Con un margen de apenas tres votos, Antero Flórez-Aráoz ganó la presidencia del Congreso, el resultado final fue de 60 a 57. El gobierno de Toledo, desprestigiado por múltiples escándalos, haría bien en tomar nota que este es el comienzo de un camino que, todo así parece indicarlo, conduce a una Asamblea Constituyente.
Y no es que el Congreso me suscite gran entusiasmo. Por el contrario, al propio Antero Flórez-Aráoz le dije días atrás, que la gente percibía que el Parlamento no servía para absolutamente nada. Salvo que para alimentar a sujetos que no estaban a la altura del reto y carecían de idoneidad moral o de cualquier especie.
Irrisorias, por tardías y oportunistas, las expresiones de alguna legiferante oficialista que recién se da cuenta que su régimen está profundamente inmerso en enjuagues inelegantes, trapisondas hediondas e inmoralidades al por mayor. Poco es lo rescatable de este gobierno. Un balance desapasionado, da un déficit notorio en contra de la administración Toledo.
Una de las primeras cosas que tendrá que llevar a cabo la nueva directiva del Congreso es acometer el tema de la Defensoría del Pueblo. En ese puesto hay un anodino como Walter Albán que ha hecho gala de frivolidad e irresponsable afán de auto-bombo con el claro propósito de quedarse en un puesto que le queda muy grande. En momentos difíciles para el país, este individuo ha brillado por su ausencia. ¡Es necesario echarlo de una buena vez y con una votación calificada, elegir a alguien moral y limpio para ejercer la Defensoría del Pueblo!
Antero Flórez-Aráoz profesa un credo más bien conservador. Sin embargo, ha hecho bien en su discurso príncipe en anunciar que evitará parcializarse o el criterio político partidario para el ejercicio de su presidencia. Rara vez, se ha visto, una declaración pública tan categórica. Y hay que tomarle la palabra al milímetro.
Muy bien, ya hay nuevo presidente del Congreso. ¿Es garantía suficiente que sea la oposición la que tiene las riendas del Palacio Legislativo? ¡No, de ninguna manera! Si no hay cambios sustantivos, y todo sigue como está, habremos cambiado mocos por babas y Antero Flórez-Aráoz, el símbolo de una indeseable nadería.
¡Hagamos votos porque los vientos de cambio sean sinceros y efectivos! O el Congreso, seguirá en la ruta del desastre al gobierno del presidente Toledo.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
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