El oficialista habla de la hoja de ruta. Para variar, el de oposición dice lo mismo. El de más allá afirma que el nuevo gabinete, nacido del almeydazo, es más de lo mismo. El de acullá sostiene que no le consultaron. ¿Son o se hacen? ¿Parecen idiotas o ejercen efectivamente esta discutible virtud? El país atisba protestas borrascosas, escándalos por venir y unos peleles están discutiendo sobre lo que llaman hoja de ruta o de pasos al costado. ¡Mentecatos y cretinos!
La pobreza de imaginación de los políticos peruanos es impresionante. A ninguno se le entiende porque sus trabalenguas son los más caros del mundo: ¡les pagan US$ 10 mil para decir sandeces y exabruptos!
Hasta hoy apenas dos congresistas han tenido la suficiente valentía como para proponer un retiro elegante del presidente Toledo a través de una modificación constitucional, me refiero a Barba y a Rey, y el resto, en su casi totalidad, ha procurado no decir nada porque NO quiere dejar la mamadera que les mantiene bien y resguardados cada fin de mes. ¿Cómo pretenden respeto, si ellos son los primeros en irrespetar la pobreza enorme del mayoritario pueblo peruano?
Da asco ver a Pacheco, engolar la voz, hablar en estúpido y defender a Fernando Olivera, quien, día que pasa, se compromete más en los asuntos no aclarados de su relación con detenidos y sospechosos. Ciertamente, lo ridículo aflora natural en Pacheco, no hace esfuerzo por parecer un bufón, lo es y con gran mérito congénito.
También da pena ver a Xavier Barrón, con sus disfuerzos y majaderías, demandar que el gabinete solicite un voto de confianza. La calle amenaza con su rugido inacallable y este bueno para nada, quiere que los ministros le pidan apoyo. Con su silencio, contribuiría más a que la idiotez no parezca una conducta.
La situación tiene poco que ver con la semántica o con la galanura que se use para referir tal o cual cosa. Es más bien un intríngulis político que requiere de la comprensión y medida exacta de qué se hace para evitar el desborde popular que no tiene que ser en un sólo día ni a la misma vez. Ya pasó en Arequipa hace pocos días y la oposición al régimen no pudo ser más evidente. ¡Y encima colocan a PPK nuevamente en el ministerio de Economía!
¡Quien siembra viento, cosecha tempestades!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.
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