El tiempo pasa y la observación permanente del fenómeno inflacionario es parte de la preocupación del gobierno nacional por mantener a raya ese flagelo del ingreso nacional. Para el 2004 la meta propuesta fue de un 26% de inflación anual, bajo el criterio de tratar de mantener una relación adecuada entre el comportamiento de la inflación en Venezuela y la de los países con quienes se mantiene un nivel importante de intercambio. Hasta el momento, incluyendo el mes de abril, esta meta se mantiene vigente buscando un equilibrio adecuado entre los diferentes diablos entre los cuales se mueve la economía. si bien aún no se tienen las cifras oficiales que deberá ofrecer el Banco Central de Venezuela durante el mes de mayo, correspondientes a ese período, ya existen algunos indicadores adelantados de su alto crecimiento a pesar de las voces agoreras que pretenden desmeritarlo.

La inflación en Venezuela tiene un alto contenido inercial. Cerca de dos tercios de su valor actual se encuentran vinculados a lo que viene ocurriendo en el pasado, en tal sentido, juega un rol importante el factor de las expectativas racionales, y también el de las que podrían ser llamadas como «irracionales». Se tienen de hecho ya un par de trimestres de crecimiento positivo del aparato productivo, incluyendo al primero del año 2004 aún sin cifras oficiales acerca de su comportamiento. El trimestre en curso sigue una tendencia parecida apalancado no sólo por precios petroleros adecuados a lo que debe recibir el país como resultado de la venta de ese recurso natural no renovable. Sube el producto interno bruto, manteniéndose la inflación a un nivel previsto para el año 2004. Esto no es motivo para regocijarse ni mucho menos. Y es así que la lucha contra la inflación debe ser un proceso implacable para mejorar también ese indicador y someter el diablo que lleva dentro al golpear el bolsillo, sobre todo de los que menos tienen y viven de una remuneración fija, de un salario que, como se dice comúnmente, suben por la escalera mientras la inflación lo hace por el ascensor.

La inflación de abril alcanzó el valor de 1,3%, que en comparación con el mismo mes del año anterior sufrió una disminución, de 1,7% al valor actual, y en relación con el mes anterior, marzo de 2004, fue también inferior, descendiendo del 2,1% de ese mes. Ese valor de 1,3% para abril es el más bajo en los últimos ocho meses. El comportamiento mensual de la misma se sigue encontrando dentro de una banda que ha venido oscilando entre un 1% y un 2%. El valor acumulado de la inflación durante 2004 alcanza 7,8%, esto es desde enero hasta abril inclusive completando el primer cuatrimestre del año. Si lo comparamos con el año anterior 2003, su valor es menor al ser de 7,8% en comparación con un 11,2% para abril del 2003. Se tiene así una variación intermensual constante de 1,9%. En cuanto al valor de la inflación anualizada desde abril del 2003 hasta abril del 2004 su valor es de 23,2%, siendo el mismo menor al alcanzado durante el 2003 cuando llegó para abril a 33,5%. Dicho descenso en la tendencia continua de manera acelerada a partir de la inflación que se tenía en febrero de 2003 cuando alcanzó 35%.

Varios rubros tuvieron una incidencia mayor que la media de 1,3% para el mes de abril. Las bebidas alcohólicas y tabacos con 2,4%, restaurantes y hoteles con 2%, los alimentos y bebidas no alcohólicas y el equipamiento del hogar con 1,8%, los servicios de salud con 1,7%, los bienes y servicios diversos con 1,6%, y finalmente, el esparcimiento y cultura con 1,5%. De todos ellos la mayor incidencia se dio en los alimentos y bebidas no alcohólicas dado su peso de 24,9%. La incidencia de este rubro de los alimentos llegó a 0,45 del total de 1,3%, esto es un 35%. El aumento autorizado de los precios de algunos de estos alimentos en febrero incidió en dicho aumento, particularmente en cuanto al café, algunos tipos de carne y el pescado influenciado en parte por la temporada de Semana Santa. En contraste con el aumento de los alimentos de origen pesquero que aumentaron en 4,8%, los de tipo agrícola disminuyeron en -2,7%. La incidencia de los otros dos rubros con peso significativo fue menor que el de los alimentos, por ejemplo, el transporte que aumentó en un 1,3% tuvo una incidencia de 0,19 del total dado su peso específico de un 14,3%. Por otro lado el alquiler de viviendas solo contribuyó en 0,09 dada su incremento de 0,7% y su peso de 12,2%.

El mejoramiento de los servicios de salud y educación para los sectores populares es un hecho irrebatible dado el decidido impulso de las Misiones sociales emprendidas por el gobierno nacional, las cuales han mostrado un efecto masivo en esos servicios y en su calidad, y en consecuencia su implicación en la inflación es notable por el suministro de los mismos. De allí que puedan darse las condiciones para un traslado de la población del sector privado, de la salud y la educación, a lo público.

No hay duda que en la medida que sigan produciéndose resultados positivos en el campo de lo social, y en la misma medida que se siga reactivando el aparato productivo, como de hecho se nota no solamente en las cifras sino también el bolsillo de los venezolanos, el fenómeno de la inflación tendrá un efecto cada vez menor. Luchar contra ella debe ser permanente no sólo por parte del gobierno sino también para los sectores privados empeñados en que este país salga adelante, dejando de lado, por supuesto, los desafueros cometidos en el pasado reciente. En esa labor debemos estar unidos todos los venezolanos llenos de buena voluntad, no sólo los consumidores sino también los productores, quienes al igual que el gobierno nacional y el local tampoco pueden obviar a semejante responsabilidad.