Corren tiempos de atroces inventarios: el Secretario de Medios de la Nación, Enrique Albistur, compraba la mansión de Susana Giménez en el selectísimo Tortugas Country Club -quien dice haberla adquirido en 700.000 dólares- y el Ministro Julio De Vido se prepara para pasar los fines de semana en su nueva residencia valuada en 750.000 dólares en la localidad de Zárate. Obscenidades, sin duda. Pero los funcionarios suelen beber en las aguas del río Leteo, que según la mitología griega, provoca el olvido y los libera de sus angustias, mientras en el Chaco morían de hambre 11 prójimos -adultos y niños- en 30 días de julio y 80 personas de los pueblos originarios, “hebras humanas”, son empujados a las orillas del río Estigia: el límite entre la tierra y el mundo de los muertos.

La vida ha dejado de ser un manifiesto político que nos seduce con su carga de utopías. Se ha vuelto un programa de noticias las 24 horas, donde se desplaza el horror -de su lugar de origen- a esos chicos que toman sin permiso caramelos surtidos inscriptos en los tiempos de la responsabilidad penal juvenil.

Aunque los tiempos que nos toca vivir intentan domiciliarnos en una orbita fija -como planetas cautivos- la historia nos muestra que el destino de los hombres es errático: hay humanidad que camina por las calles -sin descanso- sueltos de orbita: con hambre de otra vida, con aire de combate.

# Agencia APE (Argentina)