En momentos en que la quinta falla del gasoducto de Camisea solivianta hasta a los espíritus más sosegados, ante la comprobación de un adefesio y una estafa perpetrada por empresas de muy dudosa idoneidad, su palafrenero local, Pedro Pablo Kuczynski, infiltrado en el gobierno de Toledo, hace gala de un descaro espectacular y brama porque la inspección internacional o auditoría al gasoducto se lleve a cabo desde las entrañas mismas -y cómplices- del gobierno y no de autoridades independientes e imposibles de ser coimeadas como es de uso y estilo en el hamponesco ambiente empresarial peruano y anexos.

El escritor argentino de filuda pluma, Jorge Abelardo Ramos, hablaba de los serviles orgánicos para referirse a los traidores que tenían en la sangre el oxidado espíritu proditor a los intereses nacionales. En efecto, aquí en Perú, existen los vendepatrias militantes que cumplen idéntica y oprobiosa misión porque concesionan el patrimonio peruano, lo regalan de a pocos a empresitas desconocidas o, si hay fallas, salen de inmediato a “justificar” con exabruptos lo que es un crimen contra los pueblos. Es el caso flagrante de Camisea, advertido por muy pocos durante largos años, y hay otros temas también al filo de la navaja, como lo es la concesión sucia del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez a Lima Airport Partners, LAP, donde también se advierte la pezuña fenicia de PPK.

En este momento, al margen de banderías, de diferencias, los partidos políticos o clubes electorales más propiamente dichos, todos los organismos e instituciones (¿dónde están los ONGs de derechos humanos?) debían estar protestando y exigiendo una auditoría a cargo de empresas de reconocida calidad para conocer qué clase de porquería es la que han instalado Pluspetrol, Techint y TGP desde los campos de Camisea a través del Valle de La Convención, pasando por Ayacucho y hasta Pisco y Lima. Que PPK diga que estos fenómenos que atentan contra el medio ambiente son “normales” no es más que una muestra adicional de la falta de vergüenza y patriotismo de que hace gala este individuo.

Es importante censurar, a la par que a los vendepatrias militantes que tienen su símbolo más sucio en PPK, a todos los políticos que se callaron durante cinco largos años en torno a las irregularidades que se vinieron denunciando sistemáticamente a través de Internet y múltiples artículos en blanco y negro en diversos periódicos nacionales. No interesa, acaso, que se haga mención de quiénes fueron los autores, lo importante sí es formar un bloque de opinión contundente y feroz que defina claramente las responsabilidades y las penas a aplicarse a quienes estarían tomando previsiones para irse cuanto antes del Perú.

Los mercaderes que recién se acordaron, luego de haber firmado el contrato de concesión de Camisea, como es el caso puntual de Enano perinola no merecen sino el más categórico desprecio y repudio que ya se viene anticipando con la pobreza de 5 ó 6 % en las preferencias electorales. Además Enano perinola tiene que explicar múltiples barbaridades o yerros como lo son Camisea y la concesión irregular, también, del Jorge Chávez. Ojalá que existan parlamentarios dispuestos a pulverizar a elementos traidores que como Enano perinola, son parte de la imperturbable inmoralidad política nacional que se emperifolla cuando hay elecciones pero que no cambia su savia rastrera, formal y abogadil al servicio de grandes empresas que se reparten el Perú como si fuera su chacra.

¡Hay que actuar y hacerlo con patriotismo! Es fundamental entender que estamos en el pórtico de nuevas fallas que pudieran ocasionar más pérdida de vidas y eso es ¡inaceptable! Hay, pues, que ser peruanos y no vendepatrias militantes como es el caso tristísimo de PPK.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!