En momentos en que la Unión Europea responde al llamado del clarín que hacen resonar Washington y la OTAN en el marco de la crisis ucraniana con la adopción de sanciones contra Rusia, Gotthard Frick reflexiona sobre la actitud que debe adoptar la Confederación Helvética. Y en su reflexión plantea una serie de interrogantes perfectamente válidas para todos los Estados europeos que hoy se apresuran a seguir los pasos de Estados Unidos.
¡Occidente no es la «comunidad internacional»!
«Los 1 300 millones de musulmanes depositan sus esperanzas en nosotros (…)
Ellos [los occidentales] nos agreden, nos matan, ocupan nuestros países, derrocan nuestros gobiernos. Pero no importa porque se trata de sunnitas, chiitas, alauitas, drusos, etc.» [1]
Quienes tienen ocasión de viajar por el mundo conocen las profundas heridas que dan lugar a esas palabras, la intensidad del resentimiento contra Occidente que muchos albergan todavía en África, Asia y Sudamérica.
Pero seguimos creyendo lo que nos dicen los políticos y los medios de difusión. Todo lo que hace «Occidente» –los bombardeos contra otros países para someterlos, las operaciones secretas para derrocar sus gobiernos–, lo hace en nombre de «la comunidad internacional», del «derecho internacional» y para «preservar las vidas humanas» y «la democracia».
Sin embargo, fuera de nuestro mundo occidental, los loables motivos invocados para justificar tales acciones se ven como lo que realmente son: pretextos para imponer, sin ningún escrúpulo, los intereses de Estados Unidos y de las otras potencias que ese país considera como aliadas.
Si Suiza, país que aún se mantiene más o menos neutral, respalda a «Occidente» en los conflictos que este último ocasiona, y recurre –por ejemplo– a la adopción de sanciones, nos estaremos poniendo [los suizos] del lado de una de las partes que participan en el conflicto y estaremos abandonando así nuestra neutralidad.
¿Ha llegado el fin de la neutralidad suiza?
Ya he señalado en otras ocasiones que poco a poco Suiza está abandonando su neutralidad, por ejemplo, al colaborar en la «Asociación para la Paz» de la OTAN. La prensa en inglés del Partido Comunista de China estima que esa «Asociación» es uno de los instrumentos que Estados Unidos utiliza para imponer sus intereses estratégicos a escala mundial.
Con el avanzado desmantelamiento de nuestra original fórmula de ejército popular, por la que se han interesado todos los foros de importancia, y luego del incidente del avión etíope secuestrado –que puso en ridículo la defensa militar de [Suiza] uno de los países más ricos del mundo– hemos destruido en pocos años la imagen de Suiza como país pacífico y estrictamente neutral pero capaz de defenderse.
Si no queremos perder el último resto de credibilidad que aún le queda a nuestra neutralidad, Suiza no debe, de ninguna manera, participar en la adopción de sanciones ni de otras medidas que «Occidente» está poniendo en vigor contra Rusia. Y mucho menos debe Suiza adoptar contra ese país sus propias medidas punitivas.
Tener en cuenta el punto de vista de la otra parte
Suiza está en la obligación de tener en cuenta –y de tomar en serio– el punto de vista de la otra parte implicada en el conflicto.
Rusia estima que está en su derecho. Le reprocha a «Occidente» el querer acercarse a las fronteras rusas con laOTAN, alianza militar que amenaza a Rusia y que está cercándola, rompiendo para ello las promesas que se hicieron ambas partes en el momento de la disolución de la Unión Soviética. Desde esa perspectiva, se ha traspasado la línea roja.
Según la prensa en inglés del Partido Comunista de China, esta otra gran potencia también ve el «caso ucraniano» distinto a como lo ve «Occidente». Todos los diarios chinos denuncian el doble rasero y la hipocresía occidentales recordando que fue Occidente, con el caso de Kosovo, quien razonó que la autodeterminación de los pueblos debía predominar ante la integridad territorial, mientras que en el caso de Crimea ese mismo Occidente afirma exactamente lo contrario. Tratándose de Ucrania, «Occidente» apoya el derrocamiento de un gobierno «electo democráticamente pero corrupto».
En su edición del 19 de marzo de 2014, el diario chino People’s Daily concluye que esos «dobles raseros» existen porque los «valores occidentales» se definen en función de los intereses occidentales [2]. En un artículo titulado «Preocupaciones hipócritas de Occidente sobre Ucrania», publicado el 17 de marzo en [los diarios chinos] Global Times y People’s Daily aparecía una lista de 7 países donde Occidente ha intervenido militarmente en los últimos tiempos. El autor subraya que lo que preocupa a Rusia y al «resto del mundo» –en referencia al mundo no occidental– es la ausencia de toda comprensión hacia las legítimas necesidades de Rusia en materia de seguridad.
Ambos diarios explican más adelante que «el Occidente imbuido de sí mismo» hace caso omiso de las lecciones de la historia, lo acabará provocando conflictos. Las dos publicaciones señalan que Occidente parece haber olvidado que el propio George Kennan –el arquitecto de la política occidental de containment– llegó a reconocer las legítimas necesidades de seguridad de Rusia ante un Occidente que ya la ha atacado 2 veces [a través de Napoleón y de Hitler].
China estima que el resurgimiento ruso ofrece más ventajas que peligros
Resultan interesantes las reflexiones de la prensa china sobre el resurgimiento de Rusia. Se reclama, por ejemplo, que China siga el ejemplo de Rusia y que resista la presión occidental, aunque se señala con amargura el hecho que las fuerzas armadas chinas son actualmente más débiles que las de Estados Unidos. Y se recuerda al mismo tiempo, con toda objetividad, que en el pasado una Rusia fuerte utilizó su predominio a favor de sí misma, lo cual permite pensar que al recuperar su antiguo poderío podría convertirse nuevamente en una amenaza.
Así razonan los chinos, prosigue el comentario. El hecho que Putin siga siendo partidario de la idea «obsoleta de las zonas de influencia» podría implicar fricciones con China. Pero como la China actual es mucho más fuerte que la del siglo XIX o la del siglo XX y además coopera con Rusia en el seno de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), la amenaza queda excluida. El comentario señala que, en un futuro previsible, la mayor presión en los planos geopolítico, ideológico y estratégico partiría de Occidente, dominado por Estados Unidos. China se opone a ello y es favorable a un mundo multipolar. Una Rusia fuerte podría acelerar ese proceso, lo cual conduciría a un mundo fundamentalmente mejor que el mundo unipolar bajo la dirección de Estados Unidos.
La injerencia occidental en el golpe de Estado de Kiev
La conversación telefónica entre la secretaria adjunta del Departamento de Estado, Victoria Nuland, y el embajador de Estados Unidos en Kiev, Jeffrey Pyatt, que se reveló en internet el 8 de febrero de 2014 [3], muestra cómo Estados Unidos dirigió todo entre bambalinas durante el golpe de Estado. Conforme al guion de Washington «solo uno de los 3 lacayos», o sea Yatseniuk, debería estar en el nuevo gobierno porque la señora Nuland lo había puesto en posición para ello –actualmente Yatseniuk es, en efecto, el jefe del gobierno transitorio). Nuland insiste también en la necesidad de seguir «trabajando» a Klichko y se llega a la conclusión de que lo que debe hacer el boxeador es movilizar a las masas ucranianas y dedicarse después a «sus asuntos».
Victoria Nuland agregó además su famoso «Fuck the EU!» [4] y que los muchachos de Ban Ki-moon (el secretario general de la ONU) y Robert Serry (el relator especial para Crimea) serían de utilidad para unir a la oposición ucraniana. Para la señora Nuland y el embajador de Estados Unidos «sólo tendríamos que tratar de encontrar alguien con un personalidad internacional» para respaldar la conspiración. (En este momento, la Alianza Democrática por las Reformas, encabezada por Klichko, rechaza participar en el gobierno, lo cual indica que se agrandan las divergencias con el partido de Yatseniuk.)
Es verdaderamente sorprendente comprobar con cuanto descaro altos representantes de «Occidente» se apresuraron, inmediatamente después de las primeras manifestaciones, a viajar a Ucrania, donde, imitando al presidente Obama y a otros jefes de Estado occidentales, lanzaron declaraciones de respaldo a los grupos que se declaraban de oposición. Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN, repetían todos el mismo argumento de que Ucrania debía decidir por sí misma unirse a esta o aquella organización occidental, por supuesto, incluyendo la OTAN.
La conversación telefónica, igualmente interceptada y publicada, entre Catherine Ashton, Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, y el ministro de Relaciones Exteriores de Estonia, Urmas Paet, permite concluir que probablemente no fue el presidente [ucraniano] Victor Yanukovich el responsable de los disparos en la plaza Maidan sino individuos que actualmente son miembros del gobierno de transición [5]. Estos últimos son por lo tanto sospechosos de haber ordenado a los francotiradores que dispararan al mismo tiempo contra la policía (15 muertos) y contra los manifestantes (varias decenas de muertos) probablemente para provocar la cólera popular en contra de Yanukovich. [En la conversación interceptada y revelada] el ministro de Relaciones Exteriores de Estonia decía literalmente:
«…es muy preocupante que ahora los de la nueva coalición no quieran investigar qué fue lo que pasó exactamente.»
Y Ashton, aparentemente confusa, le responde:
«Yo pienso que tenemos, efectivamente, que investigar. Quiero decir… No me habían hablado de esta historia. Es muy interesante… ¡Vaya…!» [6]
El ministerio de Relaciones Exteriores de Estonia ha confirmado la autenticidad de esta conversación telefónica aunque afirmando y a la vez que las palabras del ministro no implicaban que la oposición [ucraniana] fuese responsable [de los asesinatos de Maidan]. Pero, hasta el momento, han fracasado todos los intentos por lograr que los cuerpos de los policías muertos sean examinados por expertos neutrales, a pesar de que ese tipo de examen permitía comprobar si murieron víctimas de las mismas armas que los manifestantes. Por consiguiente, el gobierno provisional [ucraniano] sigue estando bajo sospecha.
Por su parte, el [diario suizo] Neue Zürcher Zeitung encontró «vergonzoso» que los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania y Francia no participaran en el ostensible respaldo a la revuelta. Sin embargo, en su edición del 14 de marzo de 2014, el mismo diario señala que uno de los opositores más ruidosos y violentos era Svoboda, un partido de extrema derecha cuyo jefe, Oleg Tyanibok, había difundido en 2003 el siguiente llamado:
«¡Agarren ustedes los fusiles, luchen los cochinos rusos, contra los alemanes, contra los cochinos judíos y contra toda la basura!»
Agrega el corresponsal del Neue Zürcher Zeitung que el Tyanibok con quien él mismo tuvo ocasión de reunirse en las últimas semanas no parece mucho más sereno.
En diciembre de 2013, el senador estadounidense John McCain estuvo en Ucrania, al igual que muchas otras personalidades occidentales. Allí participó McCain en un encuentro que Tyanibok y con los demás dirigentes de Svoboda [7]. Y es poco probable que les hayan hablado de democracia. Lo más seguro es que hayan conversado sobre cómo derrocar el gobierno y de qué manera podían ayudar –tanto la fundación que dirige el propio McCain como el gobierno mismo de Estados Unidos– en el plano financiero y al mismo tiempo con consejos y con acciones.
Parece que este emisario estadounidense presionó fuertemente a todos los grupos para que todo fuera por el buen camino y posteriormente para que los observadores occidentales que querían ver de cerca la votación de Crimea renunciaran a hacerlo, a pesar de que Putin había invitado a la OSCE (la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) a enviar observadores a la península.
Svoboda tiene un viceprimer ministro y 2 ministros en el gobierno de transición, que cuenta 21 ministros en total, y cuenta además con varios altos funcionarios como el Fiscal General [8]. En el parlamento, que cuenta 450 diputados, Svoboda dispone de 36 escaños. Otro ministro es miembro de otro partido de extrema derecha.
Otra organización de extrema derecha, «Pravy Sektor» (Sector Derecho), designó a su presidente, Dimitri Yarosh, como candidato a la presidencia de Ucrania. «Pravy Sektor» jugó un papel de primer plano en el golpe de Estado de Kiev a través del grupo paramilitar UNA-UNOS, cuyos miembros incluso lucharon contra los rusos en Chechenia.
Preguntas provocadoras
– ¿Hay algo de «criticable» en el hecho que el ministro ruso de Relaciones Exteriores no haya visitado a los partidos que se pronuncian por la independencia de Escocia, por la salida de Inglaterra de la Unión Europea o por la secesión de Cataluña –en España– para estimularlos?
– ¿Por qué el presidente Putin no hace constantemente declaraciones sobre los problemas internos de esos 3 Estados soberanos?
– ¿Cómo reaccionaría «Occidente» ante ese tipo de injerencia?
– ¿Cómo habrían reaccionado Estados Unidos y la OTAN si Rusia hubiese fundado una CATO (Caribbean Treaty Organisation, o sea «Organización del Tratado Caribeño»), con países como Cuba, Venezuela y Bolivia como miembros, y si Rusia instalara en Cuba «escudo antimisiles» para interceptar «misiles iraníes»? [9]
– ¿Existe una diferencia fundamental entre el comportamiento de «Occidente» en el caso de Ucrania y el de Rusia en los casos ficticios que acabamos de describir?
Es evidente que la Suiza neutral no puede participar en la adopción de medidas por ninguna de las partes implicadas en la actual crisis.
Incluso sin la condición previa de la neutralidad característica de nuestro país, Suiza no tendría en este conflicto absolutamente ninguna razón para respaldar a Estados Unidos, ya que este último abusa desde hace años de su poder económico para obligarnos a adoptar sus leyes y a aplicarlas en nuestro país.
Por esa razón, este servidor espera que el orden mundial que China defiende llegue a concretarse en un futuro próximo.
El autor cita entre otras fuentes:
www.mmo-champion.com/threads/1444332-Ukraine/page3
http://www.businessinsider.com/john-mccain-meets-oleh-tyahnybok-in-ukraine-2013-12
www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-4452331,00.html
http://defendinghistory.com/24818/24818#more-24818
http://gatesofvienna.net/2013/12/things-are-not-what-they-seem/
[1] Intervención de Mohammad Mahatir, primer ministro de Malasia, en ocasión de 10ª Cumbre de la Organización de la Conferencia Islámica, 16 de octubre de 2003, Putrajaya, Malasia.
[2] Mohammad Mahatir ya criticaba desde hace mucho esta “coincidencia” entre intereses económicos y supuestos «valores occidentales».
[3] «Conversación entre la secretaria de Estado adjunta y el embajador de Estados Unidos en Ucrania», Red Voltaire, 8 de febrero de 2014.
[4] En español castizo: «¡Que le den por el culo a la Unión Europea!» Nota del Traductor.
[5] «Propaganda sobre Ucrania y francotiradores misteriosos», Red Voltaire, 6 de marzo de 2014.
[6] «La agenda secreta de Catherine Ashton y Victoria Nuland», por Wayne Madsen, Strategic Culture Foundation/Red Voltaire, 27 de marzo de 2014.
[7] «John McCain Went To Ukraine And Stood On Stage With A Man Accused Of Being An Anti-Semitic Neo-Nazi», por Adam Taylor, Business Insider, 16 de diciembre de 2013.
[8] «¿Quiénes son los nazis en el gobierno ucraniano?», Thierry Meyssan, Red Voltaire, 3 de marzo de 2014.
[9] En 1962, cuando la Unión Soviética instaló en Cuba, a 90 millas náuticas de las costas de Estados Unidos, unos cuantos misiles nucleares, Estados Unidos amenazó con desatar una guerra. En aquella época, todo el mundo pareció comprender aquella reacción.
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