Exportar gas natural sin valor agregado, en condiciones paupérrimas y lacerantes a la economía nacional, es obrar de mala fe porque se frustra definitivamente la esperanza de una vida mejor para el pueblo boliviano. Vender, por ejemplo, gas a la Argentina con precio de 0,98 centavos de dólar el millar de pies cúbicos significa un ingreso para el Tesoro General de la Nación (TGN), en moneda boliviana, de 0,47 centavos por millar de pies cúbicos. O sea que exportando la inmensa cantidad de 2.372.500.000 metros cúbicos año (6.500.000 m3 día), el TGN recibiría la irrisoria suma de 4.907.717 dólares año (6 por ciento) y las empresas petroleras transnacionales la gran suma de 67.072.111 dólares.
Al respecto surgen estas preguntas: ¿es o no condenable la dadivosa actitud del Gobierno ante su similar argentino? ¿Es o no alarmante el derroche de nuestros hidrocarburos so pretexto de solidaridad? Antes de la maldita ley de capitalización (de privatización), Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) exportaba a la Argentina gas con un precio que fluctuaba por encima de 4 dólares el millar de pies cúbicos, lo que significaba un valioso ingreso para el TGN. Hoy se despilfarra por la angurria de vender a como dé lugar sin considerar el interés económico del país.
Resultados del modelo angoleño
En este vaivén azaroso, el gran perdedor es el pueblo boliviano y creemos sinceramente que más temprano que tarde nos veremos sin gas ni petróleo, igual que Potosí con socavones vacíos y ciudadanos escuálidos por la pobreza y miseria agobiante. Importantes reservas en países pobres no es ninguna novedad que los hidrocarburos se hayan convertido en la materia prima muy codiciada por los países del mundo. Muchos creen que hay justicia histórica por el hecho de que las más importantes reservas de este energético se encuentren en países pobres, por ejemplo de cultura islámica, lo que no quiere decir que la vida de la población de aquéllos sea próspera y progresista.
Por ejemplo Angola (país africano), rico en hidrocarburos, exportador a EEUU, tiene una vida por décadas sumida en una interminable guerra civil, por supuesto apoyada por las empresas petroleras transnacionales, pues los ingresos que genera la explotación de hidrocarburos son utilizados para financiar el rearme de las fuerzas armadas. Así en nombre del petróleo son violados los derechos humanos. Angola pudo haber sido un país próspero y progresista por su inmensa riqueza hidrocarburífera, pero sufre eI azote del hambre y la miseria, porque en medio campea la voracidad insaciable de las empresas petroleras transnacionales.
No olvidemos que el mundo está sediento de petróleo, hoy en día no hay otra fuente energética de la que dependa la humanidad y no debemos perder la vista que también en Bolivia, país rico en hidrocarburos, ciertos grupos reaccionarios, servidores de las empresas petroleras transnacionales pretenden dividir la Patria so pretexto de autonomía y otros vericuetos, cuya finalidad es continuar manejando el timón del poder económico, político y social del país para cumplir con sus vedados objetivos contrarios al interés nacional.
Esta es la razón para afirmar que mientras los hidrocarburos estén en poder de las petroleras transnacionales no habrá solución a la galopante corrupción y menos a la crisis económica, política y social que soporta la nación.
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