Al anunciar César Zumaeta, representante de la Célula Parlamentaria Aprista que su grupo no presentará problemas en la próxima sesión plenaria anunció que votarán por el Defensor del Pueblo más adelante con una nueva terna y con la previa declinación de Walter Albán. ¡Más categórico no pudo ser! En buen romance: el atornillado y precarísimo Albán ¡tiene que irse!

Albán representa la intencionalidad política de la zurda caviar de persistir en el mando de la DP y aprovechar las sinecuras que ello comporta.

Este señor tiene cuatro años nueve meses como encargado de la DP, y cuatro como segundo de Santisteban, el que luego de dejar la DP tornó en habilísimo abogado de Telefónica del Perú. Virtualmente casi nueve lleva Albán y con cuatro más, alcanzaría los ¡trece!

Hay múltiples protestas de trabajadores de la DP que han denunciado cómo la gavilla que conduce Albán ha cometido actos de corrupción y los protagonistas son los amigotes de la zurda caviar que a falta de respaldo popular se sirven de una institución pública.

Si hay alguien que desprestigia a la DP, es precisamente Walter Albán por su público, notorio, descarado y vil propósito de seguir atornillado en el puesto a pesar que en cuatro oportunidades el Congreso le negó el respaldo. La DP se ha convertido en una institución casi decorativa y está envilecida por la torpeza de quienes creen que esta es una forma de ganar dinero fácil exaccionando el bolsillo de todos los peruanos.

Si no hay “consenso” como dicen los parlamentarios o solución negociada de ancha base y con los 81 votos imprescindibles y para el caso de la DP, ¿cuál el afán de Antero Flores, de Amprimo y de otros grupos en mantener a Albán como presunto titular cuando es claro y contundente que no le da la talla para semejante cargo?

Pretender que hay decencia donde sólo hay arribismo oportunista como el que demuestra Albán, es ser cómplice de una impostura y cohonestar la maniobra de pandillas políticas.

La Defensoría del Pueblo no puede ser coto de caza de aventureros políticos ni de ganapanes que creen que un país se construye viviendo bien aunque el resto se muera de hambre y tuberculizando a las instituciones haciéndolas inservibles y ociosas como sucede hoy bajo el deplorable régimen de Garrapata Albán.

Felizmente, lo dicho por el legislador aprista, anticipa que el impostor que hay en la DP difícilmente alcanzará el mínimo constitucional de votos.

¿Si le niegan apoyo, una vez más, se irá a su casa esta persona? ¿O va a inventar alguna nueva excusa para quedarse él y su séquito por más tiempo en la Defensoría?

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!