El mensaje de sayyed Hassan Nasrallah: Palestina sigue siendo la prioridad... y el objetivo final

Por Ghaleb Kandil

La aparición del secretario general del Hezbollah, sayyed Hassan Nasrallah, en persona ante una multitud de partidarios, el viernes 2 de agosto y en ocasión de la Jornada al-Qods, fue todo un acontecimiento [1]. Su participación directa en la celebración y el discurso que allí pronunció son mensajes que muestran la solidez del compromiso de la Resistencia con la causa palestina (Ver fragmentos de su discurso al final de este trabajo.).

La idea central del discurso de Nasrallah resume por sí sola la esencia de todas las guerras que han asolado el Oriente desde la expoliación de Palestina, en 1948. El mensaje fundamental del líder de la Resistencia es que todo avance para los pueblos o Estados de la región está vinculado con la desaparición de la entidad sionista, que el imam Khomeiny calificaba de «tumor canceroso». La historia de la región confirma lo justo de esa noción, que constituyó el eje estratégico y político del discurso de Nasrallah.

Todos los conflictos que han sacudido la región desde 1948, incluyendo la primera guerra del Golfo (entre Irak e Irán), en la que todos los regímenes reaccionarios árabes fueron movilizados para destruir la revolución iraní y su opción independentista hostil al colonialismo sionista y occidental, así como todas las guerras civiles y las profundas divisiones entre los países del Mashreq [Levante] fueron provocados para garantizar la protección de Israel, como señaló Nasrallah. Esas aventuras guerreristas buscaban, en primer lugar, la entronización de la hegemonía israelí. La agresión contra Siria, los proyectos tendientes a desmembrar los Estados de la región, como la guerra civil libanesa, la exacerbación de las tensiones intercomunitarias para provocar una discordia sectaria, los acontecimientos en Irak después de la invasión estadounidense no son excepciones de esa regla.

El compromiso de sayyed Nasrallah con esa verdad fundamental, bajo la consigna «Jerusalén nos une», constituye un sincero llamado a todas las fuerzas y partidos políticos para que se unan por Palestina. Para el líder de la Resistencia, el único marco estratégico que puede salvar la región es la participación de todos, de forma directa y decisiva, en el proceso de desmantelamiento de la entidad sionista. Es ese el único modo de liberar las energías de la Nación para garantizar su progreso y salvarla de divisiones y conflictos internos.

El orden de prioridades en el pensamiento político e ideológico del Hezbollah se basa en el hecho que el conflicto con la entidad sionista es la contradicción principal, a la que deben someterse todas las estrategias y en función de la cual se movilizan todos los medios. El camino es el de la resistencia, lejos de las herejías designadas como «negociaciones», mediante las cuales el Occidente colonizador y los reaccionarios árabes esperan liquidar la causa palestina.

Esa es la vía que propone sayyed Nasrallah ante la fitna [conflicto entre musulmanes] entre sunnitas y chiitas. Sin mencionarla por su nombre, el líder de la resistencia se refirió al papel de Arabia Saudita y de quienes giran dentro de su órbita para provocar conflictos entre los árabes e invertir las prioridades presentando a Irán como enemigo. La finalidad de la política en la que se ha involucrado el reino wahabita, en el marco del proyecto colonialista occidental, es proteger Israel. La agresión contra Siria es la etapa más peligrosa de ese plan porque prepara el camino hacia el reconocimiento del carácter judío de Israel, consagra la judaización de Jerusalén y de toda Palestina y entierra definitivamente el derecho de los palestinos a regresar a su tierra.

Sayyed Hassan Nasrallah lanzó un llamado a la unidad de todos los pueblos de la región, a todos sus componentes religiosos y étnicos, en pro de la liberación de Palestina ya que la entidad sionista apunta contra todos sin excepción. La alianza entre sionistas y takfiristas es un peligro mortal para todos los pueblos del Oriente, ya sean cristianos o musulmanes. El líder de la Resistencia puso también el dedo sobre la llaga al exhortar a las fuerzas y sectores nacionalistas árabes, laicos, islamistas y de izquierda a unirse alrededor de la prioridad que representa la liberación de Palestina, invitándolos a rechazar las divisiones por motivos ideológicos e intelectuales.

Su mensaje es el siguiente: lo que debe prevalecer no es la identidad ideológica sino el programa y el proyecto ya que la prioridad es la liberación de Palestina. Es esto lo que debe definir las alianzas y es para marchar hacia ella que hay que concentrar todos los esfuerzos.

Fragmentos del discurso de Hassan Nasrallah,
secretario general del Hezbollah,
en el Día Internacional de Jerusalén.

«Agradecemos a Irán y Siria por todo lo que han hecho por Palestina. Palestina debe ser devuelta a su pueblo en su totalidad. Ningún rey, príncipe, dirigente, presidente o Estado tiene derecho a sacrificar ni un grano de arena del territorio palestino. Israel, base del proyecto sionista en la región, representa un enorme peligro que amenaza no sólo la existencia de Palestina sino la [existencia] de todos los países de la región. Peca de ingenuo quien crea lo contrario. En ese contexto, es interés nacional de todos los países de la región, incluyendo el Líbano, que Israel desaparezca.
Todos los males y miserias que sufre el mundo árabe se deben al hecho que los Estados árabes han renunciado a su responsabilidad histórica preocupándose por enemigos fabricados por Israel y Estados Unidos. Primero fueron los comunistas, luego la revolución islámica en Irán y después la marea chiita.
Ciertos países árabes, respaldados por Occidente, tratan de hacer olvidar la causa palestina inventando otros enemigos. Hablaron del peligro iraní y emprendieron una guerra contra la República Islámica. Ahora hablan de un nuevo enemigo: la ola chiita, contra la cual luchan en varias televisiones árabes del Golfo. Crean conflictos confesionales para hacernos olvidar el verdadero enemigo.
¿No es hora ya de que nos demos cuenta de la envergadura del complot tendiente a debilitar y destruir todos los países de la región? ¿No es hora ya de que señalemos claramente quiénes son los que dirigen y apadrinan ese proyecto?
Tenemos que detener el baño de sangre en todos estos países, como Siria, Irak y Pakistán, y fortalecer el diálogo en busca de soluciones a las crisis.
Quienes apadrinan a los grupos takfiristas y los empujan al combate son responsables de la destrucción de los países de la región. Pero su proyecto de violencia está condenado al fracaso. Ningún conflicto confesional, político o ideológico debe hacer que se olvide la causa palestina.
De forma excepcional, me expresaré ahora como chiita.
Nosotros, los chiitas de Ali ben Abi Taleb, declaramos que nunca abandonaremos a la nación palestina. Los intentos de sembrar la división entre sunnitas y chiitas buscan sembrar la discordia. Se ataca a los chiitas para que se olviden de Jerusalén y para que odien a los palestinos. Si nos concentrásemos en nuestras divergencias para acentuar rencores y prejuicios seríamos entonces una nación que no merece vivir.
Pueden decir que somos terroristas, que somos criminales. Pueden decir lo que quieran y matarnos en todos los frentes. Pero nosotros, los chiitas, no abandonaremos nunca a la nación palestina. Combatir contra Israel y defender el Líbano y Palestina son causas que hemos heredado de nuestros antepasados, lo llevamos en la sangre. El Hezbollah nunca se olvidará de Palestina.
La Resistencia se mantendrá lista para defender el Líbano junto al ejército libanés, al que saludamos, y rendimos homenaje a sus mártires.»

Fuente
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[1«Discours d’Hassan Nasrallah, à l’occasion de la Journée internationale de Jérusalem», por Hassan Nasrallah, Réseau Voltaire, 2 de agosto de 2013.