Algunas de las situaciones que vive el país en las actuales circunstancias hacen pensar en la posibilidad de una aceleración de su proceso de cambio social, esto es en la profundización del contenido de lo expresado en la norma fundamental de la Constitución de la República, en la oportunidad de algo que en algún momento se denominó cómo proceso constituyente. Nos referimos a la necesidad de consolidar y profundizar la democracia participativa y protagónica.
En el Artículo 4 de la Constitución se afirma que Venezuela es un Estado federal descentralizado que se rige por los principios de integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad. El Artículo 5 expresa claramente cómo la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo y cómo los órganos del Estado emanan de dicha soberanía popular y a ella se encuentran sometidos. Y finalmente, el Artículo 6 define que el gobierno y las entidades políticas que componen la República son y serán siempre de carácter democrático, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables.
Conjunto de características todas ellas que permiten definir al Estado, al gobierno y a las entidades políticas de la República. Estado, gobierno y entidades enmarcadas dentro de la norma suprema y un ordenamiento jurídico. Todo ello fue definido a partir de actos que ocurrieron en diciembre de 1998 y que sin duda, están preñados de una serie de antecedentes que sería largo enumerar en este artículo. Lo que nos interesa destacar es cómo ellos, los antecedentes, y los que los han acompañado a lo largo de este breve pero intenso interludio han completado un interesante cuadro que nos lleva a considerar el momento actual como estratégico, definidor de rumbos, cruce de caminos, encrucijada. La Constitución una vez más es sometida a prueba como lo fue en abril del 2002 con el golpe de Estado, con lo que se vivió durante el sabotaje petrolero, o en los recientes eventos electorales de agosto y octubre del 2004.
Momentos de prueba para la Constitución y definitorios para el proceso constituyente que continúa viviendo el país. En tal sentido, queremos precisar que se trata de uno especial de consolidación y profundización de un nuevo tipo de democracia, la participativa y protagónica. La de tipo representativa es una fase previa, necesaria que de quedarse allí dónde se encuentra corre el riesgo de ser revertida por el clientelismo rentístico en el cual se basa nuestro sistema de captación de riqueza nacional y que lleva en su seno el viejo modelo de régimen político que se intenta superar.
No olvidemos que nos encontramos en una transición que al mejor estilo gramsciano, como crisis, no termina de germinar en uno nuevo mientras persisten las características de aquel que se pretende superar.
Transición del régimen político que vive un momento estratégico al plantearse el reto de consolidar y profundizar un nuevo tipo de democracia, la participativa y protagónica, dejando atrás el clientelismo rentista que tiene sus raíces profundas en el modelo productivo petrolero de viejo cuño.
Esta necesidad y posibilidad de continuar el proceso constituyente dentro del marco supremo de la Constitución, requiere acciones en diferentes campos en lo propiamente político, en lo económico, en lo social, en lo militar, en la esfera del Estado, el gobierno y en sus instituciones, para no dejar de lado la referencia internacional que nos condiciona y a su vez igualmente nos permite interactuar dentro de los cambios que se producen en su esfera de la crisis que allí también se vive, la lógica del capital, el metabolismo de su sistema, las contradicciones y antagonismos que lo rigen y de alguna manera también lo determinan. Para ello basta darse una mirada en lo que ocurre en diferentes partes del globo terráqueo, sin olvidar nuestra más próxima y cercana Latinoamérica y cuenca caribeña. Sólo esto para no olvidar la tragedia que vive actualmente el Medio Oriente.
Dentro de un escenario interno de tipo netamente electoral el cuadro recién surgido y confirmado de lo ocurrido el 15 de agosto y el 31 de octubre, la geografía electoral resultante, expresa un compromiso mayor para las fuerzas que impulsan un cambio sociopolítico en Venezuela. La eficacia y la eficiencia de su acción política institucional se ponen realmente a prueba.
Los representantes populares salidos de las urnas se encuentran ante un importante compromiso en sus propuestas, en particular el Ejecutivo Nacional, el estadal y el municipal deberán articular mejores formas de coordinación para que lo público refleje soluciones inmediatas a la inmensa deuda acumulada.
Pero esta situación a su vez se encuentra expresada en el principio de la corresponsabilidad, el cual lleva a la intensificación de un control social que deje de lado el paternalismo de los gobiernos, y en particular el "papá" o "mamá" Estado petrolero, el clientelismo del cuál seguimos viviendo los venezolanos, de una riqueza que no se produce sino que se capta porqué es rentista y si no deriva en una de tipo productiva, seguirá impulsando el dame lo que me corresponde en el reparto, en vez de sembrarla a la usanza del viejo dicho para las actuales y próximas generaciones.
Decimos que es un momento estratégico dado que el proceso constituyente debe pasar a la ofensiva en términos de consolidación y avance de un nuevo tipo de democracia. Tiempos de mayor exigencia, de compromisos desde abajo, de corresponsabilidad, tal de dejar atrás el paternalismo que sigue existiendo por la base productiva que lo genera. El combate al clientelismo de vieja data, la ineficiente burocracia tan sometida a crítica, la necesidad de crear nuevos empresarios que vivan de las ganancias que producen bajo condiciones de riesgo, competencia e incertidumbre que le son propias de la naturaleza del sistema capitalista actual, y la existencia de un gobierno a sus diferentes niveles que se compenetre cada vez más con su función de servicio público y de satisfacción de las necesidades de la población, la transparencia y el funcionamiento de los diferentes poderes del Estado definidos en la Constitución son algunas de las cuestiones que plantea el actual momento estratégico que vive Venezuela.
Confiados estamos que con el esfuerzo de cada uno de nosotros en su esfera de responsabilidad, no queda otra cosa que pensar aunque suene utópica, que el reto que afrontamos los venezolanos permitirá superarlo para beneficio de las grandes mayorías.
El proceso constituyente en su fase actual demanda nuevos esfuerzos para que la transición del régimen político sea cada vez más factible de recorrer, la carrera del maratón continúa, apenas vamos a completar unos cuántos metros en los meses que vienen, y cómo dice la filosofía china, para recorrer 10 mil y se necesita dar el primer paso...
Publicado en Quantum N.43
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