La globalización tiene múltiples facetas y es que el esfuerzo por abrir espacios a los capitales y productos, y apoderarse de los mercados, representa oportunidades y amenazas simultáneamente.

Preguntemos al líder de la globalización, competencia y apertura de mercados, los Estados Unidos, por qué nos cierra el ingreso de productos metalúrgicos, nos limita la exportación de Orimulsión y atún, o por qué Europa protege su productividad agrícola, llegando a eliminar los excedentes alimentarios en un mundo de desnutridos y hambrientos, en el cual la mitad de la población (tres millardos de personas) vive con menos de dos dólares al día. O por qué ambos cierran la libre competencia de la mano de obra (la globalización de la mano de obra no existe). Por otro lado, reconozcamos los beneficios del Internet, turismo, aprendizaje de otras lenguas y culturas, y en muchos casos, de la apertura e integración de mercados. Sin duda, la integración de la Unión Europea, ha generado un importante crecimiento económico para sus miembros, mejorando la calidad de vida, o al menos la generación de riqueza en esos países.

A mediados de los cuarenta, finalizando la ocupación inglesa de la India, Gandhi luchaba contra la compra de textiles ingleses, a fin de limitar la influencia imperialista y su penetración en la economía y la cultura, y constituir de esa manera un símbolo en la lucha de liberación. Casi cien años antes, en Junio de 1853, Marx había escrito en Londres sobre la cruenta dominación inglesa en la India, la cual destruyó su industria textil, siendo que la India era la tierra del algodón y exportaba hermosas telas a Europa desde tiempos inmemoriales.
El surgimiento de los telares ingleses y su progresiva dominación de los mercados, desplazó a las telas indias de Europa y luego la invadió, generando devastadores efectos sobre una economía tradicional basada en pequeñas unidades de producción de carácter rural, que había logrado la unión entre agricultura, industria artesanal y exportadores: una verdadera cadena productiva. Pero, resalta Marx, esa destrucción de la estructura económica representó un avance en las formas de vida, puesto que puso de lado la estructura despótica de castas que caracterizó al subcontinente indio a lo largo de su historia, y limitaba su crecimiento.

La India de hoy ha resuelto los inmensos problemas de hambruna de hasta hace tan sólo unos veinte años, mediante el desarrollo de lo que llaman la revolución blanca y la revolución verde: profundos y exitosos esfuerzos por producir lácteos y vegetales. La India es el mayor productor de lácteos del mundo. Hoy la India gradúa más de 100 mil ingenieros por año en Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), y se encuentra en un avanzado proceso para graduar 400 mil por año, en menos de cinco años. Una cuarta parte de los empresarios del Silicon Valley son indios, a pesar de ser un país con casi 700 millones de habitantes que viven con menos de 1US$ al día. Un verdadero esfuerzo nacional centrado en la educación.

Los países tienen que luchar por hacerse dueños de su destino, impulsando su desarrollo social y económico. Nadie lo hará en su lugar.