Mientras que los representantes de los «indígenas» exigen la asociación o la independencia, el estatus de la Argelia del 20 de septiembre de 1947 mantiene a Argelia bajo el poder ejecutivo de un gobierno nombrado en París. Hay entonces en Argelia 922 000 «europeos» y 7 860 000 «musulmanes». En 1948 el gobernador de Argelia ordena a la administración realizar unos «buenos escrutinios». «Mientras la primera vuelta dejaba entrever una victoria del MTLD (Messali Hadj), una gigantesca operación de trucaje desnaturalizó totalmente las elecciones en la segunda vuelta. El completamiento de las urnas, el arresto preventivo de los asesores sospechosos y el control de las aldeas por parte del ejército conducían a la “elección” de 41 candidatos administrativos (de 60) (...) (Estas prácticas desesperan a los musulmanes, pero ganan el reconocimiento de los franceses de Argelia. Convencidos de que la astucia y la fuerza podrían mantener el statu quo, estos no hicieron ninguna concesión». Se comprende así la sombría profecía formulada por Ferhat Abbas ante el mariscal Juin: «La única solución son las metralletas».