Desde 1959 hasta inicios del 60 las bandas eran aisladas y estaban integradas por prófugos de la justicia revolucionaria. A partir de mediados de ese último año, se convirtió en actividad dirigida por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), para cumplir el plan estratégico diseñado por el presidente Dwigth Eisenhower, mediante el cual se prepararon y enviaron a Cuba 500 hombres distribuidos en 25 equipos.

Comenzaron a operar en casi todas las provincias, pero el Comandante en Jefe definió El Escambray como el sitio seleccionado por el enemigo para crear el foco principal, al utilizar, para sus fines, las condiciones creadas en la región por el autotitulado Segundo Frente.

Fue así que el ocho de septiembre de 1960 se designó al Comandante Manuel “Pity“ Fajardo, como Jefe de Operaciones al frente de varios batallones del Ejército Rebelde y de las Milicias Nacionales Revolucionarias, quienes comenzaron lo que se denominó la Limpia del Escambray .

El Comandante Fajardo cayó en un enfrentamiento con los bandidos en la zona de Trinidad, el 20 de noviembre de ese año. La limpieza de enemigos continuó hasta abril del 61, en que fue puesta fuera de combate la última banda.

Después de la victoria de Playa Girón estos grupos contrarrevolucionarios volvieron a incrementarse y cubrían casi todo el territorio nacional. En su folia archivaron impresionante saldo de crímenes horrendos y sabotajes. En total operaron, 299 bandas que sumaron tres mil 995 bandidos.

El combate a estos mercenarios pasó por distintas fases y costó la vida a 549 combatientes, dejó mutilados a 200 y ocasionó pérdidas al país por mil millones de pesos.

La modalidad del bandidismo fracasó porque devino acción dirigida contra el pueblo que había conquistado por primera vez su verdadera independencia y las tropas que participaron en su enfrentamiento eran integradas por obreros, campesinos, estudiantes; hombres y mujeres humildes.

Agencia Cubana de Noticias