Apoteósico fue el recibimiento tributado el miércoles 21 de enero de 1998, en medio de la expectativa de periodistas procedentes de todos los confines, cuando el Papa recibió la primera bienvenida expresada por el Presidente Fidel Castro en el Aeropuerto Internacional José Martí, de la capital cubana: "La tierra que usted acaba de besar se honra con su presencia", le dijo.

Tras agradecer al máximo líder de la Revolución y al resto de las autoridades gubernamentales, eclesiásticas y diplomáticas allí reunidas, Juan Pablo II extendió su salutación a todo el pueblo cubano, expresó objetivos de su misión apostólica y en especial se dirigió a la comunidad católica con la cual compartió su oración e hizo votos por la paz y la justicia social duraderas.

Durante su permanencia en la ínsula, él cumplió apretado programa, que incluyó misas en las ciudades de Santa Clara, Camagüey, La Habana y Santiago de Cuba, en ese orden. En esta última coronó a la imagen de la virgen de la Caridad del Cobre.

De manera particular sobresalió la visita de cortesía que realizó el Papa el jueves 22 al Presidente Fidel Castro, con quien conversó en privado alrededor de 45 minutos.

Las cadenas nacionales de radio y televisión transmitieron al país en directo cada detalle del acontecimiento, y al resto del orbe a través de señales satelitales, empeño al cual se sumaron las más poderosas tele-emisoras y otros medios de difusión del planeta, cuyos corresponsales reportaron paso a paso recorridos y acciones de su Santidad y de la comitiva .

Fidel obsequió al Sumo Pontífice un ejemplar de la biografía inicial del Padre Félix Varela, editada en 1878, de la cual se considera que existen menos de 10 libros de este tipo, además de la joya de la Orden Félix Varela, la más alta condecoración que en el ámbito de la cultura otorga el Estado cubano.

Juan Pablo II entregó a su vez al Presidente cubano una valiosa pieza artística que reproduce la imagen de Jesucristo.

¡Cuba, amiga, el Papa está contigo!, fueron las primeras palabras que el Sumo Pontífice dirigió a los cientos de miles de personas que colmaban la Plaza de la Revolución José Martí, escenario excepcional de tantos históricos acontecimientos a partir de 1959 en la capital del país, al oficiar allí su cuarta misa, con la asistencia del Presidente Fidel Castro, el domingo 25 de enero.

Terminada la misa, el Papa caminó hasta un extremo del altar erigido para esa ocasión ante el edificio de la Biblioteca Nacional y desde allí saludó a la Orquesta Sinfónica Nacional y al coro de más de 400 voces y les dedicó un aplauso.

Luego, Fidel, acompañado por otros dirigentes del gobierno, acudió al encuentro del Papa, quien había bajado del altar, y ambos intercambiaron saludos.

Ese mismo día Juan Pablo II saludó a representantes del Consejo de Iglesias de Cuba y a diversas confesiones cristianas, así como también a exponentes de la comunidad judía. Después sostuvo un encuentro con la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y participó en una celebración litúrgica en la Catedral.

Durante un encuentro con el llamado mundo del dolor en el Santuario de San Lázaro, en el Rincón, La Habana, Juan Pablo II elogió logros de Cuba en la esfera de la salud, y atestiguó estar al tanto de los grandes esfuerzos que se hacen en la Isla en ese ámbito, a pesar de las limitaciones económicas que sufre la nación.

También saludó a los pacientes del cercano hospital Doctor Guillermo Fernández Hernández-Vaquero, a las hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, quienes trabajan en ese centro, y a través de ellas a las demás personas ocupadas en esa labor.

En otra de sus actividades, el jefe de la Iglesia Católica rindió homenaje al Padre Félix Varela, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, donde reposan sus cenizas, acto al cual asistió también el Presidente Fidel Castro.

Varela fue, afirmó el Papa, sacerdote habanero ejemplar, patriota y pensador insigne que renovó en la Cuba del siglo XIX los métodos pedagógicos y los contenidos de la enseñanza.

"Llevo conmigo el recuerdo imborrable de estos días y una gran confianza en el futuro de su Patria", expresó el Pontífice el domingo 25 de enero de 1998, minutos antes de abordar el avión y de saludar al Presidente cubano, en la losa de la terminal aérea, al finalizar su visita pastoral de cinco días, que al cabo de una década los cubanos siguen recordando con cariño.

De este acontecimiento acaba de expresar el Papa Benedicto XVI: "El Papa Juan Pablo II fue recibido con afecto por las autoridades y por la población, animando a todos los cubanos a colaborar para conseguir un futuro mejor. Permítaseme retomar este mensaje de esperanza que no ha perdido nada de su actualidad".

Agencia Cubana de Noticias