Semejante cantidad de dinero denominada en la unidad monetaria de los Estados Unidos de Norteamérica no expresa la riqueza acumulada por un magnate del sistema productivo capitalista mundial, ni el monto de las reservas internacionales de un país de pequeñas proporciones, ni aún el financiamiento requerido de una obra de dimensiones importantes como es el caso de una represa hidroeléctrica, se trata más bien del monto de una operación financiera recientemente realizada por la empresa petrolera venezolana Pdvsa.
Dentro de su programa de financiamiento Pdvsa propuso la posibilidad de adquirir una cantidad importante de bonos anteriormente emitidos que alcanzaban una cifra cercana a los 2,6 millardos de dólares. Efectivamente la operación se dio con entero éxito alcanzando un total de 96,34% del total de los bonos.
Digno de comentario era la situación en que se encontraba el endeudamiento de Pdvsa producto de las condiciones que se habían pautado. Se tenía un nivel excesivo de restricciones que comprometían no sólo las facturas por cobrar sino también la producción misma, que se relacionaban inclusive con el tipo de calidad del petróleo. De la misma manera se obligaba a aumentar el capital de la empresa al tratar de tener nuevas obligaciones. En fin de cuentas se restringían ciertos grados de libertad que toda empresa debe tener para efectuar sus operaciones. La libertad de movimiento como se sabe es uno de los principios básicos de todo tipo de estrategia y para Pdvsa era como tener amarradas sus posibilidades dadas las condicionalidades con las cuales se habían procedido al tipo de endeudamiento que se tenía y que producto de la operación realizada, se rescatan de manera evidente e importante para la buena marcha financiera de Pdvsa.
Los beneficios de la transición realizada podrían enumerarse de la siguiente manera: primero, el ahorro en el flujo de caja en pago de intereses para los próximos diez años en un monto que alcanza 1.262 millones de dólares; segundo, los ahorros obtenidos en su valor presente neto, al comparar el alto costo de la deuda en circulación con el posible reemplazo, en cantidades mínimas de unos 450 millones de dólares; tercero, la liberación de las exportaciones en un flujo estimado de 5 mil millones de dólares anuales, lo cual permitiría nuevos financiamiento para los planes de expansión de la empresa; cuarto, la reducción de los costos de financiamiento promedio de Pdvsa en unos 200 puntos básicos; quinto, la reducción de los niveles de deuda al aprovechar los altos precios petroleros y los excedentes de caja; sexto, el abrir condiciones más favorables a futuro para acceder a fuentes de financiamiento cuando sean requeridas; séptimo, la extensión de la vida promedio de los pasivos de la compañía debido a la posibilidad de emitir nueva deuda en el mercado local o en el exterior; octavo, la posibilidad de establecer un nuevo nivel de referencia para futuras emisiones en el mercado internacional; noveno, el reestablecimiento de la credibilidad y transparencia de Pdvsa ante la comunidad financiera internacional. En fin, suficientes motivos para efectuar ese tipo de operaciones que significan en cierto argot el ganar ganar.
El monto nominal de los bonos recomprados es lo que lleva el título del artículo, en un porcentaje decíamos de 96,34%, con un promedio de precio fijo de compra de 102,2% y una tasa interna de retorno de 17,98%, entre otras características. El conjunto de los bonos objetos de la recompra tenían un horizonte que iba desde el 2006 hasta el 2028 como fecha más lejana, y con unas tasas que se encontraban en el rango de 6,250% las menores hasta alcanzar un máximo de 9,95%.
Se logra así una transacción dentro un proceso coordinado de reducción de la deuda externa, similar a la que ha venido ejecutando la República Bolivariana de Venezuela, ello en parte debido a los ingresos excedentarios obtenidos. Se obtiene, de este modo, igualmente una mayor flexibilización financiera por la reducción de las cuentas por cobrar que pasan a través de la filial financiera de Pdvsa y dado que son recursos adicionales ello no requiere ninguna reducción del programa de inversiones que adelanta la empresa. Se retira con ello una parte importante de la deuda más cara que tenía Pdvsa.
Esta operación financiera de alto calibre no hace más que reafirmar el posicionamiento de Pdvsa entre las más importantes empresas de América latina y el mundo, en el primer ámbito al situarse en el segundo lugar entre 500, y a nivel del entero globo terráqueo en el puesto 76 entre las mayores 500. Esta ubicación se la da, en parte, el nivel de producción de 3,3 millones de barriles diarios, el monto de sus ingresos mundiales que alcanza los 46 mil millones de dólares anuales y de los cuales se generaron unos 3,8 mil millones de dólares de ganancia neta. En ese año 2003, que es bueno recordar se tuvo el ataque más despiadado que haya tenido empresa alguna de petróleo en la historia del mundo.
La nueva Pdvsa continúa marcando el paso como parte de su plena recuperación que anuncia ya nuevos retos. Por un lado para ir venciendo el anterior modelo desnacionalizado, privatizador y dependiente, el cual se le trató de imponer a la empresa misma y al país en su conjunto. Por el otro, al haber eliminado las fuertes condicionalidades que lo sujetaban en su endeudamiento, cuestión que permite alcanzar grados de libertad adicionales que no hay duda, serán utilizados para beneficio de la grande mayoría de los habitantes de Venezuela ahora y en el próximo futuro. Logrando de este manera internalizar la industria y sus derivados tal de aumentar los niveles y la calidad de la riqueza y el ingreso que merecen todos los venezolanos.
Publicado en la Revista Quantum No.27
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