Una nueva reserva de fallo condenatorio, en otro de los numerosos juicios penales que por supuesta difamación agravada me viene planteando: la empresa Lima Airport Partners, Jaime Daly Arbulú (su gerente general); John Charles Kirch (jefe de seguridad) y otras abogadas, fue el resultado de la lectura de sentencia en el 9no. Juzgado Penal. Ni los millones, tampoco las “exigencias” para que me internen tras los barrotes o presiones del equipo de famosos y doctos abogados que comanda Luis Vargas Valdivia, pudieron contra la resolución del titular de ese tribunal. Esta vez, les cuadre o no les cuadre a los cancerberos, conviene recordarles que:

¡Todavía hay jueces en Perú!

Además, en meses pasados, la vía crucis, en una pobreza honorable y de patear latas (o cilindros, según la fabla juvenil) y que viene desde el 2007, en el 57mo Juzgado Penal ya se había sentenciado contra este humilde periodista: Reserva de Fallo Condenatorio y S/ 2 mil de “reparación civil”. Apelado por ambas partes el fallo, recibió de la 3ra Sala de la Corte Superior, reconfirmación de Reserva y la señalada observación que el querellante, Jaime Daly Arbulú, no había podido probar que la pena por “reparación civil” de S/ 2 mil pudiera ser superior, por tanto, le dijeron que se ratificaban los S/ 2 mil soles.

Como es obvio, don Jaime, iluminado por las potentes luces intelectuales y jurídicas de sus abogados, presentó apelación y, siempre de la mano de aquellos, no pagó el arancel completo por lo cual fue notificado para que lo hiciera por el monto de S/ 4,600 o algo así. El supone que su “honor mancillado” vale S/ 100 mil y no los anémicos S/ 2 mil que le impuso el 57mo Juzgado y ratificó la 3era de la Corte Superior. ¡Tiene pleno derecho a creer que vale más que lo que sentenciaban, hasta entonces, cuatro jueces! ¿Qué opinará la Corte Suprema ante la pretensión de aquél por S/ 100 mil?

Con el resultado del 9no Penal y nueva Reserva de Fallo Condenatorio, son ya cinco los jueces que opinan que Herbert Mujica Rojas, periodista, debería pagar S/ 2 ó S/ 3 mil de reparación a don Jaime Daly Arbulú y a Lima Airport Partners, respectivamente. Debo señalar que hay una coherencia crematística subrayada: Jaime Daly, S/ 2 mil; la empresa de la que él es gerente general, Lima Airport Partners, S/ 3 mil.

Vale la pena inquirir en voz alta a los socios de Lima Airport Partners si se han dado cuenta de cómo bota el dinero de su empresa, el empleado Jaime Daly Arbulú, pagando decenas de miles de dólares a los abogados que encabeza Luis Vargas Valdivia para producir resultados espectaculares que en cualquiera de los casos –y para usar la moneda en que se expide el mundo globalizado- no supera la valla de los US$ 1 mil. No hay proporción. Daly gasta a manos llenas, el dinero que no es suyo –por supuesto- y no logra, como chillan algunos, la cárcel, detención, captura –todos abusos- contra Mujica. La relación costo-beneficio siembra un claro cuestionamiento de eficiencia por resultados hacia Daly. Además la línea entre consecuencias y el ridículo apenas si tiene un milímetro. ¿Habrán notado la asimetría aquellos?

¿Sólo Mujica querellado? Debo decir con pesar que no es así. También Raúl Wiener y César Lévano son blancos del afán carcelero –“canero” en lenguaje judicial- de Jaime Daly Arbulú que usa a su jefe de seguridad, a LAP, a su personal y abogadas y abogados, para hostilizar a los periodistas y acallarlos para que no sigan cuestionando las serias dudas producidas en torno a la concesión del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez.

En honor a la figura y talla gerencial y de estadista del gerente general, minutos después de producida la sentencia en el 9no. este jueves último, nuestro brillante abogado, Guillermo Olivera Díaz (el también defensor, Alcides Vidal, estaba en una trompeadura judicial en Lurín y no llegó a tiempo a la cita) y el que esto redacta, decidieron rendir homenaje a la efemérides con la ingesta de dos suculentos menúes de S/ 5 “mangos” cada uno (no está demás decir que don Guillermo debió sufragar el festín por la eterna sinrazón de estar este periodista, sin blanca –o roja- en el bolsillo).

Recordaba el respetado Olivera que, años atrás, cuando produjo la tacha del otro Kouri (Beto), con un informe demoledor en el Congreso, celebró –“invitado” por los patrocinadores- de igual modo: un cuarto de pollo que también costaba ¡la vida te da sorpresas! la suma de S/ 5 “mangos”.

¿Cuál fue nuestra riqueza? Diría, en primer término, que tener amigos leales y combativos es una suerte invalorable. A la fiereza litigante de Alcides Vidal Morillo, unióse la sabiduría consejera y estratega de Guillermo Olivera Díaz. A mí tocó la modesta figura de ser un pararrayos recipendiario de toda la artillería pesada de citaciones, persecuciones, amenazas, hostilidad de contratistas, visitas inopinadas de matones, llamadas telefónicas misteriosas, en fin la secuela normal que emplean los hampones en su grácil tarea de imponer el delito como forma de vida y virtud de sus existencias. En segundo término, recabé de personas muy respetables su solidaridad y confianza en que habíamos planteado la denuncia en sus formas más categóricas e incontestadas. Hasta hoy, luego de una primera edición agotada: ¡Estafa al Perú! ¡Cómo robarse aeropuertos y vivir sin problemas! http://www.voltairenet.org/article148321.html carece de respuestas de los cuestionados que sólo atinaron a botar la plata en mañosos artilugios y en la procura de juzgados penales bajo el supuesto que el dinero podía comprar a sus integrantes al peso. ¡Y se equivocaron!

Para todos los amigos cuya voz solidaria recuerdo con emoción vibrante: muchas gracias. A quienes debieron acompañarme en este tramo de la pelea sólo por decencia y amor a su profesión, Olivera y Vidal, mi abrazo agradecido. A los hombres y mujeres que desde todo el Perú y los que escribieron desde el resto del mundo, mi reconocimiento más firme a su amable generosidad. A quienes pusieron uno que otro aporte, ahítos de la pobreza rica de que soy ostentoso bullanguero, mi aprecio y señal de alerta que la lucha continúa. Ciertamente ahora estamos más tranquilos para desmenuzar a los bárbaros Atilas que quieren seguir considerando al Perú, nuestra patria, como el porquerizo de sus más atrabiliarios crímenes.

Y el grito estentóreo es de reconocimiento: ¡Todavía hay jueces en Perú!

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!

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