2012, Marc Torra (Urus) para www.mastay.info

«En muchas culturas el 2012 simboliza un año de regeneración. Implica el cambio hacia algo nuevo, el inicio de una nueva Era. El presente artículo analiza los pilares sobre los que se sustentó la Era que justo termina, e introduce aquellos sobre los que seguramente se apoye la que ahora iniciamos.»

Las Eras

ENTRE LOS ABORÍGENES australianos se cuenta que el sistema solar, en su tránsito alrededor de la galaxia, circula por distintos senderos del soñar (Dreaming Tracks), cambiando de sendero cada cinco mil años. Según ellos, el tránsito hacia uno nuevo se inició el 7 de mayo de 1990 y culminará éste año, en el 2012 .

De las distintas culturas mesoamericanas conservamos varios calendarios. Uno de ellos, el de cuenta larga y comúnmente conocido como calendario maya, computa un ciclo de 5.125 años. Constituye un ciclo que también termina ahora, en el 2012, momento en el que se inicia un nuevo sol, el quinto.

Los aztecas también nos hablan de un nuevo sol, para ellos el sexto. Según sus naguales, el periodo de tránsito se inició el 11 de enero de 1992 y culmina en el 2012.

Los inkas también nos hablan de ciclos de cinco mil años, con la diferencia que para ellos, al igual que para los aztecas, ahora iniciamos el sexto sol. Cada ciclo inka se divide en cinco días de quinientos años, con sus cinco noches de la misma duración. El tránsito de la noche al día o del día a la noche viene marcado por un pachacuti, palabra que literalmente significa el espacio-tiempo (pacha) traspuesto o girado del revés (cuti). La llegada de Colón a las costas americanas en el 1492 y la conquista del Perú por Pizarro en el 1532 marcó el periodo del noveno pachacuti. Fue durante el mismo que el indígena americano entró en su larga noche de los quinientos años; y dado que cuando oscurece en una parte del planeta, sale el sol en la opuesta, fue por esas mismas fechas que Europa entró en su largo día de los quinientos años, para salir finalmente de la oscuridad de la Edad Media.

Sin embargo, con el décimo pachacuti se cierra un ciclo de cinco mil años, dando lugar al periodo de transformación cósmica con el que se inicia un nuevo ciclo. Ya no sale el sol en una parte, para ponerse en la otra, sino que un nuevo sol sale para todos. Según algunas profecías andinas, tal periodo de transformación se inició en agosto de 1990, y consistirá en tres ciclos, de tres, siete y doce años respectivamente, culminando en el 2012.

En el hinduismo se habla de los diez avatares de Visnú. Hay quienes sostienen que la llegada de cada uno de sus avatares coincide con la entrada en una Era zodiacal marcada por uno de los cuatro signos fijos de Tauro, Leo, Escorpio y Acuario. Así, Visnú nos visitó como Rāma en la Era de Leo, durante el periodo de deshielo. Posteriormente lo hizo como Krishna, durante la Era de Tauro, y de ahí que otro nombre de Krisná sea el de Govinda, el cuidador de vacas . Se dice que al morir Krisná, en el año 3102 a. C., se inició la Era de Hierro (Kali Iugá). De eso hace cinco mil años. ¿Regresará ahora como Kalki, el siguiente avatar, para finalizar el Kali Iugá e iniciar la Era de Acuario?

Ninguna de tales profecías dice que el mundo se vaya a acabar, o que el planeta vaya a ser destruido. Muy al contrario, aquellos que quieran escucharlas desde la esperanza y no el temor y el apego al pasado, verán cómo todas ellas nos hablan del inicio de un nuevo periodo de paz y armonía para la humanidad.

Así, según las tradiciones orales de la Australia aborigen, el sendero que justo cerramos nos sirvió para indagar en el conocimiento de la realidad física, nos permitió aprender a dominar la materia. Mientras que el sendero que ahora iniciamos nos permitirá buscar la elevación espiritual, hasta alcanzar la realización del Ser .

Los inkas hablan del Mastay, el acto de reintegración entre la gente de las cuatro direcciones con el que se iniciará el Taripay Pacha, el tiempo de reencuentro con nosotros mismos. Están pues afirmando que reencontraremos nuestra naturaleza divina, para dejar la materialidad atrás.

Nos encontramos pues ante un periodo de transición, de un ciclo al siguiente. Afrontar tal periodo pide, ante todo, comprender cuales fueron los pilares sobre los que se sustentó el anterior mundo, la era que justo termina. Sin reconocer aquello que está predestinado a transformarse, aquello que cambia, frente aquello que perdura y se consolida, no sabremos bajo que techo resguardarnos.
Ello no significa que los pilares de la Era que finaliza vayan a colapsarse, de forma repentina y catastrófica, creando caos y dolor. Pensar eso nos llevaría a actuar desde el temor y no el amor. Temblarán y se tambalearán un poco, pues en los cinco siglos precedentes ―pero muy especialmente en los últimos cincuenta años― han crecido demasiado deprisa y en la naturaleza aquello que crece muy rápido, también crece débil e inestable, pero no harán caer al mundo.
Aparición de los pilares (hace cinco mil años)

¿CUÁLES SERÍAN PARA ti los pilares sobre los que se sustenta la civilización actual? Piensa un poco antes de seguir leyendo...

• Una primera pista: son tres pilares, por ser tres el número mínimo que se necesita para sostener algo, como las tres patas de un trípode o taburete.

• La segunda pista ya te la comuniqué en el título de éste apartado: los tres aparecieron (o reaparecieron) hace ahora cinco mil años, durante el periodo final de la Era anterior a la que ahora justo termina (3500 a. C. ― 3000 a. C.).

• Una tercera pista, por si aun no los has adivinado: Los tres se hallan presentes en la imagen de una moneda rodando.

¿Los dedujiste?

El primero es obviamente el dinero. La expresión más antigua de dinero fue el llamado siclo, unidad de peso en cebada utilizada en la antigua Mesopotamia, actual Irak, seguramente por los ancestros del pueblo hebreo. Sus orígenes datan del 3000 a. C. El escritor australiano Morris West una vez escribió “El dinero es un secreto más grande que Dios para el noventa por ciento de la gente”. El libro se titulaba “La Torre de Babel (1968)” y definitivamente, desde su aparición, hace cinco mil años, el dinero ha acabado ocupando un papel preponderante en nuestra sociedad. Él ha servido para unir, pero aun más, para separar.

¿Adivinas el segundo? Vuelve a pensar en la moneda, mientras se acerca girando hacia ti, emitiendo su característico sonido, el cual se va haciendo mas grave a medida que se acerca. No es la música, la cual nunca dejó de existir. Es la rueda. Los primeros restos arqueológicos mostrando el uso de la rueda provienen de la Civilización Sumeria, también en la antigua Mesopotamia, y datan del 3500 a. C.

¿Cuál crees que sea el tercero? Vuelve a observar la moneda. En ella hay grabada una cara. ¿De quién es la cara? En ella hay un año, en números romanos ¿Cuál es ese año? Y un valor, seguramente en el reverso ¿Qué valor? A estas horas seguramente ya adivinaste que el tercer pilar es la escritura.

Se dice que la escritura apareció hacia el 3000 a. C también en la antigua Mesopotamia. Yo me inclino a pensar que unos siglos antes ‘resurgió’ en la llamada civilización Harappan, en el actual Paquistán, una cultura mucho más antigua de lo que pensamos . Por ejemplo, una antigua leyenda de la India cuenta como el sabio Rishi Viasa se adentró en las altas montañas del Himalaya, al poco de morir Krisná (3102 a. C.), para recopilar los Vedas (escrituras del hinduismo) y escribir el Mahábharata, epopeya de la que forma parte el Bhagavad-guitá. Viasa sabía que con la muerte de Krishna nos íbamos a adentrar en el Kali Iugá, la edad oscura del materialismo, y que la única forma de preservar el conocimiento era escribiéndolo, pues no habrían suficientes maestros como para transmitirlo oralmente. La gruta en la que presuntamente todo ello sucedió es visitada a diario por una procesión de miles de peregrinos. Ésta se encuentra en el pueblo de Maná, a tres quilómetros de Badrinath, uno de los cuatro santuarios del río Ganges.

Proceso de aceleración (hace 500 años)

LOS TRES PILARES alcanzaron hitos, hace ahora quinientos años, que provocaron su gradual proceso de aceleración. Ello sucedía en la misma época en que Cristobal Colón arribaba a las costas americanas, iniciando el noveno pachacuti. En ese mismo periodo tenemos como:

En el campo de la escritura, Gutenberg inventa la prensa (1439). Con ella se iniciará la llamada Revolución de la Imprenta. Sesenta años después, hacia el año 1500, se habían impreso ya más de veinte millones de volúmenes. Cien años después, la cifra se acercaba a los doscientos millones.
En cuanto al dinero, tenemos cómo en el año 1494 Luca Pacioli publica la primera obra con base científica del arte de la contabilidad. En ella se explican, con detalle, los sistemas contables utilizados por los comerciantes venecianos, entre los que destaca la partida doble. Con la publicación de la obra (y gracias a la imprenta) tales prácticas se extendieron rápidamente por el resto del continente, permitiendo el nacimiento del sistema bancario, tal lo conocemos en la actualidad. Si a ello le añadimos el oro y la plata procedentes de America, tenemos el nacimiento del sistema financiero internacional.

En el campo de la rueda, hacia finales de ese mismo siglo XV se inventa el reloj de muelle. Constituía aquél el primer aparato puramente mecánico, creado por el ingenio humano, que parecía estar dotado de vida. Con el reloj de muelle no tardó mucho en desarrollarse una visión cartesiana de la realidad. Fue una visión basada en el paradigma mecanicista, según el cual todo podía ser explicado como quien analiza el funcionamiento de una máquina. Las máquinas, como muy bien sabemos, las podemos desmontar, para una vez lograda la comprensión de las partes, de todos sus engranajes (ruedas), comprender la totalidad.

El Renacimiento Europeo hubiera sido impensable sin la imprenta de Gutenberg, la visión cartesiana de la realidad que nos brinda el reloj de muelle, y el dinero de los mecenas. Europa parecía iniciar un nuevo día, tras la larga noche medieval, mientras que el indígena americano veía caer sobre él la larga noche de los quinientos años.

Proceso de integración (últimos 50 años)

ENTONCES, HACIA FINALES de la década de los 60s, los tres pilares empezaron a integrarse, acelerándose aún más el proceso de cambio, pero también incrementando la complejidad y vulnerabilidad del sistema. De la unión entre rueda y escritura nació la informática, con su hardware (rueda) y su software (escritura). Poco después, el dinero se fusionaría con la informática para crear el dinero electrónico, el cual empezó a moverse con gran agilidad por los mercados internacionales de deuda, acciones, divisas y materias primas.

Simboliza un proceso de integración que tiene su punto álgido el 15 de agosto de 1971, cuando el presidente de los EEUU Richard Nixon, anuncia el abandono de la paridad oro (Nixon Shock). Su argumento fue que los especuladores estaban atacando al dólar y debía protegerse al trabajador americano. Los ataques eran posibles gracias al dinero electrónico y a la integración de mercados. Sin embargo, aquello que forzó el abandono de la paridad oro fue el hecho de que los EEUU estuvieran muy lejos de seguir poseyendo la mitad de las reservas mundiales de oro, cifra alcanzada tras la segunda guerra mundial. De ahí que no hubiera suficiente metal dorado como para seguir respaldando una economía en crecimiento , que consumía más de lo que producía.

A inicios de los 70s justo iniciaban su aparición las primeras computadoras domésticas, haciendo que la informática empezara a estar al alcance de todos, hito de la escritura. Hacía poco que se había aterrizado en la Luna (1969), hito de la rueda. Y al romperse la paridad oro, el dinero ya no iba a ser respaldado por el valioso metal dorado, sino por otro activo bancario: la deuda ajena. Ello hizo que éste ya no equivaliera a algo que se pudiera tocar y guardar, a algo tangible, sino a un activo intangible. A partir de entonces, el dinero iba a generarse a partir de su anotación contable en el pasivo del balance bancario, siguiendo las técnicas explicadas por Luca Pacioli en 1494, mientras que la deuda ajena constituía su contraparte, el activo. Pero tales transacciones contables ya no se anotaban en los libros que Gutenberg ayudó a difundir, sino que ahora se almacenaban digitalmente, en ordenadores.
Desde entonces, la cantidad de dinero ha ido creciendo exponencialmente; así como también lo han hecho: la deuda (que avala ese dinero), la producción (comprada con esa deuda), el consumo de energía (requerido para producir), el precio del petróleo (principal fuente de energía), la capacidad de procesamiento de un chip (para recuperar la competitividad perdida por el incremento en el precio del petróleo), el volumen de información (como resultado del incremento en la velocidad de procesamiento del chip), la falta de privacidad (como consecuencia del incremento en la información) y un largo etcétera.

Los pilares se tambalean (ahora)

CONSTITUYE UN CRECIMIENTO exponencial de todo, que busca neutralizar el incremento original en la cantidad de dinero causada por la expansión de deuda (su contraparte), y así evitar el alza en el nivel de los precios . De ahí nació la cultura del crecimiento y del derroche necesario para fomentar el crecimiento. Pero tal expansión del dinero sólo tiene un posible fin: su eventual pérdida del valor. Tengamos en cuenta que así como se pueden seguir añadiendo ceros a un balance, para incrementar la deuda de forma indefinida, la producción que la respalda no puede crecer para siempre.

Ello es así, por mucho que a los productos los hagamos durar menos, para así tenerlos que volver a comprar; o que se mercantilicen las relaciones humanas, para poder incluirlas como servicios en el producto interior bruto del país; o que se considere el dinero como un bien productor y no como un mero medio de intercambio, para así poder inventar nuevos servicios financieros; o que se busque el incremento de la población, para así crear más consumidores. Constituyen cuatro estrategias que han permitido el crecimiento de la economía desde inicios de los 70s. Pero cuando ésta deje de crecer, o cuando se emita más dinero del que ésta pueda absorber (2009), el dinero empezará a perder valor.

Por el lado de la rueda, tenemos que para hacerlas girar, y así no parar el crecimiento constante de la producción, se está utilizando una fuente de energía barata pero no renovable, llamada combustible fósil. Primero fue el carbón, después el petróleo, y hay quienes argumentan que el futuro le pertenece al gas. Pero las tres acabarán inexorablemente por agotarse, y si no hay alternativas renovables, las ruedas que mueven empezaran a pararse. Una crisis eventual del dinero, con su perdida de valor, también causará que la economía se desinfle, y que las ruedas se paren, ya no por falta de materias primas sino de demanda.

Por el lado de la escritura, la mayoría de la información se registra ahora en soportes electromagnéticos, como por ejemplo el disco duro de un ordenador personal o de un servidor localizado a miles de quilómetros de distancia. Eso hace que tal información sea muy vulnerable a una eventual máxima solar o a cualquier otro fenómeno electromagnético de magnitud como la tormenta solar que hubo en 1859.
Soluciones (el futuro inmediato)

VEMOS PUES CÓMO los tres pilares, nacidos ahora hace cinco mil años, cuyo proceso de aceleración se dio hace quinientos, y cuya integración se inició hace ahora cincuenta, están empezando a tambalearse. Dicho tambaleo no significa que vayan a desaparecer, sino que van a transformarse y también a perder preponderancia.

Tal fenómeno los observamos, por ejemplo, en uno de los pilares básicos de la Era anterior a la que justo termina. Ésta abarcó del 8000 a. C. al 3000 a. C. en lo que vino a llamarse la revolución neolítica. El pilar al que hacemos referencia es justamente la agricultura. El transito entre Eras (3000 a. C.) se caracterizó por un proceso de desertificación, que afectó especialmente los fértiles valles de Oriente Medio y el Norte de África. Tal proceso acabó obligando a muchas tribus nómadas de África del Norte a asentarse a orillas del río Nilo (2500 a. C.), para establecer un sistema de vida agrario y mucho más centralizado. En Mesopotamia la sequía y el agotamiento del suelo fue aprovechado por los Semitas para conquistar Sumeria (2125 a. C.). La agricultura no desapareció, pero se fue transformando, gracias a la aplicación de técnicas que permitieron incrementar la productividad, a la vez que perdió importancia, haciendo posible que en la nueva Era fuera mucha menos la población dedicada a la misma.

En la actualidad también se habla de cambio climático. Independientemente de que tal cambio venga causado por el ser humano, o tenga su origen en el incremento de la actividad solar, el actual modelo civilizacional si es una creación puramente humana, y las repercusiones de su tambaleo son evitables. De allí que se recomiende incorporar elementos de modelos sociales que de una forma exitosa lograron vivir al margen de tales pilares.

Obviamente, el modelo social utilizado por todas las culturas indígenas del planeta es el que primero nos viene a la cabeza, pues ellos supieron prescindir de los tres. Unos dirán que nunca los descubrieron, que se quedaron en la revolución neolítica, y algunos de ellos ni eso, sino que continuaron viviendo de la caza y la recolección. Yo opto por pensar que ellos vieron en los tres pilares algo que acabaría por alienarnos de la naturaleza, causando serios desequilibrios que era necesario evitar.

La rueda lo haría con sus máquinas, las cuales pondríamos a trabajar para así dedicarnos al ocio. Ello hizo del trabajo algo que degradaba y no algo que realiza y completa. También causaron la partición del territorio, con el asfalto, para que sobre el mismo pudieran rodar con facilidad los vehículos.

El dinero nos iba a generar la necesidad constante de acumular, hasta equipar posesiones con felicidad. También acabaría por obligarnos a trabajar para obtenerlo, en vez de trabajar por gusto. El ocio ganado con la rueda se lo come pues el dinero.

Y la escritura nos llevaría a interpretar la realidad, no como resultado de nuestra experiencia personal y directa, sino de acuerdo a lo leído o a lo virtualizado por la Tecnología, hija del matrimonio entre el Dios Mercado y la Diosa Ciencia.

Todo eso lo comento no con la pretensión de que regresemos a las comunidades autosuficientes que caracterizaron la revolución neolítica, pero si a un híbrido entre pasado y presente, a un sistema más resiliente y por lo tanto menos dependiente de la escritura, la rueda y el dinero.

Así es como avanza la naturaleza, evolucionando a partir del híbrido entre pasado y presente. Lo observamos en la sucesión de Fibonacci, dónde cada número consecutivo se obtiene a partir de la suma de los dos anteriores. Tal serie es pues: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34...∞. La misma tiende a phi (ɸ) , también llamado numero de oro o proporción divina, por ser la que encontramos repetidamente en la naturaleza. De ahí que se nos esté pidiendo tomar elementos tanto de la Era que justo finaliza (3000 a. C. ― 2000 d. C.), como de la anterior (8000 a. C. ― 3000 a. C), para así construir el modelo social del futuro.

Necesitamos recuperar los lazos que nos unen con la Madre Tierra, pues todo y que a muchos el dinero, la rueda y la escritura les de de comer, ninguno de los tres son comestibles, y cuando dejen de cumplir su función, seguiremos necesitando alimento.

Los modelos de las sociedades tradicionales del planeta resultan válidos a la hora de aprender a construir pequeñas comunidades resilientes. Si bien, a éstos les debemos añadir también lo aprendido en los últimos cinco mil años. Debemos sumarle la capacidad de unir tales comunidades en un entramado más complejo, más allá de su mera existencia aislada y autárquica.

Por suerte, disponemos de dos modelos, ambos del Nuevo Mundo, que sin rueda, escritura ni dinero, lograron constituir aquello que caracteriza la Era que justo dejamos: la agrupación de comunidades diversas en un algo mayor, y el fenómeno civilizacional.

El primer modelo proviene de Norteamérica, y se trata de la confederación iroquois. La estructura de tal confederación inspiró a algunos de los padres de la declaración de independencia norteamericana, como Benjamin Franklin y Thomas Jefferson. Los inspiró especialmente en la idea de lograr una Unión Federal, en la libertad política, en la necesidad de escuchar la opinión pública a la hora de gobernar, y en el papel del gobierno para garantizar el bienestar, la felicidad y la libertad de los ciudadanos . Los Iroquois controlaban gran parte de lo que posteriormente se convirtió en el Noreste de los Estados Unidos.

El segundo modelo proviene de Sudamérica, de una civilización que: sin rueda, expandió su influencia sobre más de cuatro mil kuilómetros de cordillera montañosa; sin escritura, tuvo más de 16 millones de súbditos, abarcando más de 14 culturas distintas; y el no tener dinero no impidió el intercambio entre todos ellos ni que las despensas estuvieran siempre llenas.

Me refiero a la cultura andina y en concreto a la civilización inka. De ellos podemos aprender a organizarnos no sólo como comunidad local (ayllu), como grupo humano que busca la resiliencia y el íntimo contacto con la tierra, sino también como comunidad más amplia, e incluso como comunidad planetaria. De ahí la importancia de estudiar en detalle sus valores, su cosmovisión, sus costumbres, su forma organizativa, y todo aquello que la caracterizó. De tal análisis podremos extraer ideas, no para construir exactamente lo mismo, sino para mejorarlo.
El nuevo pilar (los próximos 5000 años)

FINALMENTE ÉSTE ARTÍCULO no estaría completo sin mencionar cuales serán, a mi entender, los «Pilares de la Nueva Era». Y como hice al principio, te voy a pedir que los adivines, a partir de las siguientes pistas:

Según la ley que rige los ciclos, observamos cómo los pilares de una nueva Era empiezan a germinar durante los 500 últimos años de la anterior, justo cuando los pilares de la Era precedente se aceleran. De ahí que durante el periodo 3500 a. C. ― 3000 a. C., justo cuando la agricultura perdía preponderancia, y el cambio climático nos forzaba a cambiar los modelos organizativos, aparecieran (o reaparecieran) tanto rueda, dinero como escritura.

Y como también veremos, es en la recta final de los últimos cincuenta años, mientras se integran los pilares de la Era que justo termina, que los de la nueva Era empiezan a brotar.

Así, en el año de 1522 Magallanes y Elcano dieron la primera vuelta al mundo (documentada). Allí tenemos pues la semilla del primer pilar que germina. Y el 7 de diciembre de 1972 la misión del Apolo 17 tomó la primera foto de la tierra desde el espacio, imagen bautizada como “La Canica Azul”. Allí tenemos la planta que brota. ¿Puedes deducir el pilar al qué me refiero?

La vuelta al mundo de Magallanes y Elcano (1522) cambió la mentalidad de aquéllos que aun creían en un mundo plano, como un plato, convenciéndoles al fin de que la tierra era esférica, de que era algo real y no un mero escenario en el que acontecía el drama de la vida.

Mientras que la visión de nuestro planeta desde el espacio (1972) hizo que aquéllos que aun la veían como una masa muerta e inerte, empezaran a percibirla como un ser vivo, como Gaia, la Pachamama (madre espacio-tiempo), dando así un nuevo ímpetu al movimiento ecologista.

¿Cuál sería, pues, el primer pilar de la nueva Era? la conciencia planetaria, la conciencia de que vivimos en un planeta que está vivo, que respira, que siente, que ama, que percibe el dolor, y que nos quiere y amamanta, pues ella es nuestra madre, y la madre de todas las madres. Es la conciencia de que formamos parte de una red de relaciones que comunica y crea interdependencias entre todas las expresiones de vida del planeta: minerales, vegetales, animales, y humanas. La conciencia de que nuestra responsabilidad es salvaguardar dicha red, en vez de continuar destruyéndola.

El segundo pilar propuesto, ya te lo comenté. ¡Acertaste! es la red. Su primer hito, aquél con el que germina la semilla, es la extensión en el siglo XV del uso de la brújula para la navegación transoceánica. Descubierta por los Chinos, y seguramente transmitida a Europa por medio de los Árabes, sin ella viajes como el de Cristóbal Colón en 1492 hubieran resultado mucho más difíciles. La navegación transoceánica empieza a crear una red internacional de puertos interconectados.
Mientras que éste segundo pilar inicia sus brotes cuando en 1969 se interconectan, por primera vez, dos ordenadores en red . Una vez interconectados, la “Defense Advanced Research Projects Agency” empezó a desarrollar el protocolo TCP/IP para que se comunicaran, dando nacimiento a la futura Internet. Ello sucedía a principios de los 70s.

¿Y el tercer pilar? Bien, tenemos la conciencia planetaria que restablece la relación perdida con la Madre Tierra, permitiendo también la armonización de las relaciones humanas. Tenemos la red, que nos permite llevar a cabo tal conjunto de relaciones e intercambios, de una forma directa, incluso telepática, donde la información se transmite sin necesidad de escribirla. Y nos falta un tercer pilar, algo que venga a substituir al dinero, para garantizar el equilibrio entre todos esos intercambios y transacciones humanas. La cultura andina, así como otras muchas culturas tradicionales del planeta, nos aportan una solución. Los inkas fueron capaces de organizar una civilización entera bajo dicho principio. En quechua se le llama ayni, palabra que podríamos traducir como ‘reciprocidad’.

La semilla de tal pilar empezó a germinar hará ahora unos cinco siglos, cuando, gracias a la navegación transoceánica, se incrementó el contacto entre culturas. Ello permitió, a aquellas culturas que utilizaban el dinero, el entrar en comunicación con otras que, sin utilizarlo, pudieron también constituir una civilización (inka), una confederación (iroquois), o una de las muchas comunidades tribales que hubieron y que vivieron en armonía con el medio, entre ellos y con sus vecinos.

Y esa semilla empezó a brotar cuando hacia finales de los 60s amaneció el movimiento contracultural, alternativo y pacifista llamado hippie. Con ellos, se inventaron o restablecieron sistemas de intercambio sin ánimo de lucro, como el sistema de cambio local (LETS), o los bancos de tiempo, o el trueque, o el “hoy por ti y mañana por mí”.

En tales pilares confío que esté el futuro, y cuando antes los implementemos, más suave y apacible será la transición. Su ventaja es que a diferencia de la rueda, escritura y dinero, los cuales tienden a sistemas centralizados y jerarquizados, los nuevos pilares propugnan justamente el contrario: sistemas descentralizados y que son en definitiva los que vibran en resonancia con el signo de Acuario. Acuario es, de todos, el único signo del zodiaco que nos muestra a un ser humano, y su símbolo son las ondas producidas sobre el agua, para representar el nacimiento de nuevo paradigma, basado en la vibración.

Un ejemplo de cómo la rueda centraliza lo tenemos en la diferencia entre corriente alterna (AC) y continua (DC). La corriente alterna (AC) se genera a partir de hacer rotar una turbina, es decir, una rueda. Constituye energía eléctrica que no se puede almacenar (en baterías) pero si se puede transformar, es decir, cambiarle el voltaje. De ahí que sea un tipo de corriente que favorezca la generación centralizada, utilizando grandes centrales térmicas, nucleares, hidroeléctricas o eólicas. La electricidad es entonces transmitida miles de quilómetros, desde ese punto central de generación, a alto voltaje, y transformada a menores voltajes a medida que es distribuida al consumidor final.
La corriente continua (DC), en cambio, no puede ser transformada, hecho que dificulta su distribución a grandes distancias, pero si almacenada. No es electricidad generada a partir de hacer rotar una turbina, sino de exponer un panel, llamado célula fotoeléctrica, a la radiación solar. De ahí que su uso no promulgue la generación centralizada, sino muy al contrario, el que cada cual tenga sus propios paneles, en su techo, y se fabrique su electricidad. Promueve pues la autosuficiencia y la resiliencia, pues la transmisión de electricidad a grandes distancias incrementa la vulnerabilidad del sistema. También promueve que cada cual sea plenamente consciente del costo medioambiental ocasionado por la energía que consume, pues ésta se está generando en nuestro tejado, y no en alguna central lejana que contamina (térmica y nuclear), o que inundó valles fértiles, desplazando a los pueblos que en ellos habitaban (hidroeléctrica), o que genera contaminación electromagnética (eólica).

Por otro lado, que la escritura pierda preponderancia no significa que no se vaya a registrar información alguna. Los inkas no poseían escritura, en el sentido literal de la palabra, pero si disponían de varios sistemas de registro. Uno de ellos eran los llamados quipus que almacenaban datos, como números y fechas. Se trata pues de que los ordenadores registren datos, pero que no sea información personal de lo que pensamos, deseamos, o hacemos, de hacia dónde vamos, y de dónde vivimos. Se trata de que computen y almacenen datos técnicos, para así mejorar el rendimiento y la durabilidad de los equipos; datos logísticos, para incrementar la fiabilidad y eficiencia de los suministros; y datos financieros o en su equivalente no monetario, para gestionar las transacciones. Registrar eso y nada más, y que tales registros sean de acceso público, no hagan referencia a persona alguna, y se gestionen de una forma descentralizada.

Bueno, esas son algunas de las ideas para una Era que justo empieza.

Un abrazo y feliz año de la regeneración.

Marc Torra (Urus) 1 enero del 2012
........................................

titre documents joints