El día ocho, las provincias de Chimbuande y Chingunda, en Cabinda, enclave angolano en el Congo, fueron invadidas por tropas zairenses, apoyadas por mercenarios blancos, y del Frente de Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC), con el propósito de ocupar ese territorio y declararlo independiente.

Las tropas internacionalistas cubanas y de las FAPLA, de conjunto, bajo la dirección del entonces Comandante Ramón Espinosa Martín, hoy General de Cuerpo de Ejército, libraron tenaces acciones durante tres días, poniendo en fuga a los agresores.

Con tales actos preservaron ese rico territorio para el resto de la nación angolana, que ese propio día proclamaría en Luanda su independencia.

Simultáneamente, avanzaban tropas invasoras sudafricanas desde el sur; y por el norte, agrupaciones de tropas de Zaire, del Frente de Liberación Nacional de Angola (FNLA) y de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), dirigidas por Holden Roberto y Jonas Savimbi, respectivamente.

Tras movimientos envolventes, confluyeron todos en Quifangondo para avanzar posteriormente sobre Luanda, a sólo 20 kilómetros, e impedir que el dirigente del Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA), presidente Agostinho Neto, pudiera izar la enseña nacional y proclamar la independencia del país el día 11, como estaba programado.

Las tropas angolanas y cubanas (480 instructores de la Isla de los Centros de Instrucción Revolucionaria de N’Dalatando y Benguela) combatieron sin tregua desde el día 23 de octubre hasta el 10 de noviembre en que lograron detener el avance enemigo, poniéndolo en fuga el día 12.

Al mando de las FAPLA y de los internacionalistas cubanos se encontraba el Comandante Raúl Díaz Argüelles, conocido como Domingo Da Silva, quien cayera posteriormente en Khobe.

Con estas rotundas victorias se garantizó que se proclamara la independencia de la República Popular de Angola en la media noche del día 11, como estaba previsto, y que el país se viera libre, después de más de 500 años de la explotación colonialista.
Eran las primeras victorias de la Operación Carlota, denominada así para rendir homenaje a la negra cimarrona de la dotación del ingenio Triunvirato, de la provincia de Matanzas, que en 1843 fuera dirigente de una de las muchas rebeliones que protagonizaron, y la cual entregó su vida en el empeño, como los miles de esclavos que murieron en la Guerra de Independencia de Cuba.

La sangre derramada por los mejores hijos del pueblo angolano y la vertida por los heroicos combatientes internacionalistas cubanos no había sido en vano, estaba en poder el MPLA, agrupación que representaba los verdaderos intereses del pueblo.

Agencia Cubana de Noticias