Casi invariablemente mantienen la tesis que todo comenzó como respuesta de Washington a las medidas adoptada contra propiedades norteamericanas, adoptadas al triunfo de la Revolución en 1959.

Lo primero que debe quedar claro es que la Casa Blanca empezó su hostilidad contra La Habana antes de la adopción de la primera Ley de Reforma Agraria, decretada el 17 de mayo de 1959, que era refrendada por la Constitución de 1940.

Pero hay más. Ya antes de la toma del poder por el Ejército Rebelde liderado por Fidel Castro, la administración de Ike Eisenhower hizo no pocos esfuerzos por impedir la victoria popular en la Isla.

El primero de enero del 59 la embajada estadounidense en La Habana, en contubernio con altos oficiales de la tiranía de Fulgencio Batista, intentó un golpe de estado para escamotear el triunfo popular e impedir la formación de un gobierno revolucionario.

El agravio inicial no se haría esperar. En los primeros días de aquel enero, decenas de connotados asesinos y ladrones huyeron de la justicia y fueron recibidos con los brazos abiertos en Miami. Ninguno fue devuelto a Cuba, como tampoco uno solo de los 424 millones de dólares del tesoro público con que llenaron sus maletas antes de la huída.

El Consejo de Seguridad Nacional denegó el 12 de febrero un modesto crédito solicitado por el Banco Nacional cubano para sostener la moneda nacional, afectada por la fuga de ese dinero.

Amén de otras medidas menores contra la economía de la Isla, meses antes de la legitima nacionalización, el 29 de junio de 1960, las empresas petroleras Texaco, Esso Standard Oil y Shell, presionadas por la Casa Blanca, deciden no suministrar mas petróleo crudo para ser refinado en Cuba, como era la práctica, y prohíben a sus refinería procesar el procedente de la Unión Soviética.

Solo dos semanas más tarde, en el mes de julio, Washington rebaja en 700 mil toneladas la cuota azucarera cubana. El 16 de diciembre la suprime totalmente, dejando al país sin mercado para colocar su principal producto exportable.

Por esa época también la American Foreign Power, que anteriormente tenía aprobado un crédito por 15 millones de dólares para ampliar la empresa de servicios eléctricos, por presiones oficiales lo suprime en su totalidad. Igualmente ocurre con la venta de helicópteros agrícolas, y se retiran los inspectores y funcionarios que controlaban los envíos de viandas, frutas y vegetales para el mercado norteño.

La explicación de esta temprana conducta hostil contra la joven Revolución, se encuentra en las memorias del entonces presidente Ike Eisenhower: “En cuestión de semanas después que Castro entró en La Habana, nosotros, en el gobierno, comenzamos las medidas que podrían ser efectivas para reprimir a Castro“.

Todo esto, como se verá, es anterior a la firma de la Orden Ejecutiva Presidencial 3447, del presidente John F. Kennedy, estableciendo el mal llamado “embargo”, que no es más que una guerra económica, como ha sido reconocida por Naciones Unidas.

Agencia Cubana de Noticias