Con rostro de intelectual de ONG, luengo con más de 2 mts. (motivo por el que he solicitado, varias veces, homenaje público), de atildada pronunciación pro-gringa, el ministro de Defensa, Allan Wagner Tizón, anunció públicamente que Perú está solicitando la “transferencia” a Estados Unidos de equipos de alta tecnología para la Marina y otros institutos armados y con el propósito de múltiples cometidos en seguridad nacional. ¿Y a cambio de qué? Los gringos no dan nada gratis. Esta lógica se inscribe en las demostraciones de buena educación, cortesanía abyecta y cerviz agachada que ciertos tipejos empiezan a hacer diariamente para con la Casa Blanca. ¡Wagner ha inaugurado la edad de los ministros pordioseros!

¿A qué llaman “transferencia”? ¿A que Perú se coloque a la vanguardia de los receptores de toda la basura que los militares norteamericanos desechan y envían como “regalo” a los países del patio trasero, entre ellos, el nuestro? Ha poco, en Chiclayo, un militar estadounidense, dizque en misión benéfica, atropelló con su auto a un ciudadano y simplemente ¡lo asesinó! Como suele ser costumbre, la prensa “democrática” no hizo mayor eco. Cuando muere un peruano, el tema pasa como de vulgar ocurrencia. Pero sí hay unos idiotas, particularmente uno, que andan cacareando la gringada de la “seguridad cooperativa”.

El pedilón Wagner Tizón es coherente con su comportamiento. La seguridad cooperativa fue un invento del Departamento de Estado norteamericano luego que ellos la elaboraran como tesis fundamental contra las nuevas formas del terrorismo después del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York el fatídico 11 de setiembre. Con sapiencia expertísima en defensa, los dolarizados asesores de Wagner no tuvieron reparos en hacerle repetir la monserga al ministro. ¡Total, el ridículo lo hace el titular, no los que ganan dinero detrás de bambalinas!

No sólo eso. Wagner será recordado, además de sus 2 metros de estatura, por haber colocado como su segundo de a bordo al despreciable traidor Fabián Novak Talavera, ese que fue premiado por Chile por haber “negociado por Perú” en las “negociaciones” entre el país del sur y el nuestro en noviembre de 1999. ¡Sólo Dios puede saber qué documentos de Defensa se están regalando o revelando con semejante proditor en cartera tan delicada! ¡Y, ciertamente, la gran prensa, no comenta nada porque lo ignora todo y porque además las pandillas se reconocen entre sí y se dan guiñadas y asentimientos compinches para preservar su “lugar” como “formadores de opinión”!

Como al señor Wagner Tizón le encantan las empanadas y el vino tinto, no ha tenido empacho en promover la homologación de gastos militares con Chile. Además que la CEPAL contribuya en ese sentido. Cuando los vecinos australes ya tienen los tanques, el satélite, los buques y acorazados, los todo-terreno, quince mil millones de dólares en compra de armamentos, a este señor se le ocurre la “homologación”. Es como si luego que un maratonista nos llevara 1000 kilómetros de ventaja, nos pusiéramos a “monitorear” cómo igualamos los compases y las dinámicas, sabiendo que las distancias son simplemente ¡incalcanzables! ¿No hay mucho de estupidez sincera en el asunto?

Ahora, con la genialidad diplomática aprendida en Torre Tagle, el señor Wagner no puede dar otro espectáculo que el de pordiosero pedilón al gran imperio norteamericano de equipos para nuestras Fuerzas Armadas. Vuelvo a preguntar ¿a cambio de qué? No hay puntada sin hilo en la política de Washington. ¿Tenemos que dar –el señor gobierno y sus ministrejos pordioseros- más muestras de cerviz agachada para ganar puntos de buena conducta? ¿No será que el Plan Colombia se va haciendo insuficiente sin la participación peruana, porque Ecuador, ya está bastante incorporado al propósito geopolítico estadounidense? ¿Qué clase de antimperialismo, ni constructivo ni nada, es éste? ¿O con más simpleza, ese es también parte del precio por un TLC que se va alejando con los días con Gringolandia?

No hay duda posible, un suceso sociológico de gran rimbombancia ha acontecido en el feraz Perú, una Edad, la de los ministros pordioseros, ha advenido. Su creador, el próspero dueño de múltiples propiedades que no puede explicar sin colisionar con faltas triburias, un ministro que hasta hace 75 días no entendía siquiera qué era defensa y hoy se reputa a sí mismo como especialista y serio, el señor Allan Wagner Tizón. Ad memoriam rei perpetuam. Pero será de una túnica de aberrante entreguismo y no de otra cosa. ¡Vergüenza!

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

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