Sostuvo Haya de la Torre, es bueno recordarlo en su 26to aniversario de fallecimiento, que todo nuestro lenguaje político es de imitación foránea y los esquemas manejados son de imitación servil y ramplona. Cuando ayer, el parlamentario del FIM, Luis Iberico, sostuvo que se necesita un “zar antidrogas”, se confirma que la pobreza intelectual y vulgaridad de los políticos, no ha cambiado un ápice en los últimos 80 años. Como se sabe el término proviene de Estados Unidos.

No sólo eso. No ha mucho, el tránsfuga de siete colas, Carlos Ferrero, reivindicó el step aside o paso al costado. Claro, él mismo es el maestro en no hacer cuanto predica porque siempre está en el fuego caliente del oportunismo rentista que le ubica en algún puesto bien pagado. Para camaleones como éste, el Perú es una entelequia lejana y disparatada mientras que cumple su miope agenda egoísta.

En múltiples oportunidades se ha hablado de elecciones primarias, siempre al estilo norteamericano, para la procura de consultas iniciales al interior de los partidos. Normalmente, estos buenos deseos, se acaban cuando la cachiporra entra en acción o la manada acalla cualquier protesta en nombre del “consenso”, especie que junta a perro, pericote y gato en una sola mesa para tragar a regañadientes lo que no gusta pero ¡qué más queda!

La replana política y el coloniaje mental siguen vigentes en nuestros pagos. La capacidad intelectual de la gran mayoría de líderes se reduce a dos o tres respuestas de paporreta y de palurda fábrica criolla. Entre sonreír como estúpidos que van al cadalso felices o regalar a través de concesiones hechizas o licitaciones con nombre propio, no pocos de los cómplices del desastre Perú, se refocilan en el supuesto que lo único que importa es el comicio que les llevará ¡de nuevo! a la curul o al asiento edil. ¡Su conservadurismo reaccionario es oprobioso! Y si en las derechas momias esto es natural, en las izquierdas caviares o centrismos de juguete, no es menos repudiable esta frivolidad agresiva.

Una de las tragedias del Perú es que sus castas capituleras y logreras viven imitando todo lo que llega de fuera. Así, Iberico, se solaza con su “inteligente por sesuda” invocación a tener un “real zar antidrogas” cuanto no disimulara, poco tiempo atrás, su ambición de ser ministro de Defensa y todo porque siguió un cursillo sobre la materia en un claustro norteamericano por 30 larguísimos días. ¡Se nota la sabiduría honda en que camina este individuo!

A los jóvenes de edad y mente clara, aunque los años gobiernen sus sienes, compete la renovación total de la política peruana. Una de estas claves pasa por la regeneración integral y radical del modus operandi. Hasta hoy, no hay mucha diferencia entre el pisco y la butifarra que practica un secretario general sin solera aprista y ninguna tradición de combate antimperialista pero que compra al peso a sus adláteres para chantajear a diestra y siniestra, vendiendo supuestos respaldos de su partido a determinadas acciones sospechosas de negociados y malos manejos.

Recordemos que no son muertos los que de la dulce paz de la tumba gozan, son muertos los que viven todavía pero tienen el alma muerta. Y, como decía Haya de la Torre: para verme con los muertos, yo no voy al camposanto. Y con él, en su 26to aniversario de arribo a los fastos de la historia popular: ¡Qué viva la revolución y abajo la replana política y el coloniaje mental!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!