¿Bastarán, a la DP Beatriz Merino, las declaraciones de un funcionario argentino de Pluspetrol al programa de César Hildebrandt en que echa la culpa de las fallas del gasoducto de Camisea a la naturaleza, para meter el diente en este asunto delicadísimo y que comporta un crimen contra el medio ambiente de la Selva del Cusco? ¿Por causa de qué la novísima funcionaria no ha emprendido una acción rotunda y convincente sobre el particular? ¿Será su nominación, una falla más, del largo rosario fatídico de este Congreso moribundo? ¡Qué desastre si así fuera! ¡Y largos los cinco años que habrá que soportar silencios torpes, acomodos curiosos y veleidades sin explicación!

Cuando los asesinos transnacionales, como Pluspetrol y Techint, perpetran aberrantes agresiones contra el medio ambiente, una funcionaria de la talla que debiera tener la DP, se para ante los micrófonos, va a las pantallas y, en mensaje a nivel nacional, increpa, anuncia investigaciones y castigos ejemplares contra los fautores, peruanos o extranjeros, del atentado lesa humanidad. ¿O cree la DP Merino que hay que maquillar, con informes cansinos y a paso de tortuga, o comunicados inanes, o visitas de médico, lo que para todos es una falla, la cuarta en menos de doce meses, gravísima en el gasoducto?

¿Sabrá la DP Merino?, lo que se dice en su propia información institucional: “Como parte de la función protectora de derechos fundamentales encomendada a la Defensoría del Pueblo, la Adjuntía de Servicios Públicos y Medio Ambiente, se encarga de defender el derecho de los ciudadanos a gozar de un medio ambiente equilibrado y adecuado para el pleno desarrollo de su vida.” ¡Que diga cómo es que está cumpliendo su misión establecida por escrito y de modo público en el cargo que juró ejercer de modo integral y patriótico la señorita Beatriz Merino! ¡Y si no se siente capaz de acometer esta responsabilidad, tiene la salida natural y burocrática para irse a su casa de una buena vez!

Es importante recordar que el contador público de nacionalidad argentina, autodenominado experto en temas energéticos y gasíferos, Norberto Benito, gerente de Pluspetrol, dijo muy suelto de huesos, semanas atrás, que las fallas en el gasoducto se debían a la naturaleza sísmica del territorio peruano. ¿Creerá este individuo que todos en el Perú son congénitamente imbéciles? Si este predicamento de certidumbre más que obvia fuera la causa, ¿no es que se hacen construcciones asísmicas o para topografías ubérrimas en terremotos y temblores? El señor Benito se burla del Perú, de los pueblos afectados y es, para decirlo en términos platenses ¡un caradura!

El silencio oprobioso de la DP Beatriz Merino, acompaña a otra mudez, no menos espectacularmente abominable: ¡todos los partidos políticos, o mejor dicho, clubes electorales a la viaje usanza, callan y conceden, permiten esta clase de atentados contra el medio ambiente y se hacen de la vista gorda! ¿Qué opinan y qué harán en caso de llegar al gobierno Alan García, Ollanta Humala o Lourdes Flores? Entre los postulantes, sólo destaca con brillo propio y mérito esforzado Javier Diez Canseco que ha escrito múltiples artículos y formulado denuncias sobre estos hechos. El resto del pelotón postulante, es un hato de anónimos deleznables.

¿Y las ONGs de derechos humanos, no consideran que en Camisea se están vulnerando, desde hace años, precisamente, los derechos de las poblaciones regnícolas que tienen, como cualquier ciudadano peruano, el inalienable derecho de vivir sin contaminación, lejos de destructoras formas de su hábitat y costumbres e integrados productiva y socialmente al Perú desde sus geografías nativas? ¿O, de repente, no es un negocio muy rentable, abogar por ellos? ¡Qué descaro en decir lo que puede ganar titulares y callar o guardar un conveniente perfil bajo!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!