Uno de sus miembros, el ex comandante del ejército Ollanta Moisés (45), goza de mayor respaldo ciudadano, según todas las encuestas, pero cuya victoria deberá definirse en una segunda vuelta, en mayo próximo, disputándose, voto a voto, con el ex presidente Alan García (58), líder socialdemócrata del partido aprista o Lourdes Flores, de Unidad Nacional, partido que representa al empresariado monopólico. El destino político del Perú, para los próximos 5 años, aún no está definido.

El origen andino de los gobernantes latinoamericanos tiene en este siglo XXI un gran peso en la configuración de las democracias. Las elecciones generales en el Perú del próximo 9 de abril confirman esta tendencia. Más de la mitad de los 16 millones de electores, conformada por indígenas, campesinos y amas de casa con bajísimos ingresos, simpatiza con las propuestas electorales que alientan la identidad nacional, empezando por las provincias.

La expresión más elocuente es Bolivia, con Evo Morales, primer presidente indígena de ese país.

Ollanta Humala está asociado a un levantamiento en los días finales del fujimorismo y a la asonada de Andahuaylas, que terminó con el encarcelamiento de su hermano Antauro por la muerte de varios policías. La oposición lo acusa de violación de derechos humanos en la zona amazónica de Madre Mía, donde enfrentó al senderismo terrorista. Agregado militar en Francia y Corea del Sur, es admirador de José María Argüidas, refuerza su ideología al afirmar que “considerará siempre al Perú, como fuente infinita de creación...”, recordando al escritor indigenista José María Arguedas.

Ayacucho - el rincón de muertos, en quechua - es una región emblemática de la historia sudamericana, porque en ella se dio en 1824 la última batalla por la independencia de la corona española. Y en estos tiempos electorales salen a luz las bondades y limitaciones de la provincia de Páucar de Sara Sara, al pie del volcán del mismo nombre, su capital La Pauza, la ciudad Cervantina de América, y Oyolo, uno de los distritos más rebeldes.

Estas localidades comienzan a ser visitadas por sociólogos, politólogos, antropólogos y periodistas. Recién se descubre, por ejemplo, que ni la Comisión de la Verdad y la Reconciliación llegó a Oyolo, “zona roja” en los años noventa, para inventariar la barbarie de Sendero Luminoso y la represión militar. Antes, en 1914 y 1930, los campesinos se levantaron contra los “mistis” y gamonales, en épocas de sequía y fríaje, en que se agudiza la escasez de alimentos para el ganado y la población.

La Pauza, cuna de músicos y artesanos, vivió una fugaz fama literaria, que los maestros de escuela suelen repetir, como una quimera de oro. En aquella ciudad serrana, ocurrió algo histórico a partir de un 19 de octubre de 1607, por espacio de dos meses.

Ese día, El Quijote de don Miguel de Cervantes, salió del libro para viajar a los andes americanos. A esa localidad había llegado el recién nombrado virrey Marqués de Montesclaros. Pues, el corregidor de Parinacochas, Pedro de Salamanca, en homenaje a la autoridad, propició la escenificación de la obra cumbre de la literatura castellana. Se trataba de la segunda puesta en escena en el mundo, después de Valladolid, en junio de 1605. A la plaza de La Pauza acudieron los españoles radicados en esa rica zona de oro y plata.

Durante el Virreinato, el eje del comercio mundial fluía entre España, Boston, Lima, Huamanga (capital de Ayacucho), Potosí y Buenos Aires. Pues con el tiempo, la cruz y la espada instauraron fiestas y costumbres eternas.

En Páucar de Sara Sara, cada 14 de septiembre se adora al apóstol Santiago, protector de las víctimas de los “matamoros” y “mataindios”. De lejanas latitudes, retornan los hijos y amigos, con regalos y con dinero, dispuestos a mitigar la nostalgia, con misas, comilonas, bailes y corridas de toros.

A seis horas de La Pauza, un tramo en vehículo y otro a pie o en acémila, está Oyolo, uno de los 10 distritos de Páucar, que fue formado en 1572 y protegido por la imagen de San Juan. En Oyolo actualmente solo residen 612 habitantes y disponen de un presupuesto municipal anual de apenas medio millón de soles (150 mil dólares).

Oyolo recupera notoriedad, porque allí nacieron los Humala, que algunos lo recuerdan como “notables” o “mistis” y que abandonaron la tierra para nunca más regresar. Sin embargo, el candidato presidencial de UPP, para explicar la condiciones de vida de aquella región, dice en plazas públicas que su padre Isaac conoció los zapatos recién a los 10 años. Don Isaac es abogado, con militancia en el Partido Comunista y con su esposa Elena Taso, formaron a sus hijos con el sueño de un partido de raigambre indigenista. Los nombres de sus dos hijas, Kalia Kusikoyllur e Ima Sumac, y de Ulises que también postula a la presidencia con su partido Avanza País, ratifican esa obsesión.

Los que se fueron de Oyolo, no lo olvidan. Es uno de los distritos rurales del macizo andino, que proporcionalmente a su población, recibe interesantes beneficios de la globalización. El único teléfono comunal en la Plaza de Armas siempre está ocupado. Las familias esperan remesas de sus hijos emigrantes

Los oyolinos ven con simpatía las propuestas nacionalistas de Unión por el Perú, y valoran el símbolo electoral de la olla de barro, como garantía para mantener viva esa cadena de solidaridad entre peruanos de ultramar y los que quedan perdidos en los andes, cabalgando, como El Quijote, a través de cabinas de Internet que van apareciendo, desde que llegó hace poco la energía eléctrica, proyecto hecho realidad, en gran parte con la mano de obra de sus moradores.