ARTICULO PARA ILA KRISÁLIDA

Convocados por estas palabras, más de 60.000 hombres y mujeres, indígenas, campesinos, destechados y otros sectores sociales, se movilizaron entre los días 12 y 18 de septiembre, para rechazar las políticas del gobierno actual de Álvaro Uribe Vélez. En concreto se pronunciaron en contra de: los Tratados de Libre Comercio, las continuas violaciones a los derechos humanos y a la vida, las reformas arbitrarias a la constitución y la represiva «política de seguridad democrática».

Ni el cansancio, ni el sol, ni las noches durmiendo a la intemperie, pudieron detener los pasos de campesinos, afrocolombianos, indígenas, destechados, hombres y mujeres dignos, que frente a este proyecto neoliberal de muerte plantean un proyecto de vida, de autonomía, popular, que garantice la soberanía de los pueblos sobre sus territorios. Tampoco logró detener la voz de un pueblo que le dice al país, al mundo, que aquí esta lleno de dignidad y de vida para construir alternativas de vida, las visitas del Gobierno en cabeza del Presidente y sus Ministros a los territorios indígenas para disuadir la movilización, ni la retención y posterior devolución de un Alcalde indígena y tres de sus acompañantes por parte de la guerrilla de las FARC, ni la detención arbitraria y sin pruebas contundentes del líder indígena Alcibíades Sescué, director de la empresa de salud indígena, acusado posteriormente de corrupción y de trasladar dineros de la organización indígena a grupos paramilitares y liberado tras esta minga por la vida y la presencia de 400 guardias indígenas en la capital.

¿Por qué una marcha y movilización indígena y popular?

Desde hace varios meses las organizaciones indígenas de Colombia, y especialmente de la Región del Cauca, venían encontrándose alrededor de la preparación de una acción para levantar la voz, y los bastones de mando, frente a los impactos de la política de seguridad democrática del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez.

Una política que bajo el argumento de garantizar seguridad para el pueblo Colombiano, viene involucrando a la población en el conflicto armado, a través de estrategias como la contratación de jóvenes como soldados campesinos, la conformación de redes de informantes, la instalación de batallones de alta montaña en territorios campesinos e indígenas.

La grave situación de derechos humanos que viven los habitantes de campos y ciudades, la falta de garantías y protección de sus derechos fundamentales, las detenciones masivas y arbitrarias, la judicialización de líderes populares, el aumento de masacres, asesinatos, amenazas e intimidaciones, desapariciones y desplazamientos forzados, convocó a este gran encuentro de pueblos, por la vida, la alegría, la dignidad y la Autonomía.

Hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños, procedentes de diferentes rincones del país, al no encontrar respuesta a sus justas demandas por parte del Estado, decidieron unir sus pasos, sus denuncias, sus esperanzas y emprender la marcha desde la María Piendamo (territorio de convivencia, paz y negociación), pasando por los municipios de Santander de Quilichao, Villa Rica-Cauca y Jamundi- Valle, con destino hacia la ciudad de Calí.

A su paso, la marcha fue dejando el eco de las consignas, las noches alrededor del fuego, las largas horas de camino, y la inquietud de quienes a la orilla del camino, admirados aplaudían el inmenso río humano y se sumaban a sus lemas: ¡exigimos el derecho a la vida, no más impunidad, Verdad, Justicia y Reparación!

Al ritmo de las Chivas que transportaban los alimentos, las cocinas móviles, las viviendas de plástico, la Minga por Territorio y Vida Digna, movilizó también los pueblos para rechazar la firma del tratado bilateral de libre comercio con Estados Unidos y el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), que ponen en riesgo los derechos territoriales, alimentarios y los saberes tradicionales de la población Colombiana, con la venta de los recursos naturales, los servicios públicos, el derecho a la salud y la educación, atentando contra la soberanía de los pueblos: ¡Tenemos Chicha, tenemos Maíz, Multinacionales Fuera del país!.

Tanto los tratados de libre Comercio, como el recorte de los derechos sociales, se están legalizando mediante la reforma constitucional que restringe las garantías de las comunidades sobre los territorios de propiedad colectiva y elimina los mecanismos de defensa de los derechos fundamentales en detrimento del Estado Social de Derecho: «¡Reforma constitucional: impunidad, exclusión y corrupción!»

El congreso itinerante de los pueblos

Con el cansancio en los rostros, después de cuatro días de camino, pero la convicción de estar caminando y luchando por la construcción de propuestas de paz que recojan el sentir de las comunidades y pueblos presentes, los marchantes se congregaron en un gran Congreso, en el Coliseo del Pueblo en la ciudad de Cali, donde a través del trabajo en comisiones discutieron exigencias e iniciativas frente a los temas centrales de la movilización. Algunas de las conclusiones, fueron:

* Consolidar el Tribunal de Opinión nacional e internacional que tendrá la función de asumir todos los casos de violación de Derechos Humanos, con el acompañamiento de grandes personalidades del orden mundial.

* Exigir y diseñar mecanismos de resistencia popular para lograr el respeto a la población civil, nuestra autonomía y organizaciones, de manera que no se nos siga involucrando en la guerra.

* Convocar a las organizaciones y el pueblo de Colombia a un Referendo Popular para decidir sobre el TLC y el ALCA

* Detener las reformas constitucionales que atentan contra los derechos. Cualquier reforma debe ser sometida a consulta popular.

Además de las anteriores, muchas fueron las propuestas, para continuar este congreso que no acabó en la ciudad de Calí, sino que se seguirá construyendo en las agendas de trabajo de las organizaciones sociales, y las acciones conjuntas de todos los sectores sociales que convergieron en estos días y noches de Minga por la vida, la dignidad y el territorio.

«Seremos tercos en insistir y persistir en los caminos de integración y encuentro de todas las organizaciones sociales y sectores populares para que sigamos tejiendo mayores posibilidades y fuerza de Vida, Dignidad y Esperanza, ojalá para todos los Colombianos.»
(Comunicado Comité de Integración del Macizo Colombiano CIMA, septiembre 18 de 2004)