Mientras tanto, cada vez son más las evidencias del desplome de la economía de este país: fuga de capitales, desempleo, desaparición de recursos financieros, entre otras. En estas circunstancias surge un cuestionamiento: ¿Cuál es el modelo económico de México ante la crisis?

Las alertas de la Cepal a México

Desde la presentación del documento Estudio económico de América Latina y el Caribe 2008-2009, efectuada en julio pasado, este organismo había expuesto un recuento de la crisis mexicana: repunte del desempleo, disminución del crédito para el consumo, menor llegada de remesas del exterior y caída de las exportaciones.

El más reciente de los avisos data del martes 25 de agosto de 2009, fecha de publicación del documento Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe, en el que la Cepal aconseja a México aumentar sus exportaciones a China, ya que tan sólo ese país genera el 30 por ciento del crecimiento mundial. A este respecto, México se encuentra a la zaga de otros países de América Latina, pues este informe menciona que China es ya el primer destino de las exportaciones de Brasil y Chile, y el segundo de Argentina, Venezuela, Costa Rica y Cuba. En el caso de México, es su quinto mercado.

Aunado a lo anterior, Alicia Bárcena, en su intervención en el Seminario Iberoamericano sobre Políticas Sociales en Tiempos de Crisis, efectuado en Asunción, Paraguay, el 6 de agosto de este año, emitió una serie de hipótesis e ideas en torno a la crisis que golpea a la región.

Las hipótesis de la Cepal en torno a la crisis

En razón de la agudeza de la crisis, la Cepal plantea nuevas hipótesis que parecen no ser del conocimiento del gobierno de México, las cuales citamos textualmente:

La primera hipótesis general es que esta crisis no es sólo la expresión de una debilidad regulatoria de los sistemas financieros ni tampoco el resultado tan sólo de una crisis moral sobre la ambición y la avaricia. Nuestra hipótesis es que esta crisis pone fin a “un estilo de desarrollo” y abre nuevos senderos para el debate económico, social y ambiental.

La segunda es que el Estado debe volver a jugar un rol en la conducción de las estrategias de desarrollo de nuestros países. Entonces, debemos ser capaces, a partir de una mirada crítica sobre su desempeño histórico, de perfilar su rol, dotarlo de las herramientas suficientes y encontrar su lugar preciso y en equilibrio con el mercado y el ciudadano y encontrar el balance óptimo de esta trilogía en la dinámica del desarrollo.

La tercera hipótesis que se desprende con naturalidad de las anteriores es que debemos recuperar la idea de construir la estrategia de desarrollo de “largo plazo”. Debemos ser capaces de proponer e implementar medidas de política pública que hagan coherente lo urgente con lo importante (véase La política en tiempos de crisis. Palabras de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Cepal, en el Seminario Iberoamericano sobre Políticas Sociales en Tiempos de Crisis Asunción, Paraguay, 6 de agosto de 2009).

Consideraciones de la Cepal sobre el futuro económico de la región

En el documento La Política en tiempos de crisis, la Cepal enuncia cinco ideas en torno a los desafíos que confronta la región, las cuales bien haría el gabinete económico del gobierno de este país en considerarlas con la debida seriedad, pues en realidad se trata de fundamentos para el establecimiento de un modelo de política económica frente a la crisis, mismas que resumimos en adelante:

Es necesario retomar la idea de “largo plazo” con el objetivo de la igualdad con enfoque de derechos enfrente para llegar a una sociedad de bienestar. El futuro se construye con ideas, con liderazgos claros, con visiones estratégicas de largo plazo, pero también y ello es esencial, con grandes acuerdos políticos y sociales que hagan viables los caminos al desarrollo y que den gobernabilidad democrática a nuestros países.

El Estado es el lugar geométrico de la política. Esto implica la búsqueda de un nuevo equilibrio entre Estado, mercado y ciudadano. Y por ende la creación y reinvención de instituciones públicas, privadas, solidarias y comunitarias.

Detrás de toda esta tarea subyace la construcción de un Estado más fuerte a partir de un “pacto fiscal” más sólido que determine mayores niveles de carga tributaria y una estructura más progresiva de los impuestos como condición necesaria en este nuevo contrato social, es decir, la construcción de acuerdos políticos, explícitos o implícitos, acerca del nivel, composición y tendencia del gasto público y de su financiamiento.

La relevancia del volumen y calidad del gasto social en estos tiempos de crisis que sea vinculante entre lo urgente y lo importante.

El tema de cambio climático. Estamos ante el dilema de entrar de lleno en una economía sin carbono para evitar que se rebasen los dos grados centígrados de temperatura planetaria que llevaría a un umbral irreversible para la humanidad como la conocemos.

Las contradicciones de México con la Cepal

El gabinete económico de México, lejos de aplicar un modelo económico anticrisis, como el expuesto por la Cepal, mantiene un discurso de optimismo, mientras diversas instituciones nacionales y la prensa local dan cuenta de la debacle económica nacional. Ello comprueba las contradicciones del actual gobierno ante las propuestas planteadas por el organismo, sobre todo en los siguientes renglones:

Es inviable replantearse la idea de “largo plazo” cuando la Auditoría Superior de la Federación detecta que en el último año del gobierno de Vicente Fox y en el primero de Felipe Calderón desaparecieron 37 mil millones de pesos, provenientes de préstamos del extranjero y de recursos disponibles del Presupuesto de Egresos de la Federación.

No puede plantearse la posibilidad de una “sociedad de bienestar” en el momento en que se prevé la pérdida de más de 800 mil empleos en el sector formal, al mismo tiempo que se observa un incremento de los precios de la canasta básica a un ritmo mayor que la inflación.

Es imposible crear un pacto fiscal cuando en el primer trienio de Calderón el fisco mexicano deja de recaudar 1 billón 818 mil 402 millones de pesos, al tiempo que la administración federal otorga estímulos fiscales multimillonarios a trasnacionales, mientras pugna por aumentar impuestos a medicinas y alimentos (ver Fortuna, agosto de 2009).

Es irrealizable la vinculación del gasto social “entre lo urgente y lo importante” si a la Secretaría de Desarrollo Social se le aplica un recorte presupuestal que asciende a 2 mil 100 millones de pesos.

Es improbable la “creación y reinvención de instituciones” ante el recorte de 50 mil millones de pesos anunciado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público al gasto público federal. El impacto en la educación será inconmensurable, pues, además, se ha anunciado un recorte a los presupuestos de universidades públicas, que en el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México será de 200 millones de pesos.

Por lo anterior, medios y especialistas consideran que el primer trienio de Calderón es el peor en las últimas décadas, con base en una revisión sobre el comportamiento del Producto Interno Bruto, que confirma la caída de este indicador en 10.3 por ciento para el segundo trimestre del año, hecho sin precedente en 75 años, como lo informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía el 21 de agosto pasado.

En conclusión, se deduce que México carece de modelo económico frente a la crisis actual, ya que se aleja de las propuestas de los organismos internacionales, no sólo de la Cepal, pues el 26 de agosto pasado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico aseguró que México pasa por su peor impacto financiero en las últimas tres décadas y posiblemente en 70 años, y señaló que para poder salir de la crisis el gobierno mexicano debe apoyar más el sector de la construcción, energético, de la educación, así como mantener la continuidad en los programas de protección del empleo y mejoras en la salud.