El 17 de diciembre de 2004, los jefes de Estado de la Unión Europea decidieron entablar negociaciones sobre la adhesión de Turquía a la Unión Europea->http://www.reseauvoltaire.net/article15823.html]. Pese a la prolongada duración anunciada de esas negociaciones y a su incierto resultado, somos muchos quienes sentimos exasperación ante la idea misma de su inicio. Ese sentimiento se ve fortalecido por la actitud de Recep Tayyip Erdogan, quien excluyó otra salida que no sea la adhesión al final de las negociaciones y se mostró amenazador.
El Tratado Constitucional europeo y su Carta de Derechos Fundamentales edifican un proyecto político que es actualmente incompatible con la adhesión turca. ¿Cómo podríamos integrar a nuestro proyecto político europeo un Estado turco cuyo primer ministro actual declaró: “Los minaretes son nuestras bayonetas, las cúpulas nuestros cascos, las mezquitas nuestros cuarteles y los creyentes nuestros soldados»? La Constitución define también un proyecto político y construye una entidad con una seguridad y una defensa comunes. Integrar a Turquía crearía un choque presupuestario que pondría en peligro esa nueva Europa. En efecto, esa integración costaría el equivalente de la cuarta parte del presupuesto de la Unión Europea. Esa situación haría perder el «derecho a subsidio» a una decena de regiones de los nuevos Estados miembros.
La Constitución es la mejor muralla ante la hipótesis de la adhesión de Turquía a la Unión Europea. Además, la revisión de la Constitución francesa hará obligatoria la organización de un referéndum para cualquier ampliación de la Unión Europea a Estados para los cuales la apertura de negociaciones de adhesión se haya decidido después del 1ero de julio de 2004. Por lo tanto, los franceses tendrán la última palabra sobre Turquía.
Negar la adhesión turca no significa, sin embargo, darle la espalda. Pensamos que Turquía puede convertirse en el polo aglutinador de los pueblos de lengua turca de Asia, de los del Cáucaso y de los del Medio Oriente. También en ese aspecto, el proyecto de Constitución europea (artículo 57) nos da una solución al crear un estatus especial destinado a los países que colindan con Europa, pero que están más allá de sus fronteras: el estatus de socio privilegiado. Rechazar el proyecto de Constitución nos privaría entonces de nuestras mejores cartas de triunfo para rechazar la adhesión de Turquía a la Unión. Por el contrario, al votar Sí, adoptamos de un proyecto político incompatible con la adhesión de Turquía.

Fuente
Le Figaro (Francia)
Difusión: 350 000 ejemplares. Propiedad de la Socpresse (creada por Robert Hersant, hoy es propiedad del constructor de aviones Serge Dassault). Es el diario de referencia de la derecha francesa.

«[Voter oui pour mieux dire nonhttp://www.lefigaro.fr/debats/20050511.FIG0252.html]», por el presidente y los miembros del grupo de trabajo «el Sí para el No», Le Figaro, 11 de mayo de 2005.