compañía estatal que confabulados con la oposición pretendían paralizar la primer industria de la nación.

Se acercan días difíciles para el pueblo venezolano. La oposición sabe que si no derroca al Presidente Chávez antes de que llegue el mes de Enero, cuando entrarán en vigor las leyes populares aprobadas recientemente por el Congreso, sus planes restauracionistas del pasado no serán posibles. La suerte está echada.
Ahora tiene la palabra la "chaveta" de Chávez.