Por estos días, la ciudad puede disfrutar de un personaje que se ha transformado en un caso emblemático, en este sentido. El maratonista local Wilfrido Orlando Franco ha decidido auto-exigirse a esta altura del año (en cada aniversario del Partido), para llevar adelante una prueba atlética, que a esta altura se ha convertido en un manifiesto en defensa de los derechos de los pueblos originarios.

Su gesta más emocionante y sacrificada, la llevó adelante el año pasado, cuando unió seis provincias, en homenaje a los Kilme que fueron obligados a recorrer a pie esos mismos caminos en represalia por su resistencia al invasor español. La travesía le permitió unir corriendo los 1.400 kilómetros que separan a Tucumán de Quilmes. Este emprendimiento, fue declarado de interés Provincial y Municipal.

“Amo correr, me siento libre al hacerlo, corriendo me sané del asma”, contaba Wilfrido en medio de su travesía y agregaba “Estoy orgulloso de mi país y me duele lo que sufrieron y lo que siguen sufriendo nuestros hermanos, los pueblos originarios, por eso quiero hacer algo por ellos. Me siento orgulloso del nombre que lleva mi distrito porque ellos me enseñaron a luchar y nunca bajar los brazos”.

En total fueron 21 días, los que tardó este quilmeño de más de cuarenta años para concretar su aventura. La lluviosa y fría tarde del sábado 16 de agosto apareció en el Pejerrey Club, escenario elegido para su arribo, escoltado por su familia y emocionado hasta las lágrimas, luego de haber completado exitosamente con esa ultra-maratón.

Con dificultad, debido a los terribles dolores que le provocaban las ampollas en sus pies vendados, subió al escenario y recibió una calurosa bienvenida por parte de todo el público. “Cada ampolla que me salía me hacía acordar de los aborígenes que tuvieron que recorrer ese mismo camino pero descalzos y continuamente golpeados, eso me daba la fuerza para continuar”, destacaba en medio de los festejos.

El mal clima hizo que su arribo a la ciudad se retrasara unos días, al punto que en la última jornada, debió exigirse todavía un poco más, superando el promedio de kilómetros corridos por día para poder llegar a Buenos Aires como había anunciado. “No sé ni cuanto corrí este día”, reconoce sonriente Wilfrido, y explica el secreto por el cual pudo superar toda adversidad que se le presentó durante ésta exigente prueba: “Lo hice para remarcar el genocidio que hoy día sigue pasando y acordarnos de nuestras raíces”.

Este año, Franco volvió a apostar a su esfuerzo y cumplió con un trayecto de 100 kilómetros, que cumplió a puro trote, tomando como largada la intersección de Rivadavia y Sarmiento, recorriendo las principales arterias de la ciudad y culminando en la plaza de la estación.

Franco, además es chofer de la Línea 148 y alcanzó notoriedad hace un tiempo atrás, por otro gesto de enorme solidaridad, al ayudar a una mujer que se desangraba, tras ser herida en un tiroteo. En aquella ocasión bajó al pasaje, explicó los motivos de la urgencia y llevó a la víctima al hospital más cercano.

La historia de Franco, es un símbolo que representa la lucha por la vida y por el recuerdo permanente. Ya lo dice en una de sus estrofas, el tema de León Gieco: “La memoria apunta hasta matar, a los pueblos que la callan, y no la dejan volar, libre como el viento”…A Wilfrido, déjenlo seguir volando.

 Nota publicada en el periódico “Deportes en Quilmes” (http://www.deportesenquilmes.com.ar/spip.php?article1503)

 Periodista.