A raíz de las masivas y multitudinarias protestas de la población cajamarquina contra Yanacocha y su atentado contra Cerro Quilish, se han suscitado comentarios perversos y falsos. Se dice que las ONGs mueven a los compatricios del norte serrano, se tilda a aquellos hombres de la tierra como enemigos de la inversión. Pero ¡no se revela que Minera Yanacocha ha envilecido y corrompido toda forma de existencia en Cajamarca!

En efecto, Yanacocha ha comprado todo lo posible para embutir el gazapo de la bondad de su explotación aurífera. Hasta las piedras tienen precio en Cajamarca. Y eso lo han manejado decenas de mercenarios muy bien pagados a quienes la prensa limeña da cobijo y tribuna para su llanto en favor de la minería. ¿Son opositores a la inversión los que claman por el respeto al medio ambiente? ¡Sólo aquí se puede proferir una mentira tan desfachatada como aquella!

Recordemos. Años atrás Yanacocha incurrió en el derrame de mercurio en el distrito de Choropampa. En lugar de medidas rápidas y sanitarias, los miserables de esta empresa demandaron apoyo policial para apalear a los lugareños, contrataron médicos a la medida y apenas si sufragaron indemnizaciones. Eso sí, sobornando, comprando testimonios, coaccionando a los regnícolas para aparentar que el daño no había sido tal y que todo estaba muy bien. Yanacocha nunca ha podido demostrar que hizo lo correcto, sino todo lo contrario.

En Cajamarca, como ya se ha dicho in extenso, no hay un centímetro que carezca de la mancha dolarizada de Yanacocha. Llevan poetas, artistas, pseudo-escritores, todos a favor de la minera para que den conciertos y, buen pago de por medio, se sientan contentos con su labor cultural y en favor de los menos cultos. Economistas, periodistas, relacionistas públicos, todos alquilables, no dan un ardite por el cuidado del medio ambiente, pero sí cobran a raudales y por sus campañas de imagen.

Yanacocha privilegia estos gastos porque siempre será menos que los mínimos indispensables que se necesitan para cuidar, de verdad, el medio ambiente. Entonces, no importa que Cajamarca en 15 ó 20 años, sea una ciudad fantasma, sin agro, sin minas, sin agua potable, sin gente, mientras que hoy por hoy, una cáfila de rufianes cobren en faltriqueras gordas. La solución -dicen ellos- es llamar a los contestatarios “enemigos de la inversión”, “opositores del progreso” y demás boberías.

Gran parte de las ONGs en todo el Perú y con todo pretexto, son funcionales a cualquier negocio que les provea de los dólares que sufraguen los altos sueldos de sus funcionarios y dejen algo para sus campañitas-señuelo que den cuenta de sus trabajos. Jamás arriban a soluciones, porque si lo hicieran, se les acaba el pretexto. Vean lo ocurrido con los “ambientalistas” en Camisea: ahora dicen que hay que impedir que ocurra en Pagoreni, lote 56, lo que ocurrió en Camisea, lote 88, ¡pero nadie advierte que este obsequio del gobierno de Toledo al Consorcio Camisea, se ha hecho sin licitación, ni concurso público y con una desfachatez a prueba de cañonazos! ¡Es decir esas ONGs, ya pasaron por el aro!

La prensa mentirosa desinforma y malquista. Es oprobiosa y habrá que ajustarle las cuentas algún día. Son elementos corruptos y corruptores.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!