El Sodalicio de Vida Cristiana es una agrupación católica conservadora, fundada en 1971 en Perú, donde es famosa por sus oscuros orígenes, vinculados a Tradición, Familia y Propiedad, su afán por ganar influencia en los círculos del poder, su crecimiento relativamente rápido y, sobre todo, por sus métodos brutales para el control físico y mental de sus adeptos. Empero, por su filiación ideológica es, junto con los Legionarios de Cristo y el Opus Dei, uno de los grupos más identificados con el conservadurismo del Papa Wojtyla y se sabe, por otra parte, que han establecido vínculos con dirigentes de grupos extremistas de otros países, como los Cruzados de Cristo Rey, identificados como la rama religiosa de la organización secreta denominada Yunque. Al igual que otras agrupaciones católicas incluyen una rama sacerdotal, que es propiamente el Sodalicio de Vida Cristiana y un movimiento laico: el Movimiento de Vida Cristiana.

Como sucede con otros grupos, como los Legionarios de Cristo, los sodálites pretenden quizás tener una mayor presencia internacional de la que tienen realmente, pero es innegable que han desarrollado estrategias eficaces para tener una gran presencia en esa nueva dimensión de la vida humana que es el ciberespacio.

Muchísimas de las notas que pretenden “informar” acerca de los movimientos provida del mundo y, especialmente de América Latina, provienen de una agencia de información que pertenece al Sodalicio, denominada ACI: Agencia Católica de Informaciones en América Latina, cuya sede está en Perú, donde, según la propia ACI, es reconocida como una “asociación educativa sin fines de lucro, vinculada a la Iglesia Católica”.

Además, los sodálites poseen también el servicio de informativo Noticias Eclesiales, fundado por un grupo de miembros del Movimiento de Vida Cristiana.

Entre los personajes favoritos de las agencias sodálites, por sus actitudes “provida y profamilia” se encuentran, entre otros, George Bush y el fiscal general de Estados Unidos, John Ashcroft, así como a Jeb Bush, gobernador de Florida, que ha impulsado allí leyes y políticas conservadoras.

Otro de los tópicos de ellas y, especialmente de ACI, es el apoyo al anticastrismo, sobre todo si se trata de su versión ultraderechista católica. Por ejemplo, el 3 de febrero de 2001, ACI reportaba que en una carta pública dirigida a Francis Sejersted, director del Comité del Premio Nobel de la Paz, en Noruega, varios congresistas estadunidenses, también derechistas y algunos de ellos figuras del exilio cubano, propusieron al activista antiaborto Oscar Elías Biscet por "sus valientes esfuerzos para promover la libertad, la democracia y los derechos humanos en su país".

Desde luego, ACI tiene como sus personajes favoritos de América Latina a los políticos y jerarcas católicos más conservadores. Uno de ellos es Juan Luis Cipriani Thorne, de quien ACI dice en una nota biográfica que “la defensa de la vida desde la concepción, la defensa de la Institución Familiar y el matrimonio como pilar de la sociedad, el respeto a la dignidad de las personas, son temas que aborda monseñor Cipriani siempre con la firmeza y convicción que corresponde a un pastor de la Iglesia”.

ACI también ha tratado de presentar a Cipriani, como a otros personajes y grupos católicos, siempre bajo la luz más favorable, negando o ignorando las críticas contra ellos.

Por ejemplo, cuando se produjo la crisis de la invasión de la embajada japonesa en Perú, por parte de un comando del grupo Túpac Amaru, en diciembre de 1996, se desarrolló un episodio bastante raro y oscuro en el cual aparece como protagonista Cipriani Thorne, quien fue designado por la Santa Sede como integrante del grupo de garantes para lograr una salida pacífica del conflicto y donde participaban también el embajador de Canadá: Anthony Vincent y el jefe de la Cruz Roja, Michael Minning. El 28 de abril de 1997, los periodistas Javier Espinosa y Adolfo Mena, de El Mundo, afirmaron que Cipriani fue el encargado de llevar a los rehenes una guitarra y un cuadro del Sagrado Corazón en los que se ocultaron los micrófonos que permitieron al ejército conectarse con un rehén, el almirante Giampetri y coordinar el asalto final tras el que serían masacrados todos los guerrilleros.

En defensa de Cipriani, la agencia ACI ha señalado que “gracias a sus gestiones personales, además de calmar a los cautivos con palabras de serenidad y confianza en Dios, intercedió eficazmente para que fueran saliendo algunos enfermos o especialmente afectados por la difícil situación”. Pero esa información finalmente no refuta las denuncias públicas contra él, pues es perfectamente posible que Cipriani haya auxiliado emocional y espiritualmente a los rehenes y a la vez que pusiera los micrófonos para ayudar a combatir a los guerrilleros.

Del ultraconservador ex ministro de Educación y de la Familia en Nicaragua, Humberto Belli, ACI ha dicho que“En medio de estrecheces y necesidades. Belli fundó en Estados Unidos el Puebla Institute con el fin de promover una recta comprensión de la realidad latinoamericana y proponer la Doctrina Social de la Iglesia y las enseñanzas del Magisterio Latinoamericano como medios para la transformación social de la región”.

En realidad, el Instituto Puebla no nació en medio de tantas estrecheces sino al amparo del poderoso millonario estadounidense Thomas S. Monaghan, dueño de Pizzas Domino, quien creó la Fundación Dominó en 1987 y al que se le considera uno de los principales promotores del movimiento provida en Estados Unidos. Además se sabe que dicho Instituo recibió ayuda de la CIA porque su objetivo era la lucha religiosa contra el régimen sandinista y contra las corrientes progresistas de la Iglesia.

El 7 de septiembre de 1998, la agencia ACI anunciaba gustosa que “Humberto Belli, un militante católico y defensor de la vida ha sido nombrado como el nuevo ministro para la Familia, por el presidente Arnoldo Alemán”.

Otra estrategia desinformativa que apoya es la de insinuar ataques personales contra los sectores liberales, por ejemplo, “informando” que se les atribuyen planes siniestros o agresivos contra la jerarquía católica o los grupos provida. Así, el 14 de marzo de 2002, la agencia ACI difundía que el Consejo Arquidiocesano de la Acción Católica en Buenos Aires acusó a “mercenarios financiados por algún negocios de los productos anticonceptivos abortivos” de llevar a cabo pintas “ofensivas” en los muros de la Catedral Metropolitana. Según dicha agencia, las pintas no fueron “fruto de la manifestación espontánea de algunos ciudadanos”, sino la “obra pensada de mercenarios abortistas”.

Es, claramente, una propaganda destinada a despertar el odio contra los pretendidos “abortistas”, presentándolos como criminales y calificándolos de “mercenarios”, de la misma manera que a los médicos que practican abortos los califican de “asesinos” y hasta de “carniceros”.

En fin, sólo agencias como ACI o Zenit, de los Legionarios de Cristo, hacen saber, com bombos y platillos, las actividades de minúsculos grupos provida que en sus respectivos países, sean México, Guatemala, Bolivia, Nicaragua, Perú, carecen totalmente de representatividad y de arraigo popular pero que en el ciberespacio adquieren dimensiones respetables debido a la labor de servicios de “información” como los mencionados, que obedecen a intereses y consignas ideológicas bien claras y que una y otra vez muestran su falta de escrúpulos en la supuesta “defensa de la vida” que es la careta actual del ultraderechismo católico.

Por ejemplo, el grupo guatemalteco Codedena, Comisión Defensora del Derecho a Nacer, tiene alrededor de 25 referencias en algunos buscadores de la Red, de las cuales más de 20 provienen de ACI, Zenit y de las páginas de grupos provida. Es decir, su presencia en la red electrónica está sostenida por dichos medios de orígenes sectarios.

Por el contrario, ACI y agencias similares tratan de hacer creer que las instituciones locales o internacionales dedicadas a la planeación familiar o a la educación sexual, entre ellas el Fondo de Población de la ONU y la IPPF son impopulares en América Latina y que hay un gran malestar social por sus proyectos.

Maestros de la desinformación, los sodálites están tratando de crear un mundo ficticio para organizaciones que a veces son virtualmente desconocidas en sus países de origen.